Cubierta edición española. Bueno, el reclamo del bikini pata vender libros de una historia que va muy cortita de maravillas y ambición. Y aunque lo parezca, no es ciencia ficción. Es una tesis novelada |
Adaptaron al cine esta novela de COLIN
WILSON. Espero supere esta mediocre historia sin carisma, carente de ambición e
incisión, relatada con un átono estilo “académico” que empero debe excitar a los lectores amantes
de lo convencional. Que considerarán “ciencia ficción ortodoxa” esta obra; para el resto: es tediosa.
Pretextando es ciencia ficción (en verdad, un
empleo bastardo del género), Los vampiros del espacio es realmente pretenciosa
tesis sobre conductas vampíricas en las relaciones humanas; canibaliza DRÁCULA
sin empacho. En la introducción, Wilson se solaza de su relación con AUGUST
DERLETH (ese que depredó los cuentos de H. P. LOVECRAFT, como LIN CARTER y
SPRAGUE DE CAMP vampirizaron a ROBERT E. HOWARD) y de cómo comentaron este desaprovechado
relato años atrás. Induce sospecha ‘perseguía’ honrar la memoria (literaria)
del SOLITARIO DE PROVIDENCE haciendo referencias al horror oriundo del espacio
y que encaja en nuestras religiones, cultura o supersticiones como entes divinizados distorsionados por
la incapacidad de explicar los cohetes o transportes aún más elaborados o
exóticos, como la transmisión de un planeta a otro de la energía física-ánima mediante
la voluntad.
Tratando de justificarse, Wilson centra su trama
en 2072, en una Gran Bretaña que es la potencia de la exploración del
Sistema Solar. Mucha fantasía es esa, correcto, pero hasta la fantasía ostenta
reglas que siguen su propia lógica interna. Y aquí, falla. Ejemplo de la
mediocridad de Wilson: noticia como es el Primer Contacto… ¡desprecia darle la mundial
relevancia debida! Soslaya su colosal efecto mediático. Tampoco cita la
salacidad estadounidense (o rusa, o china…) para tamaño caso (avances militares
técnicos, médicos). Y dudo que Wilson intentara ser irónico al dar tal
relevancia a su país.
Además, su Inglaterra suprema en el espacio
vive como en el 1975 de publicación del libro. De lástima cita fantabulosas
aleaciones, medicinas; no hay desbocados medios de comunicación (redes
sociales) o profundas transformaciones socioeconómicas, como sí refleja el cyberpunk.
Todo desprende un pasivo/flemático carácter británico en que lo más urgente
puede esperar a mañana, sobre la hora del té. ¿Que abducen al Primer Ministro
estas criaturas que encuentran a la deriva entre la Luna y Marte en su gigantesca
nave dañada por impactos meteóricos? ¡No corre prisa exorcizarlo, caramba! Menos
urge capturar a los que consiguieron escapar, y ahora drenan fuerza vital a
media nación.
Un tío que podría provocar una guerra
nuclear, dándole un arrebato destructivo por mor del control del alien, o tomar
decisiones que afecten de forma radical (prisión, ejecución) a los nada
carismáticos protagonistas (ese puto OLOF CARLSEN, ¡qué tirria le coges, por su
endiosamiento, y que acaba siendo recipiente de un ente policial-espacial, en
un final socorrido/vomitivo Deux ex Machina que remacha la insuficiencia
del autor), ahí está: a beber whisky. ¿Tensión dramática en la obra? NINGUNA. ¿Medidas
para detener una ominosa amenaza de carácter tan peligroso como singular? Las
pensaremos. Mañana.
La citada adaptación de una novela que pudo transcurrir en el siglo XIX (aun el XX) y encajar mejor a sus actuales presupuestos de mediocridad |
Lo fundamental es que el estomagante HANS
FALLADA afirme que la estabilidad de las parejas sadomaso es óptima (Wilson lo
reitera en varios pasajes, ¿revelando sus gustos privados?) e insistir en que
esto es su Drácula siglo XXI. Paradigma: viajan a Suecia a
entrevistarse con esa suerte de añejo VAN HELSING anacoreta, que vive de sorber
de tres muchachas su energía vital, y vuelven a Gran Bretaña contentos por
haber soltado tonterías a mansalva, para ver cómo apresan a los entes. Sin
prisas. Merendar, primero.
Inverosímil que el Poseso Primer Ministro solicite regresen las naves enviadas a explorar el derelicto hogar de los restantes vampiros estelares “en coma”, pues lo que le interesa es… ¡les rescaten para darse en conjunto un salvaje festín con la Humanidad! Cosas como esta, propias del carácter del predador, Wilson las soslaya, ignora, omite. Son lógicos detalles fundamentales que denotan la medianía (a la baja) de esta historia. Más le pone restregarnos que una secretaria pasó a limpio sus grandilocuentes vulgaridades.