Versión BERNIE WRIGHTSON del cartel con que también participamos en la efemérides |
Recuerdo mi infancia e ir el 1º de
Noviembre al cementerio a ver las frías lápidas inscritas con fechas y nombres
que no significaban nada; la ocupaban parientes largo tiempo muertos y sólo
afectaba su recuerdo a mis padres. Siempre esos días eran nublados, con vagos harapos
de niebla incluso alguna vez. Propio escenario de un filme de la Hammer,
con VINCENT PRICE rondando por allí. La solemnidad del camposanto, el rumor de conversaciones
de otros que iban a visitar lápidas o panteones, que parecían de lejos piezas
de ajedrez empero del color bianco nada más: dominaba el asunto.
Un día mi padre vio la inutilidad de
desperdiciar un festivo (o parte temprana de él) en un ritual de difuso sentido
y zanjó lo de visitar mudas lápidas ingratas que adornaban con flores esquivando
contestar a cambio peliagudas preguntas como: ¿Cómo es el Más Allá? ¿Hay en verdad
Infierno; Paraíso? ¿Purgatorio? ¿Limbo; La Nada?
Los ocupantes de nichos o tumbas podían dar
la Respuesta Definitiva, la cual condicionaría nuestra conducta en vida enormemente.
Fijo. Sin embargo, racaneaban la réplica porque… los muertos callan para
siempre.
La celebración del pagano Halloween foráneo
que nos han inyectado en vena en plan salvaje/comercial, copiando el ejemplo
ricano que impregna sus sitcoms o películas, en realidad apenas difiere de
nuestra más religiosa versión; reconocen la Imponencia de la Muerte. Mientras
nosotros tratamos de rendir tributo a gente bajo piedras que en vida ni
soportábamos, los anglos festejan el espanto y la Muerte disfrazándola para procurar
zafarse del cerval Miedo al Gran Tránsito, a la Incertidumbre postmortem.
Lo nuestro es más considerado/sobrio. Somos
más conscientes del Gran Tránsito.
Halloween: pánico desbordante disfrazado de truco o trato.
Ah, sí: los ateos que criminalizan la Navidad (o cualquier fiesta religiosa por ser cristiana) deben recordar que Halloween ES fiesta religiosa… aunque pagana. No se puede estar contra un culto y abrazar otro, pues así reconoce la importancia de la religión, aunque sea pagana. Eso es de hipócritas.