Portada de WALTER H. BAUMHOFER donde DOC SAVAGE hace uno de sus milagros quirúrgicos (en serio) |
Dos detalles llaman la atención de este pulp (eso de lo que TANTO se está hablando ahora -mira por dónde los logros ajenos molestan-) de LESTER KENNETH ROBESON DENT; el primero es la nota que refleja una temprana preocupación medioambiental, y sitúa a Doc Savage “en vanguardia” de la reforestación, ideando ‘métodos’ para que los árboles crezcan a mayor velocidad y los estragos que causa su ausencia queden por tanto más moderados o desaparezcan.
El segundo es el relativo protagonismo de Doc en la trama. Sí, sí, salva el día y lo hace con su inimitable y espectacular estilo, pero toda la acción reposa sobre HAM (o THEODORE MARLEY BROOKS) y JOHNNY (de pila bautismal WILLIAM HARPER LITTLEJOHN), dos de los CINCO FABULOSOS COMPAÑEROS, con una ayuda apenas significativa del resto del grupo. Evidentemente, Dent sentía cariño, como por una mascota, por MONK (ANDREW BLOOGET MAIRFAYR), pues destina unas cuantas páginas heroicas para el reputado químico de aspecto simiesco. Por el contrario, nuestro favorito después Doc, RENNY (el ingeniero JOHN RENWICK), casi tiene una fantasmal presencia en la obra, casi pareja a la de LONG TOM (THOMAS ROBERTS).
LESTER KENNETH ROBESON DENT (¡aclamad al autor!) mirando con gallarda preocupación el futuro y bigote de DALÍ |
En Asesinos en acción, Doc vuelve a encontrarse con un elemento “sobrenatural” que, durante bastantes páginas, permite sospechar que hay entes de naturaleza no tangible, pero de consecuencias muy físicas, contra los que ni toda la ciencia, cuyo estandarte es Doc, compendio de las principales y más influyentes, podría abatir. Sin embargo, el frío análisis y unas tandas de puñetazos y tiroteos acaban demostrando que tras la gran cara de voz aterradora del MAGO DE OZ se agazapa un hombrecillo mezquino y vil que supo cómo embromar para someter a una población de gente de cortas entendederas que le atribuyen poderes supremos.
Y Doc flamea con un bronce chispeante como el oro al amanecer arrojando luz donde las tinieblas imperaban causando serios, mortales desmanes. Harapos del sucio misterio quedan a sus pies, demostrando que la Ciencia es Todopoderosa.
La acción comienza cuando el magnate maderero de Nueva Orleáns, ERIC DANIELSEN, y su encantadora hija, EDNA, sufren un atentado en el avión que los lleva a Nueva York, donde Eric espera encontrarse con su viejo amigo, Ham. Está metido en un lío tremebundo y sin duda la agilidad mental de Ham y su amistad con el prodigioso HOMBRE DE BRONCE le ayudarán en la vicisitud.
Fantasiosa o metafórica pintura de JAMES BAMA de la edición de los 60 de esta obra |
A los Danielsen se la tiene jurada EL ARAÑA GRIS, sumo sacerdote del CULTO DEL MOCASÍN (una serpiente venenosa, no el zapato), que fue acabando con otros del gremio maderero y cuyas riquezas acapara. Danielsen es hombre de acción y como tal, ¡ataca!, pensará luego. En el avión (y aquí Dent comete un fallo garrafal) viaja un asesino que hace estallar una bomba (todos sabemos qué pasa cuando un artefacto explota en un avión, ¿eh?) y el tipejo encima se salva tirándose en paracaídas.
Dent, en vez de narrar una tragedia con el avión hecho añicos y cadáveres por doquier, dándole drama a la cosa con un Danielsen superviviente que hace vívido relato del crimen, trenza una situación (de minutos de duración) que hace héroe al maderero: salva a todos los pasajeros en sus respectivos paracaídas y ayuda a aterrizar un aparato que debería haberse desintegrado a resultas de la explosión. Sorprende que un autor que procuraba introducir tanto rigor (tomándose licencias, sino no habría Hombre de Bronce ni nada) cometa tamaño error.
