miércoles, 22 de junio de 2011

THE THING – ¿QUIÉN ESTÁ AHÍ?

(Visceral) afiche de un clásico ¿inspirado
en los MITOS DE LOVECRAFT?
Aprovechando los elementos no explotados del cuento ¿QUIÉN ESTÁ AHÍ?, de JOHN W. CAMPBELL, JR., el realizador JOHN CARPENTER (el otro SAM RAIMI, al que tanto le debemos), a partir del libreto de BILL LANCASTER plasmó en la pantalla de plata un horror polar que combinaba las insidias de las dudas y las sospechas y los fantasmas que ondulan en el espectro del campo visual según miramos de soslayo con los peores estragos de la carne reducida a harapos sangrantes.
Superaba la versión de HOWARD HAWKS de 1951 (aunque no era muy difícil, la verdad) en la que los expedicionarios (y una pava que no sé a qué aparecía en el metraje) se las veían con un HERMAN MONSTER gruñidor que daba menos miedo que el espantajo ese de plástico de la Casa del Terror de la Feria.
KURT RUSSELL como MCCREADY; éste sí parte la pana.
¿No parece el escenario mezcla de ALIEN y EL IMPERIO
CONTRAATACA?
Carpenter vuelve a ofrecer el protagonismo de una película al ex astro infantil de DISNEY que fuera KURT SNAKE PLISSKEN RUSSELL, que encarna a MCCREADY, un cínico piloto ‘prisionero’ en una estación polar antártica y que vive para rivalizar con una computadora en partidas de ajedrez que parece perder siempre. Para comprender la relevancia de su personaje debemos contrastarlo, así como todos los demás, con el del cuento, donde McCready parecía raw action! y decisiones expeditivas, pero que luego renquea por todo el relato dependiendo de lo que los demás quieran hacer y según cómo.
Llega un momento en que la inactividad de ese McCready estraga, y más teniendo en la retina mental la imagen del McCready de Russell; el abismo que los separa no sólo se abre y ensancha, sino que se hace todavía más profundo.
Ahí lo tienes; bajo su lustroso manto se oculta una
inenarrable pesadilla
Desde el principio, The Thing presagia el terror al que los expedicionarios (de marcadas personalidades, no simulacros, como en el cuento) se enfrentarán en breve, y que a modo magnifica la partitura de ENNIO MORRICONE. Si bien el relato empieza fuerte, con una fórmula que engancha pero luego se disipa, Carpenter mantiene la atmósfera buscándole un sucesivo crescendo que termina en un clímax explosivo y una inquietante duda. El filme arranca con la persecución del lustroso perro tiroteado desde el helicóptero. La hermosura del animal nos puede llevar a hacer la siguiente reflexión: el can, magnífico y sano, alberga empero en sus entrañas una fatalidad mortal que no tardará en sembrar devastación y muerte. Es como una advertencia de que la belleza no por fuerza significa gentileza o amabilidad. Puede ser envase del mal.
EL HALCÓN MILENARIO mal estacionado; los agentes
van a multarlo pero que ya
El suceso, la muerte de los noruegos empeñados en matar al perro aun pasando a través de los americanos, lleva a éstos a investigar qué locura se apoderó de aquéllos. Allí, encuentran un catafalco de hielo y una abominable mezcla de cuerpos entrelazados en un obsceno abrazo carnal. Posteriormente, los vídeos requisados ampliarán el terror, plantearán la pregunta de ¿quién está ahí?, en las estrellas remotas del Cosmos.
El trekkie del chaleco azul dice: "Esto no se ve en el
ENTERPRISE; devolvedme allí, pronto". Casi toda la
peña ante un enigma de otro mundo
Mientras, el perro se ha paseado por toda la estación. Todavía no se intuye su amenaza, pero se hará relevante cuando, encerrado con otros canes, empieza a mostrar uno de sus tantos rostros, todos ellos apresados en las células del ser original a fin de obtener una forma definitiva, superior, que le permita conquistarnos, salir de la Tierra, lo que sea. LA COSA es muy poco comunicativa. Lo suyo es gestual, sobre todo.
