Un poco de humor, que aún así refleja la trascendencia del filme "que parodian" |
El parásito real corteja, cuida y mima a
los Grandes Poderes que mueven el mundo. Por tanto, el cine no podía despreciar
una inagotable fuente de tramas como es el Diablo (bajo cualquiera de sus alias), encontrando después la forma
de conjurar las críticas que recibiera de encumbrar a un personaje maldito capaz
de influir de forma negativa en público “vulnerable”. Hacen una película “de
santos”, y lo compensan.
A voleo, veamos algunos (y afamados)
ejemplos de esta “maléfica” asociación:
EL EXORCISTA sugiere ser el más popular. Lo curioso de
este filme es que se basa en un caso real en Nueva York de 1947. Imagino que
WILLIAM PETER BLATTY alteró los hechos por no reabrir heridas (eso que los
pedantes actuales llaman “retraumatizar”)… y evitar pagar derechos de algún
tipo. Lo cierto es que la cinta hasta propició varios suicidios. De pronto,
espectadores más/menos susceptibles descubrieron su indefensión contra un
invasor sobrenatural. Bueno, según la liturgia, matándote te condenas al Infierno.
Es desasosegante metraje radica su fuerza en ese elemento suicida: no puedes
impedir la invasión infernal salvo intervención católica. (Por cierto es así.
Los exorcismos de otras religiones carecen de la eficacia del católico.)
EL CORAZÓN DE ÁNGEL apunto a continuación. Vi en días
sucesivos esta película de ALAN PARKER y El exorcista. Me impactó más la
imaginería visual por la cual discurre MICKEY ROURKE, que tiene tanto de BLADE
RUNNER, según se busca a sí mismo víctima de una retorcida tortura del
Diablo al que debe abonar su alma. Refresca el mito de FAUSTO encarnado por un
desaseado private detective que peca como nadie de arrogante, pues pensó
que burlaría al Diablo gracias a sus elevadas dotes de nigromante (no se
arranca de las profundidades infernales al Diablo fácilmente) eludiendo tributarle.
De eso, nada. Más sabe el Diablo por viejo…
Tenebrosa y retorcida, como debe ser toda estrategia del DIABLO cuando decide perderte y para siempre |
LA SEMILLA DEL DIABLO toca un tema recurrente (y no sé cuánto de
absurdo): si Dios tuvo un Hijo, JESÚS, no puede ser menos LUCIFER. No sé si por
la misma jactancia que le arrojó de los Cielos… o porque sus acólitos quieren
verle pater. (Véase también LITTLE NICKY.) Suena a ansia hasta
pueril por llevar la siniestra a la Iglesia y al Pancreator. Retorcimiento
del mito de Fausto, aunque esta vez el que pacta entrega a su esposa para que la
impregnen con el Hijo del Diablo. No sé si Dios consentiría que una inocente sufriera
ese proceso. O quizás sí, por lo leído. Así luego daría tal épico escarmiento a
los audaces que lo lamentarían eternamente. Como las previas, es la atmósfera
lo que prende de esta cinta. Qué duda implantan.
LA PROFECÍA se sugiere como secuela, i desarrollo, del
BEBÉ DE ROSEMARY. Encaloman de tapadillo al Hijo del Diablo a un diplomático
maduro que ve cómo perecen (otra constante: la muerte por etapas de los
participantes en las películas, en la ficción o la realidad) sucesivos testigos
o personas “en el secreto”, o que pueden impedir la criatura se encarne en el
Destructor de Mundos que augura el Apocalipsis. De vuelta al suspense,
al misterio, la duda, la atmósfera.
No tendrá la repercusión de las citadas en el artículo. Ya le cuesta hasta ser cinta de acción que tontea con el fantástico incluso... |
EL FIN DE LOS DÍAS rompe el esquema. El forzudo contra El
Enemigo Eterno. Una revisión actual me muestra que es un argumento fallido,
porque las películas citadas se respaldaban en la atmósfera, la superstición,
la religión, el “y si…”. De hecho, El fin de los días no creo supere el
paso del tiempo como las precedentes hacen, porque es una cinta de acción que podría
encuadrarse como una andanza de CONAN EL BÁRBARO: un guerrero más/menos avezado
se enfrenta a un ente sobrenatural al que consigue vencer. No hay terror o
angustia, indefensión al estilo de El exorcista o El corazón de Ángel.
Con mayores o menores recursos, el cine ha cuidado del Diablo tan bien como le ha sido posible. Puede mostrarle derrotado, pero es el Diablo quien ríe el último, porque ¿no ha dejado una inquietante estampa desasosegante de sí en el espectador?