lunes, 20 de diciembre de 2010

BLADE RUNNER 2 - EL LÍMITE DE LO HUMANO - ¡EL FÁRRAGO, EL FÁRRAGO!

Portada inglesa de un libro falto de vida,
pero no de palabras y redundancias
En un violentísimo cólico precognitivo, el CORONEL KURTZ (o MARLON BRANDO) alertó sobre el peligro que tiene esta novela garbosamente escrita por K.W. JETER. Y, cuan calva y pastosa CASANDRA, ignoramos su predicción. Supongo que en la sala de doblaje, cuando el alucinado personaje decía “¡El fárrago, el fárrago!,” los actores quedaron tan perplejos que lo cambiaron por el “El horror, el horror” que domina casi todo APOCALYPSE NOW. Eso tenía sentido. Ellos no podían saber que Brando/Kurtz estaba alertado a las generaciones futuras de una amenaza.
Confieso que no he confirmado, en la peligrosa WIKIPEDIA, algunos extremos que las solapas de esta edición de MARTÍNEZ ROCA presentan, como que Jeter tenía flipado a PHILIP K. DICK, ‘considerándolo’ su “albacea literario”, capaz de proseguir su obra por sus derroteros. Y no había nadie mejor para redactar una secuela de ¿SUEÑAN LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS? que Jeter. No es por desprestigiarle, pero Dick al parecer no hilaba muy fino en la posible época en que ambos autores pudieron haberse conocido. Esa afirmación tiene la desesperada pestilencia de querer vendernos unos logros maravillosos inexistentes. Aprovecharon que, en 1995, internet no tenía aquí la potente penetración de la que goza hoy día y aceptaríamos lo que nos dijera la editorial, pues no existía otra fuente, más fiable, o que permitiera contrastarlo.
K.W. JETER con
expresión pícara.
Claro, ha jodido al mito
Dudo que Jeter conociera a Dick, y caso de haberlo hecho, éste, como dedo de Dios, le señalase para ser su “valido” literario. Esta atrocidad de Blade Runner 2, el límite de lo humano, para empezar, comparte mucho más con el guión de HAMPTON FANCHER y DAVID PEOPLES que con la obra de Dick, sea la novela como todo su conjunto, pues COPIA por completo la película de RIDLEY SCOTT.
Supongo que este relato debió ser un encargo (espurio) que se afanaron por presentar como “manuscrito apócrifo” a una película que había ido agigantándose con los años, y que revalorizó de forma brutal la obra del autor original de la novela en que se basó. O quizás Jeter se emperró en ser “el continuador” porque flipó con Blade Runner y supo presionar los resortes adecuados para parir este aborto. Ufanado en su propia popularidad, abordó la historia arrojándola a la mesa del editor que, en seguida, pensó en sangrar a todos los freakies del mundo ofreciéndoles esta secuela estentórea, rimbombante, huera y deleznable. Claro que picamos. Era nueva visita a los escenarios distópicos de un clásico de la CultuPop.
Un joven PHILIP K. DICK compartiendo
confidencias con su gato. Para eso, son únicos
Suerte que estaba de saldo y MUY REBAJADO, porque si llego a soltar las 1.900 rubias que costaba entonces, me trago una cuchilla de afeitar.
Jeter hace considerable trabajo de metáforas en las que enreda algunos sarmientos del CYBERPUNK de WILLIAM GIBSON pero muy diluido; sobre todo, hace referencia a materiales, más que al software o los cables en los sesos. No discuto que, a veces, compone brillantes analogías, pero el esfuerzo de llenar con paja una estructura que limpiamente podría haber dado para doscientas páginas, cincuenta más como mucho, lo lleva a escribir tontadas como:
(…)“a pesar de que todo lo que había conseguido hacer Holden era inhalar un proyectil de punta hueca a través del esternón”(…)
Obviamente, las balas no se aspiran. Pero es un ejemplo de lo que quiero decir: emplea un voluminoso compendio de palabras Palabras PALABRAS para abundar cualquier circunstancia. No hay vez que algo tan simple como cruzar una puerta no sea descrito con un torrente de adjetivos que distraen la atención del lector sobre lo que realmente ocurre. Jeter parecer que cobró por palabras, no por toda la obra.
El autor no tiene mejor ocurrencia que rescatar a RICK DECKARD para la acción, emplazándolo en Agosto de 2020, y pintando un Los Ángeles difuso. Nunca sabemos dónde estamos en TINSELTOWN. No se menciona una sola vez Hollywood. Y ¿puede haber algo más representativo de Los Ángeles?