McCready empieza a cobrar relieve cuando el ‘perro’ esparce sus entrañas tratando de asimilar otros canes. En el cuento vacila en dar ese paso, y no es hasta bien entrada la acción que toma las riendas, y aún así, también tutelado. El McCready de Russell intuyó peligro desde el primer minuto y no piensa dejar su vida al albur de un grupo que, pese a su estupor, de pronto se ha vuelto peligrosamente enigmático.
BLAIR (WILFORD BRAMLEY) en esta autopsia ya se
percata de las dimensiones del problema en que están
Volvemos a toparnos con la sospecha de que quizás Carpenter quisiera hacer parábola de algo, de la alienación del individuo, de lo rápidamente que la masa está dispuesta a discriminar por un motivo, justificado o no, grande o mínimo-nimio, y del horror que le supone al sujeto aislado descubrir, sin haber caído en la locura, que le es casi imposible justificar su propia identidad, cordura y pertenencia al grupo.
Flípalo con el sombrero de McCready. Un desafío a la
autoridad del insulso McCready del cuento
Y uno que, reducido (no como en el cuento, que parecía una estación de trenes de gente que se decía había), puede desarrollar a gusto sus idiosincrasias. Llamativa es la del DR. BLAIR (WILFORD BRIMLEY), quien primero comprende el serio aprieto en que están, afectando su carácter hasta el asombroso final en que desaparece. KEITH DAVID, como CHILDS, semeja un contra-McCready, un DIOSCURO que lo cuestiona todo. GARRY, interpretado por DONALD MOFFAT, que en el cuento es la imagen del líder estable al que poco o nada puede mellar, empero en el filme es un sujeto al que las dudas logran desarmar (como indica el que deje su revólver sobre la caja, un sigul de poder para quien sepa emplearlo, o sea, McCready, como CLARK –RICHARD MASUR- descubre), es otro carácter interesante, pero, claro, una vez que se contrasta éste del celuloide con el del papel.
LA COSA con acidez de estómago;  apabullante engendro
para aquellos tiernos años 80; así de fuerte empezaron
El gran protagonista, empero, es el alien informe, obra de ROB BOTIN, que va saltando de una carne a otra buscando la óptima para sus planes, los que éstos sean. The Thing resuelve qué pasa con los cuerpos de los que La Cosa se ha apoderado. Mientras que Campbell, Jr. sugiere que hay un original y una copia que asesina al primero, Blair explica que las células exóticas asimilan y transforman al anfitrión. No hay un cuerpo por ahí tirado, que dificulte inmensamente la vida al intruso. Fue “superado”.
The Thing es una obra maestra de la ciencia ficción convenientemente sazonada (habrá quien diga que emponzoñada) con enormes dosis de terror, el visceral y el intelectual. El título del cuento, ¿Quién está ahí?, sí se aplica con éxito en The Thing, porque la gélida soledad a menudo a oscuras permite deslizar inquietantes sombras amorfas que parecen ser lo que no son o son peores de lo que parecían.
GARRY (DONALD MOFFAT) es un personaje interesante;
refleja el sesgo antisistema que JOHN CARPENTER lleva
dentro, como "corporeizó" en SNAKE PLISSKEN. Con
este sujeto, critica cierto cretinismo inoperante en que
a veces cae el Poder, arrogante
The Thing es, además, una inteligente, sino excelente, muestra de cómo dos, o tres, distintos géneros en principio antagónicos se ensamblan para crear una cosa mayor, más poderosa, y que pueda, a través de los años, seguir produciendo cierto sobresalto al ver cómo en el estómago de un hombre aparecen afiladas cizallas y luego todos los metros de intestinos del mundo desarrollan una cabeza, enganchada con patas de araña al techo, y ronca un irritado desafío a la aterrorizada concurrencia.
Vuestro Scriptor.