Afiche. Disney a cinco minutos de empezar a destrozarlo todo con su dictatorial ideario WOKE. Eso la salva |
…un escritor inglés, MICHAEL MOORCOCK, que
destacó su obra por cuestionar el papel del malo; su malo era un ser anómalo
dentro del común humano, de su especie incluso. Lo diferencia: cuestionar los
valores que le habían inculcado como buenos sus coetáneos. Cuestionarlos… e
incluso oponerse vivamente a ellos.
Antes de Moorcock, a grandes rasgos
ensamblaba al género sword against sorcery un concepto artúrico. Un
personaje más/menos pícaro, violento, salvaje, luchaba contra una amenaza
sobrenatural de diverso grado, empero era indiscutible su adscripción al Mal
Absoluto. Moorcock cambia eso: sugiere al lector que el bueno tiene tantas
gradaciones de gris Grey que imprime la duda. Hasta el malo, a menos que sea un
sayón por completo depravado o vil, tributo a la naturaleza esencial del
género, tiene esas gradaciones que desvirtúan su infamia. Es como una máquina consciente
de que su hacer es incorrecto, mas el Azar o el Avatar le ha estigmatizado con
ese rol y ¡no puede proceder de distinto modo!, pese a sus esfuerzos (ARIOCO).
ANGELINA JOLIÉ se empeña en conseguir un
redondo espectáculo que regenere de forma más benévola al personaje satanizado
por la leyenda cuentística y la adaptación animada Disney (preWOKE)… más
Moorcock. De nuevo nos atan conceptos maniqueos que funcionan desde el albor de
los tiempos, aunque una (moderada) revisión de sus postulados tampoco la
perjudica; aun puede beneficiarla.
La reina en su laberinto, un símbolo de lo tortuoso de sus propios sentimientos encontrados |
Maléfica no obstante tiende a valorarse sólo como un importante espectáculo visual barroco más que como una elaborada historia decidida a reescribir una idea folclórica cuyo origen procede vete a saber de cuándo en el acervo popular. Puede hasta sugerirse modificación de la leyenda griega de MEDUSA.
En esta transformación, ANDRÓMEDA está encadenada al sueño eterno hasta
que la libere un beso de amor puro/verdadero. Andrómeda yace en el corazón de
un espinoso dédalo, a cuyo centro el príncipe (PERSEO) llega abriéndose paso a
mandobles, adaptación de la decapitación de Medusa, siendo los tallos espinosos
su cabellera de sierpes. El icor venenoso de los sarmientos el poder para
petrificar de la mirada de Medusa.
El Mal no tiene precisamente la faz que se le suele atribuir, aunque sabemos que sí, así puede ser, y peor. El pánico consciente de sus pérfidas acciones, amplía su efecto devastador |
Concluí la reseña, aunque quiero destacar
otros sugestivos elementos. Cierto; se acaba todo cuando resaltas que la
importancia del filme reposa en su vertiente visual (complementado por el
atavío fetish de Maléfica, que cornamenta aparte —peculiar detalle éste,
que la emparenta con CARNUM, dios celta de la fertilidad—, la hermana con
MORTICIA ADAMS). Es entretenida película amable, de buen ver, con el mensaje de
que las apariencias engañan, y los seres en apariencia malvados lo son sólo
porque el populux así lo ha decidido al proceder de otro ámbito, de afuera de
la hoguera tribal del campamento, siendo errado concepto miope. Esto lo
arrastraremos hasta nuestro destino, las estrellas, y el fin de la eternidad,
más allá de la Cúpula del Trueno incluso.
Otra faceta de Maléfica es que se trata de un ancestral mito pagano enraizado aun con DANU, que acaba enfrentada a la invasora Humanidad cristiana (STEFAN su principal heraldo) aunque al principio compartan hasta momentos idílicos. La codicia (el ansia de evangelizar a todo Cristo) traiciona luego ese amor (la unión del Hombre con su origen salvaje) y se empeña en proscribir a su antiguo afecto sólo para poder continuar sin tacha dentro de la tribu. Este detalle emparenta a Maléfica con EXCALIBUR, la cinta de JOHN BOORMAN, donde el regidor despunta estos elementos: MERLIN lamenta el retroceso de sus deidades paganas ante al influjo del único Dios-Hombre JESUCRISTO.
Consejero, aliado, amigo, conciencia crítica... hasta MALÉFICA necesita la voz de PEPITO GRILLO para moderar su venganza |
Sin embargo, la
ironía reposa en que un elemento pagano (la espada) brinda el triunfo a ARTURO,
a su vez hijo (bastardo) de un hechizo. La durandina aquí es el primigenio amor,
el beso que da Maléfica por leal cariño a la BELLA DURMIENTE, liberándola de su
misma maldición, cuando todo recurso civilizado fracasa con resonante
estrépito.
Así valorado, Maléfica es mucho más interesante, ¿verdad?