viernes, 2 de agosto de 2024

SNAKE EYES — TRAMPOSO TRUMP

 

Afiche. El karma te la tiene 
preparada, RICK. Vas pensando
en forrarte con tus trapicheos...
y acabas envuelto en un complot
donde te toman por tonto

RICK SANTORO, policía corrupto de Atlantic City, trapichea por el fastuoso escenario inflamado de un combate de boxeo que resultará marco de un complot de asesinato. Un Senador suspicaz con un programa de defensa acaba agujereado justo cuando una alarmada empleada íntegra de la empresa encargada de crear un sistema de defensivo infalible le notifica cómo le han embromado con estadísticas falsas y pruebas amañadas.

El encargado de la Armada de proteger al Senador eligió de soporte local a Santoro, viejo amigo, porque sabe es corrupto, maleable, sobornable. Eso acaba descubriendo Santoro durante la investigación del crimen. La frustración, la ira, la ofendida dignidad restante, hacen de Santoro lo inesperado: actuar como debe, desconcertando a DUNNE, quien, como todos los canallas, apela al patriotismo (o al nazionalismo, ya que estamos) para justificar sus actos/ganarse a Santoro.

Ricky, el sistema de defensa sólo necesita algo más de tiempo, ajustes… e inyección de capital estatal para terminar funcionando. El Senador era un obstáculo. Rick otro, si decide no colaborar patrióticamente. De todos modos, Santoro intuye que su existencia peligra, por todo cuanto ha ido descubriendo (la espiral conspirativa alcanza lejos/a numerosos implicados). Como sea: lo dejarán listo de papeles esa misma velada.

BRIAN DE PALMA rueda la historia apelando a otro querido argumento de la ficción: el mal hombre bueno que repudia un extremo de corrupción obsceno hasta para él. Planta ahí la barrera, y jamás la superará. Sin importar el coste. El Gobierno materializa las amenazas de Dunne: destruye a Santoro enjuiciándolo por corrupción, y de héroe que desvela una tremenda conspiración, pasa a ser paria perseguido por los medios.

Los amigotes están para algo, debe pensar el
oficial DUNNE, complacido viendo la payasesca
actuación de su involuntario corrupto cómplice

El Poder no tiene sentido del humor o la dignidad, no como Santoro, quien pierde el mundo, salvando su alma a cambio. Esa es otra corrupción examinada en la cinta: cómo explotan los sentimientos de camaradería y patriotismo de un abnegado oficial. Unas cuantas hábiles palabras, mostrarle que el sacrificio exigido no sólo es tolerable, sino deseable, y convierten a un hombre honrado en un perverso elemento cuya vida queda tan comprometida como la de Santoro.

Porque estas conspiraciones son así; Dunne supone un fleco que convendría cortar, pues un día descubriría los tejemanejes sin escrúpulos del industrial, que no busca crear un cohete infalible, sino enriquecerse gracias al Gobierno, las víctimas. Me prostituyo para conseguir ese Arma infalible, ¿y descubro que el tío es un bastardo ladrón? Yo, ¡confieso! Ese sentido del deber que le hizo asesino le impulsará a delatar. Una Administración plagada de corruptos en altos niveles, que quieren su tajada del presupuesto, no puede permitir semejantes cruzados de ningún modo.

No es casual que la dama de bianco vista ese color;
es si sigul de la decencia en este turbio asunto...

Para desviar astutos recelos, escogen como ejecutor a un agente de ascendencia árabe, al cual sacrifican. Los Estados Unidos tiene en el Mundo Islámico un implacable enemigo, y sería por tanto natural que un moro abata a un político estadounidense de tal nivel.

Snake Eyes parece hablar del futurible Presidente de los Estados Unidos de las Américas. DONALD Trump sufrió hace poco un atentado… sobre el cual crecen constantes dudas y sospechas. La herida no resiste una prueba forense. Del atacante sólo sabemos paseó por las azoteas con su panoplia en ristre; no hay informes sobre motivaciones, políticas, morales, o religiosas, que le impulsaran disparar sobre el inefable candidato desde ciento veinte metros de distancia con un Arma carente de esa precisión. Sí sabemos que, de inmediato, el ensangrentado candidato sale puño comunista en alto pidiendo pelea. Pero su herida (un rasguño) empieza a parecer autoinfligida, la sangre de películas incluso...

,,,en oposición a esta dama de rojo (color de la
pasión, advertencia de la sangre a derramar), la
embaucadora puesta ahí ex profeso para liarla

Estas cosas enseguida resbalan a lo conspiparanoide, y más cuando los elementos en danza permiten acumular recelos, sospechas, dudas. (He descubierto que, cuanto más absurda una conspipa, más real puede ser. Y más, cuando el Estado pone intenso empeño y “pruebas” para reforzar la “investigación oficial”.) Trump es de tal caradura-catadura moral que puede haber forjado este atentado para enardecer un fanatipolarizado electorado (de nula capacidad para cuestionar, además), y garantizar su triunfo. Faltó el moro, quizás por pensar ya sería demasiado evidente; no obstante, siempre hay un moderno LEE HARVEY OSWALD cuyas motivaciones siguen fabricando.

Trump tiró los dados; esperemos salga snake eyes.