domingo, 23 de noviembre de 2025

LA CASA DEL RELOJ EN LA PARED — PREFIERO RESEÑARLA A CSI:DONDE-SEA

 

Afiche que evoca, a modo, a EL
EXORCISTA. El caserón gótico y
el neófito que ignora lo que le espera.
No sé a cuántos niños ha apasionado
esta copia de HARRY POTTER

Porque, a la referencia a la novela de LOS INTOCABLES, le tocaría la reseña de la cinta de BRIAN DE PALMA, hace años escrita. Por tanto, le correspondería un equivalente; y referidas las series policíacas chachis, debería relatar sobre CSI. Reconozco que la primera temporada de Las Vegas se defiende; mas luego se volvió un escenario poblado de acartonados maniquíes y forzadas situaciones cuyo nefasto culmen llegó en Miami: ese HORATIO CAINE tan almidonado (y qué chorradas de inefables diálogos) que si debiera inclinarse a recoger sus gafas de sol, se partía en dos.

Y tan bajo aún no pienso caer/hay materia referencial todavía que reseñar.

Como esta película juvenil que entremezcla magia (¿enésimo intento de combatir, aun superar, al vomitivo HARRY POTTER?) y personajes excéntricos con un chaval huérfano (otro más) al inicio del walk of life, llena de malvados y ásperas situaciones que no forjan el carácter: malean una buena persona, la hacen cínica, desconfiada, la acercan al Reverso Tenebroso.

En sí, La casa del reloj en la pared (basada en novela homónima) parece hasta un raro episodio a protagonizar por HELLBOY: espectaculares maquinarias subterráneas, el grimorio con los fatales conjuros, un ambiente impregnado en hechicerías más bien gris Grey, elementos macabros pulidos para no ofender al público infantil, el canalla resucitado de mala manera dispuesto a desencadenar el Omega, una escatológica comicidad centrada en la extravagante persona de un actor que detesto: JACK BLACK. La más reputada CATE BLACNHETT, a modo MARY POPPINS, contribuye con algo de empaque al deleznable aire del filme.

Pese a no ser actor que goce de mi preferencia,
vi entera la película. Desde luego, su actuación
no le va a cubrir de gloria, precisamente

Lo normal en un proyecto promovido (a medias) por Amblin, productora de $TEVEN $PIELBERG. BRUCE TIMM dijo de $pielberg en una entrevista que tiene tendencia a “amariconar” los proyectos. Les quita el cítrico y deja algo tan plano e inofensivo que ni promueve interés. Y este proyecto acata al completo la norma. También es uno de los primeros zarpazos WOKE visibles en Hollywood, aunque esté rodado en sus antípodas.

El único detalle realmente llamativo de la película está en la diversidad racial del elenco. Por su irrealidad la vi. Me fascinaba más su falsa “diversidad-ficción” que el esmerado despliegue de computarizados SFX o interpretaciones. Para variar, el chaval protagonista no atraganta, es hasta simpático. (Pero ese Jack Black…)

A lo que iba: es Década Cincuenta; el rock en auge y la segregación racial en su apogeo. JAMES ELLROY es testaferro de la época. Y ¿qué muestran? Un colegio de chicos caucásicos y negros en la misma clase, con igualdad de oportunidades, hasta los segundos capitaneando según qué situaciones. Alguien puede alegar (con los estándares actuales, ojo): ¿por qué no debería ser? Cuenta la valía de la persona, no su color de piel.

¡A combatir el crimen!, digo, evitar el Juicio
Final (éste tiene una buena dosis de originalidad).
Si excluyes su irreal manifiesto de integración
racial, la película es por completo desechable.
Pero es el WOKE que toca, por absurdo que sea
desde el implacable curso de la Historia

Pues porque son los Segregacionistas Años Cincuenta de Estados Unidos y esas cosas se vigilaban con tal férrea estrechez que asfixiaban toda posibilidad de integración; hasta STEPHEN KING sabe de qué hablo. El WOKE procura hacer una orwelliana reescritura de la Historia, basándose en su principio de: Si niego el nazismo, ¡el nazismo nunca ha existido! Y la Nación Aria se manifiesta en la Quinta Avenida me mesmerizo a mí mismo/a viendo un espléndido Desfile del Orgullo, poniendo esta cara de cretino/a y esta sonrisa de colocado/a con LSD admirando¡ el ancho mundo con los colores de arcoíris.

Ese es el peligro del WOKE, junto a su insistencia en condenar cuanto le contradiga con opresiva técnica fascista agresiva. Por fantasioso que sea el escenario donde desarrollen la acción de la cinta, los elementos raciales históricos lo arrollan, y la presunta buena intención de integración que persiga su trama quedan anulados por la feroz contumacia de esa realidad.