lunes, 20 de junio de 2011

¿QUIÉN ESTÁ AHÍ? – BUENA PREGUNTA

Portada de lo que aparenta ser un
recopilatorio. Este es, en efecto,
el monstruo descrito en el cuento

Una de dos: o este cuento está mal traducido, o mal escrito. Abundan ejemplos que hacen sospechar lo segundo, porque, además, el tan trascendental relato de un autor al que la ciencia ficción le debe tanto, como es JOHN W. CAMPBELL, JR., del año 1938, está desdramatizado, confunde y obliga repasar los párrafos para ver cómo fue que tal suceso se te pasó.
Incluso el título está mal escogido. A su tenor, y someramente conociendo la trama, sugiere que sucede en un lugar remoto donde, de pronto, ocurre ALGO, o ALGO se ha colado, creando una especie de DIEZ NEGRITOS en clave de ciencia ficción. Pero no es así. El correcto título debería ser: ¿Eres tú? Describe mejor la situación.
Veámosla: un nutrido grupo de científicos americanos desplazados al Polo Sur (la Antártida para los inteligentes), se encuentra ante un enigma que resulta ser de otro mundo. Campbell, Jr. empieza con brío, delineando los elementos tal como recomienda LESTER DENT, y atrapa deprisa nuestra atención mostrando un problema inusitado que quizás no tenga rápida, o fácil, solución, aun respuesta. Dado que esta evidencia de vida extraterrestre, por supuesto, escapa al canon doriforo, de inmediato dispara los resortes racistas y los prejuicios humanos y la historia sugería que Campbell, Jr. iba a especular sobre cómo sería el Primer Contacto y si la apariencia exótica, aterradora, repulsiva, de una abrumadora inteligencia allende los zodíacos nocturnos supondría una traba insuperable, excusa para violencias desatadas.
El autor, JOHN W, CAMPBELL, JR, tela
de preocupado con el efecto invernadero
También, conforme leía el relato, y atendiendo a su fecha de aparición (meneo civil en España, HITLER rampante y pre-guerra mundial en el resto de Europa), pensé que ¿Quién está ahí? era una metáfora sobre el espionaje y cómo se contemplaba al espía. H.G. WELLS, en LA GUERRA DE LOS MUNDOS, ya había establecido un precedente. Su parábola veía como una invasión aterradora los movimientos sindicales en auge, que proponían otro mundo, atacando la inmovilista y quasifeudal sociedad victoriana.
Pero, no. Es cierto que la imagen de que es suposición del espionaje, que Campbell, Jr. retrata a los infiltrados como alimañas, deformes entes repulsivos, a perseguir, que duplicaban los rasgos de los nativos pasando por ellos, indistinguibles, dificultando su erradicación por lo tanto, persiste según avanzan las páginas, como crece la certeza de que en absoluto pretendía hacer tal analogía. Campbell, Jr. sólo quería demostrarnos cuántas nociones científicas poseía y cómo se analiza el ADN alienígena contrastándolo con el vacuno o el de los conejos.
Añeja cubierta de ASTOUNDING
SCIENCE FICTION, el 'reino particular'
de Campbell, Jr.
De inmediato, una vez plasmado el Mal (el alien congelado que gotea sobre el suelo), Campbell, Jr. describe a su antítesis, al Héroe, a MCREADY, presentado como un HOMBRE DE BRONCE barbudo, del cual, con tales credenciales, por supuesto se espera que parta la pana y derrote al enigma de otro mundo en épico combate. Qué va. Va a remolque casi todo el tiempo. Mcready es un poco mejor que el resto de la partida (donde unos pocos tienen derecho a frase y apellido, mientras la mayoría permanece, casi siempre, arrinconada, amedrentada y al borde de la luz ambiental), aunque eso no le hace protagonista.
¿Quién está ahí? es un peculiar fracaso, porque contiene una cantidad suculenta de elementos que se podrían haber desarrollado de mejor manera, lo cual lo situaría en un contexto mucho más rutilante del que tiene. Creo que este cuento es grande por el cine, por sus adaptaciones a la pantalla de plata, y que quizás no pasaría un filtro a la hora de elegir unos cuantos relatos de tal o cual época, designándolos como los mejores, o los ejemplares, o lo que se le ocurra al compilador. También, que tratándose de obra de Campbell, Jr., pues merecía una consideración especial. Al fin y al cabo, ¿no fue coautor de las TRES LEYES DE LA ROBÓTICA de SAN ISAAC ASIMOV?
Afiche nacional del filme rodado sobre
este cuento, donde HOWARD HAWKS
se las hace pasar canutas a los
HERMANOS MARX, o algo así
¿Quién está ahí? es mal título, pues lo que el alienígena hace son duplicados de los seres que ve más óptimos para sobrevivir. Cada hombre de la expedición lo que se plantea es si su compañero es realmente él, no qué ente espeluznante alborota en la oscuridad. No ve a un clon que, en cualquier momento, lo va a transformar en una copia, transmitiéndole sus gérmenes (amén de sus sueños, porque la criaturita es además telepática, y abruma a todo quisque con visiones que datan de veinte millones de años atrás).
El monstruo efectúa réplicas, y tan entusiasmado está Campbell, Jr. contándonos lo de la sangre, que se olvida decirnos dónde el alien arroja los cadáveres de los originales. Sencillamente, los suplanta. No los amalgama en su anatomía, o los disuelve, o los devora. Hace un doble y ¡a vivir, que son cuatro días!
Hay dos casos fortísimos: uno es KINNER, el cocinero. Encerrado en su dependencia, resulta ser un alien que mata al original y después ¡aparece muerto, Dios sabrá cómo, por mano de quién! Pero el cadáver-Kinner no aparece. Ni se le espera. Otro es BLAIR. Encerrado en una caseta distante de la base, destruyen su duplicado, pero ¿dónde echó al original? Campbell, Jr. lo sepultó bajo especulaciones sobre qué ocurriría si el alien alcanzase la civilización.
Fotograna de EL ENIGMA DE OTRO MUNDO, donde
aparece el alienígena. Compárese este HERMAN
MONSTER con el ente de la cubierta del libro
¿Por qué opino que está mal escrito? “Connant rió silenciosamente, sin alegría”. Esto del “rió silenciosamente” se repite varias veces. Excepto la que prorrumpa un sordomudo, ¿me cuenta alguien cómo es una “risa silenciosa”? Perlita dos: “Mientras sonaba la voz, McReady sólo notó vagamente al principio que algo parecía faltar. Aunque estaba acostado, la voz de Kinner llegaba a sus oídos con bastante claridad, a pesar del acompañamiento sonoro de las películas. Bruscamente, le llamó la atención que ya no se oía a Kinner en el otro cuarto”. Es un gran hallazgo, éste, el de que reposas la cabeza en la almohada, y los sonidos desaparecen.
Más del filme. El niño egoísta dice: "Esto, pa mí;
 pa estampas de furbo cuando lo venda ar peso"
No sé si son fallos de premura, de traducción, de que ¿Quién está ahí? es un borrador a medio corregir, o defectos de impericia. Tras estos detalles, aparece lo desaprovechado que están sus elementos, así como la falta de tensión dramática. El monstruo desarrolla unos poderes, como filtrarse a través de las rendijas de las puertas, de lo que te enteras porque alguien lo comenta; Campbell, Jr., no escribe un párrafo mostrándolo, y obliga, con fastidio, a repasar el texto a ver dónde pasó que te lo saltaste. Desde luego, ¿Quién está ahí? no atiende a la magnitud de su reputación.
Vuestro Scriptor.