viernes, 15 de marzo de 2024

JAZZ BLANCO — B*R*U*T*A*L

 

Portada de tantas que hay. El
aventajado "alumno" de ROSS
MCDONNALD concluye su
explosiva Tetralogía de Los
Ángeles con esta novela

Una destacable característica de las novelas de JAMES ELLROY (¡aclamad al escritor!), es que incluyen una lección de Historia sobre Tinseltown y sus asombrosos vericuetos de corrupción y delito. Traspasa el ámbito habitual de esta literatura, ceñida al crimen. Retrata sus numerosos niveles, incluyendo la homofobia y el racismo como elementos hasta decisivos de ese gigantesco decorado rodado por Hollywood. Añade el jugoso cotilleo del glamouroso mundo del oropel y las lentejuelas de los grandes estudios y sus fulgurantes estrellas, creando una colosal simbiosis entre la policía, la política y el delito.

Ser hoy astro y mañana escoria dependía del capricho de un abusivo directivo de estudio, o un escándalo sexual. Eso sigue igual; empero la distancia en los años y el cuidado como procuraban presentar a las estrellas, avalados por campañas publicitarias que aupaban o hundían con idéntica premura o diligencia, hacen que parezca cosa impropia de una ciudad y un mainstream que generaba falsas imágenes soñadoras de otra-realidad donde quisiéramos despertar. Todo níveo, regulado, sin pasiones abruptas, buenos vecinos.

Retrato de una Patriótica Norteamérica Protestante, Blanca, Conservadora, medidamente xenófoba, que apenas tolera(ba) a los negros e hispanos y podía permitirse mirar con altivez a diversos países europeos. Cultivaba su supremacía aprisa; delineaba el asalto a la Luna mientras se embarbascaba en Corea, calentamiento a Vietnam (como refiere GRAHAM GREENE en EL AMERICANO IMPASIBLE) y sostenía el colosal pulso contra la Amenaza Roja. Complejo país, carcomido por miserias que cada día le costaba más Más MÁS ocultar.

JAMES ELLROY sonriente. Un
escritor tardío pero de profusa
producción, obsesionado con la
historia de su ciudad y, cómo no,
LA DALIA NEGRA.
No, Ellroy no es poetastro gótico
bujarrón quejica niño lloreras que
así cree haberlo hecho ya todo.
Este hombre trabaja en firme

Ellroy las desnuda sin compasión pero no por un afán de morbo, sino de desmitificar una época que se hacía más daño al vivir en ese embuste de Hollywood, uno atacado a partes iguales por el FBI y una prensa amarilla que sí quería desgarrar las entrañas del negocio que la alimentaba. Piensa que, mostrando la carnal mortalidad de esas falibles figuras, las obligará a ser honestas consigo mismas y los demás, ajustando las lentes de la percepción, aceptando nuestras limitaciones, confiando podamos superarlas.

El reino rutilante que ocultaba la homoX de ROCK HUDSON o el sadomaso de JAMES DEAN le parece hasta injurioso; creó unos mitos irreales donde la gente anheló reflejarse, negando la dolorosa realidad de su imposibilidad. La puta perra vida: se encarga de tirarnos al fango desde este idealizado pedestal de nuestra concepción. Y eso duele.

De cuantas llevo leídas, Jazz Blanco, colofón a la Tetralogía de Los Ángeles, es la más brutal. El protagonista, un teniente corrupto del LAPD, asesino a sueldo de SAM GIANCANA, como antes lo fuera de MICKEY COHEN, empieza siendo sujeto sin escrúpulos, aunque con leves accesos de remordimientos y profesionalidad. Acepta la podredumbre que lo roe (el deseo incestuoso de poseer a su hermana, MEG), que intenta anestesiar con las conductas delictivas, racismos, homofobias de baja intensidad, codicia.

Y ¿qué tenemos aquí? ¡Si ficha 
policial de juventud! Menudo era
de joven... según confiesa en
 la
biográfica MIS RINCONES
OSCUROS

DAVE KLEIN es producto de su época, personaje fascinador por sus grados de corrupción y en cuyas garras temerías caer. Envuelto en la lucha de poder por la fiscalía, entre demócratas y republicanos, y sabedores sus superiores de su pertenencia al Reverso Tenebroso, uno y otro bando procuran explotarle en su beneficio. Klein sin embargo encuentra ese punto de inflexión (los traficantes de drogas armenios, que le tocan la fibra y él mismo ignora el motivo de tal animadversión; el amor que brota entre él y una actriz de segunda fila) y empieza a ascender, aunque el gigantesco lastre de su vida delictiva es un peso tal que sigue tirando de él hacia el légamo pútrido del que viene.

Hipocresía, ambiciones, delito, explícita violencia cruda, contiene esta eléctrica novela de poderoso lenguaje literario “a martillazos”, donde consta aun una velada referencia a VAMPIRA, ED WOOD y BELA LUGOSHI, mediante la recreación de una ínfima película al estilo del inefable director mas financiada por Cohen, futuro confidente del FBI.