MARLON BRANDO, como el CORONEL
KURTZ, leyéndose el mamotreto. Luego corrió
a advertirnos del peligro
Deckard no transmite sensación de vida ni tampoco empatía. Inmerso en una absurda trama delictiva, descubre que le acusan de asesinato, y para que tenga médula la fábula, Jeter retuerce los elementos que conocemos por la película adhiriéndole fragmentos del relato de Dick (J.R. ISIDORE) y ¡venga fárrago, más letras, ¡ES LA NOVELA!! En este delirio, Deckard se mueve entre su certidumbre de humanidad y la sospecha de que quizás sea un replicante, como ROY BATTY, el modelo en que se basó el letal androide, llega a persuadir que es el ‘resucitado’ DAVE HOLDEN, que no comprendo a qué sale en esta historia.
Holden adquiere rampante protagonismo en casi todos los capítulos, en tanto Deckard parece el muñequito del GOOGLE MAPS que puedes mover para situarlo en según qué calle. Así le manipula Jeter: de pronto, estás en no sé dónde de Los Ángeles pero tú tranquilo que Rick sabe el camino que lleva a casa. En la página 80 comprendes que Deckard es la añagaza para vender una historia a duras penas mediocre.
Portada foránea de una obra que,
desde luego, no merecía esta secuela
A Jeter se le ofrece la oportunidad de aportar algo a una leyenda (que mejor dejamos tranquila; bastante ha hecho Scott cargándosela con su último montaje) creando una historia donde, SÍ, hay Blade Runners; SÍ, hay replicantes; SÍ, se puede hurgar en su creación, desarrollo e impacto medioambiental. ¿Qué hace el buen hombre? Copio la película fraguándola en la hormigonera con dos o tres diccionarios, y luego enfosco el resultado, que es el fárrago, EL FÁRRAGO, haciendo que hasta la más mínima-nimia acción cueste un huevo terminar de leerla.
La trama es endeblísima. Más que en la comedura de tarro de que si Deckard es, o no, un replicante, creando esa disociación de “¿realmente existo, o sueño hacerlo?” que Dick bordaba, gira en torno a que PRIS era humana, colona de los Mundos Exteriores, que Deckard retiró por error. Jeter “olvida” que la ficha técnica de Pris se mostró junto con las de LEON, ZHORA y Batty.
Sin complejos resucita a J.F. SEBASTIAN, salvo que cruelmente lo mutila de casi todas sus extremidades, afincándolo en una zona caótica de Los Ángeles en compañía de sus dos juguetes especializados, donde cuida de una necro-Pris (pues, y aunque queda claro que BRYANT informa a Deckard que Sebastian fue hallado cadáver junto a ELDON TYRELL, el ingeniero de genética emuló a LÁZARO –y no LONG, ¿o quizás sí?- y fue al Bradbury –apuntáoslo, es fuerte- a recuperar el cuerpo de la replicante… que revive motorizándola por doquier, las cosas del amor), una cosa que asesina la modelo-base de RACHAEL, SARAH TYRELL (que vaya otro personaje, tío).
SARAH TYRELL, niña mala, perversa...
Jeter confunde a Deckard (insulso y huero) afirmando, por boca de Isidore, que en los Mundos Exteriores los humanos están tan agobiados que fingen ser replicantes, y de ahí que él matase a Pris confundiéndola con uno. Bah, pura añagaza. No hagáis caso. ¿Qué ocurre? En ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Dick esboza algunas cosas de la vida de los colonos extraterrestres; Jeter debía estar a la altura, ¿no? Es como lo de la CURVA, su test de VOIGT-KAMPFF.
La subtrama de la historia va de que Sarah Tyrell, por algún complejo de Edipo inverso, o qué sé yo, odia la Corporación y monta una conspiración enrevesada y farragosa para cargársela y pringa en ella a Deckard, que bastante penaba en Oregón por su amada Rachael, dentro de un sarcófago HI/TECH porque los cuatro años de vida de un NEXUS-6 estaban pasando. O sea, eso de que Rachael era especial y no tenía fecha de caducidad, mejor te olvidas.
Jeter, que tiene la fea manía de intercalar entre cada línea de diálogo cuatro mil palabras, rompiendo su tensión y/o unidad, sintiéndose en racha planta las semillas de la “tercera parte”, que leeré en mi reencarnación.
Viñeta de HARD BOILED. Eh, esto
es más BLADE RUNNER que esta novela
Comprendí que la novela era mala al topar con este párrafo:
Gaff, aquél estúpido hijo de perra, por fin había conseguido convencer a una bala para que se le metiera en la tripa.”
¡Qué manía con importar cualidades vitales a objetos inanimados como las balas! Lo vi claro en ese instante: comprendí que la historia iba corta de octanaje y para compensar las carencias recurría, el autor, a elaboradas construcciones literarias llenas de nada.
GAFF, mira por dónde, sí hubiera sido un personaje para secuela.
Decidido a darle un final feliz, Jeter, percatándose del asunto, salva a Deckard de ser considerado un pervertido que se acuesta con muñecas andantes-parlantes, cosa que Dick precisó en la novela, pero eludieron en la película, y remedia la situación.
Y la amenaza continúa...
Para concluir: este es un ejemplo de cómo la industria nos sangra los cuartos a los aficionados. ¿Os vale?
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: