viernes, 29 de abril de 2022

LOS INTOCABLES DE ELIOT NESS — SEDUCTORA FICCIÓN DE LA FEA HISTORIA

 

Icónico afiche de un clásico que sigue
el patrón piramidal de FRANK
FRAZETTA para destacarse.
Historia de hombres íntegros, que
nunca están de más

Suelo, tras un comentario literario que tenga su versión de cine, escribir la reseña de tal adaptación. Empero, en atención a una justicia elemental, no puedo hablar de la cinta de LA SOMBRA porque no haberla visto entera; y los fragmentos “catados” durante estos años, no me permiten hacer una crítica honesta de una película que encuentro, a priori, deplorable, o deleznable.

Mas acude en mi rescate un digno ejemplo de la época en que nace La Sombra, llena de violencia, turbulencias, corrupción y ese inalterable estado del ser humano de hacer justicia donde fracasa la ley. Un mesianismo inherente a nuestra civilización pide un héroe que acuda a socorrernos armado con dos infatigables e infalibles calibres .45.

BRIAN DE PALMA recrea con lujo el período de AL CAPONE, teatralizando cómo sus viscosos tentáculos criminales oprimían Chicago, extendiéndose gradualmente a diversos puntos de Norteamérica y Canadá. Además, viste de glamouroso Armani a un ‘primerizo’ KEVIN COSTNER que encarna al Agente Federal Eliot Ness, quien lideró, durante la Prohibición, la cruzada contra Capone y su imperio, tanto en la realidad, como en este exitoso filme, que explora valores como la camaradería, o la lealtad, como en la serie, poniendo siempre en serios bretes a Capone, quien se atrevería a amenazarle de muerte con frecuencia e incluso asesinar a uno de los auténticos Intocables.

Un opulento e irónico AL CAPONE se pavonea
ante una prensa rendida a sus extravagancias, que
disimulaban un imperio del terror y la muerte

Para su tranquilidad, a las ‘sensibilidades’ ‘pacifistas’ (las que luego no entienden de fosas comunes en Ucrania) les conviene entender Los Intocables, o cualquiera similar, en clave de resarcimiento... si pueden. De Palma transmite el mensaje combinando el esmerado escenario con unos estilizados planos que suavizan la fuerza de la violencia que debe mostrar (como hace en el logrado tiroteo en las escaleras de la estación de tren). Es fuerte cuanto sucede, mas está filmado de tal modo que rechaza efecto adverso. Los ajusticiados por Ness o STONE son además sujetos tan malcarados-perversos que se lo merecen. Ahí, De Palma recurre al viejo truco de las viñetas: presenta al malo no como un refinado banquero, o un atractivo playboy, “gente bien” (como suelen ser, excluyendo —de momento, ¿vale?— a los manguis del barrio, que ya les conocemos), sino a individuos de arrabales deprimidos que, aunque vestidos de seda, salvajes se quedan.

Y, por otro lado, un grupo de mosqueteros que
nadie quería en Chicago, porque la siniestra
prosperidad de Capone llegaba a las más altas
esferas sociales y políticas, combatía al ganster

Parece ninguno, o pocos, de los hechos rodados concuerdan con lo sucedido en la ramplona Historia, aunque en este caso sucedieran unas dosis de violencia y tiroteos inhabituales. La lucha contra el sifilítico Capone llevó tiempo (mas enjaularlo en Alcatraz no detuvo su imperio ni su expansión. FRANK NITTI, o LUCKY LUCIANO, algún “subalterno” de confianza, heredó la organización, haciéndola medrar). No obstante, De Palma lo comprime en dos horas y unas semanas subjetivas de celuloide para dar agilidad al trámite, procurando sea algo dinámico, visualmente llamativo, que perdure en la retina, como en la memoria la BSO de ENNIO MORRICONE. Consigue sus objetivos de pleno, donando encima a SEAN CONNERY (de carrera revitalizada gracias a LOS INMORTALES) uno de sus mejores papeles. El excesivo ROBERT DE NIRO también contribuye a magnificar el espectáculo.

Los Intocables adquieren volumen gracias a la interpretación de Connery. Es pura gesta masculina (las femirulas no tardarían un instante en tildarla de “tóxica”, cómo no) al mejor estilo western: Ness llega a Chicago, entabla sus tiroteos, establece indeleble la supremacía de la Ley sobre el caos delincuente de Capone.

Un memento para la historia particular de los
Intocables

El espectador, de nuevo, obtiene esa sana sensación de catarsis que nuestra estresada Sociedad necesita con regularidad, pues nos hastía ver cómo los malos de continuo se salen con la suya. Existe una Faceta del Prisma Universo donde, sí, ajá, les ajustan las cuentas. No es preciso intervenga un misterioso enigma que se desliza entre las sombras más compactas arrastrando tras de sí una risa psicópata. Un abnegado funcionario puede hacer espléndidamente ese trabajo, contando con competente ayuda, claro está.