Afiche. Esto de la pulcra bola de metal, pinchos y taladros aparte, ¿es un elíptico homenaje a ROLLERBALL (la buena)? |
Sospecho TERRORÍFICAMENTE MUERTOS estimuló
sobremanera a DON COSCARELLI ‘obligándolo’ a imitar SAM RAIMI (a quien cita en plan
homenaje en cierto macabro momento de la cinta) y añadir esta secuela de su
onírica saga. Coscarelli no es un gran director, bastante competente sin duda;
quizás la impericia dominara sus primeros filmes, empero halló excelente
fórmula para disimular sus deficiencias y encajárselas al público sugiriéndolas
aciertos: esto son pesadillas.
Los sueños son incongruentes per se y ¿quién diablos puede criticar un sueño; mejor, su incoherencia? ¿No podemos hasta volar si lo desea el extraño y desconocido mecanismo de los onirismos (tengan o no significado premonitorio o sexual)? Por eso, Coscarelli te deja en la tesitura de decidir si lo que ves es en gran medida una realidad que enlaza de modo fantabuloso con la imaginación o, por el contrario: nuestros vagabundos héroes, a la caza del aterrador/inefable Hombre Alto, agonizan tirados en una cuneta, o “viven” sobre la losa de una funeraria esos cinco o seis segundos que el cerebro tarda aún en apagarse por completo, inmersos en una aterradora fantasía plagada de violentos seres deformes de dimensión adyacente, antes de ser embalsamados.
Atraería a PHILIP K DICK sin duda este
supuesto, un escritor alucinado que siempre andaba cuestionando la realidad (la
suya, primero) y adjudicando vidas e identidades paralelas a sus personajes.
No sé si la norma aún opera, pero en
tiempos de Coscarelli y Raimi aducían que la mejor manera de recaudar dinero en
el cine era filmando una cinta de terror. Argumento ligero, a grandes rachas
estúpido (no en estos casos referidos), amigotes de secundarios, algún órdago
sexual y raudales de sangre, navajazos, tripas por el pavimento. Y muchas dosis
de susto con suspense de aderezo.
El equipo de demolición recorre los desolados pagos de EE.UU. parta enfrentar la más peculiar amenaza vecinal que se pueda imaginar |
Entre los amigotes podría haber uno
inesperadamente talentoso que despuntara, siendo capaz de dignificar la
película, teniendo posterior ambigua suerte en el mundo del cine, caso de
querer labrarse carrera en el celuloide. Hasta propiciar secuela y todo eso.
Con esa supuesta influencia de EVIL DEAD
II, las propias señas de identidad de Phantams, Coscarelli recupera
para la acción al heroico heladero REGGIE, quien, al estilo de ASH, entra en una ferretería y, junto a su perceptivo pupilo, la
vara de zahorí que les guía a través de esos marginales condados y pueblos
fantasma de Estados Unidos tan aludidos por STEPHEN KING, en pos del Hombre
Alto según cosecha difuntos en campos santos, se fabrican una panoplia casera
que incluye lanzallamas y una molona “chata” de cuatro cañones (dos unidas por
bridas) que piensas: con esto el tío parte el alma al Hombre Alto y a su
puñetera madre; qué caña puede dar. Mas se limita a una cuádruple descarga y
tira el valioso artefacto. ¡Estando aún en plena zona de peligro!
El cine de terror tiene cantidad de afectos donde no me incluyo. Soy de los que lo repudia; eso no excluye que sepa reconocer la imaginativa calidad o interés de algunas cintas, como las nombradas.
El cine de terror se basa, ardides primitivos de susto e impresión aparte, en
una sucesión de imbecilidades que los personajes que aparecen cometen con
completa alegría y desprecio de sus vidas. Ese absurdo es lo que le reprochamos
los detractores. Situaciones de lógica, o que el instinto rechaza: ¡allá que
van! ¿Qué puede pasarme? ¡Pues que te hinchen a mojadas, te descalabren a
martillazos, o te diseccionen con una motosierra, arrancándote una algarabía de
alaridos desenfrenados!
El secuaz que cae en la trampa prevista para nuestros héroes; la sangre, indispensable en estas arquitecturas del horror visual |
Aparta las sagas de Coscarelli y Raimi de ese común denominador del cine de terror el carácter combatiente de sus protagonistas. Las recortadas, las motosierras, las hachas… prodigan justicia a las deformes aberraciones que pretenden devorar el alma a estos personajes. Eso cuadra con el primordial instinto de supervivencia que late en nuestro interior, despreciado en otras deleznables producciones que sucumben al olvido por su mediocre falta de originalidad. Por cierto… ¿cuánto CONAN es cine de terror al estilo Raimi o Coscarelli, dada la naturaleza sobrenatural de las abominaciones que extermina?