Luego reconduce la trama con la calidad y el habitual nervio que inmortalizarán a Dent y su Doc Savage, empleando sus firmes y contumaces recursos literarios para precisar la acción y sus elementos de forma que queden indelebles en el recuerdo del lector. O sea: dándonos lecciones de cómo escribir según qué cosas.
Splash page obra de JOHN BUSCEMA y TONY DE ZÚÑIGA para una de las aventuras escritas por DOUG MOENCH |
Doc ya empieza, en este pulp, a sufrir ‘transformaciones’; no mata tan expeditivamente como en sus primeras aventuras. Aparece su “faceta mitológica”, la de semidiós que de modo tan espléndido DOUG MOENCH perfilará en sus guiones para MARVEL. Ham aboceta a Edna las cualidades de Doc (ella cree que desvaría –la ingenuidad de estas páginas también es otro troquel de la leyenda de Dent y Doc-) y expresa, más que admiración por alguien de grandes talentos, casi fe de acólito. Por supuesto, no faltan acciones para que Doc revalide esa reputación y la supere.
También sorprende que primeramente Doc se muestre reacio por el caso, y hasta casi cuesta persuadirle que lo investigue. Los Profundos Problemas Universales centran su atención y las cuitas criminales de Danielsen carecen de enjundia. Pero hay maneras de meterle en la acción, y una vez en marcha, Doc procede como una división Panzer.
En Nueva Orleans, no pasa demasiado tiempo (incluso antes le atacan) para quedar en las miras de los incompetentes secuaces del Araña Gris, obcecado en destruirle por los medios más bastos o retorcidos posibles. Dent describe una amalgama de secundarios malévolos movidos por los instintos más primarios, o la codicia más descarnada, o que han pervertido aprovechándose de su mórbida fe en el vudú, que se supone es el culto capaz de proveer de poderes sobrenaturales al esquivo Araña Gris.
Una curiosidad: reparto de la película frustrada sobre Doc en 1966; pues, sí, CHUCK CONNORS daba bien el pego. Pero... ¿dónde está el quinto FABULOSO COMPAÑERO? |
Doc Savage de nuevo contra el terror del más allá, en apariencia, y le surten de suficientes elementos equívocos como para reafirmar la sospecha. Pero Doc penetra más allá de la niebla y encuentra indicios de que hay hilos tirando del títere, ofuscado por una faramalla bien urdida.
Dent describe el vudú de forma infantil y desinformada; son cosas sacadas de un malintencionado puñado de recortes de prensa amarilla donde se han destacado los rituales comeniños y la casquería (real o del todo/completamente figurada), a los cuales alude de modo muy abstracto. Los habitantes de las marismas sometidos por el Araña Gris practican rituales vudú estereotipados; no se especifican sus deidades; no se aclara el origen el culto. Grosso modo, Dent combinó escenarios neoyorkinos que conocía con estampas de Nueva Orleans e información superficial y deleznable, para, eso sí, montar una dinámica aventura que pondría caliente la sangre de muchos jóvenes (o más mayorcitos) en su momento. Aún retiene esa fuerza, que es la que impulsa a perdonar sus deficiencias, analizando con detalle la obra para tratar de extraerle petróleo.
Fotograma de EL CORAZÓN DE ÁNGEL donde aparecen ROBERT DE NIRO y MICKEY ROURKE; por su tema, las dos obras están emparentadas, salvo que ésta sí entra de lleno en lo sobrenatural del asunto |
Por cierto: Doc triunfa, se desvela el aparente misterio sobrenatural (purpurina y FX de película de ROGER CORMAN), se revela la verdadera identidad del Araña Gris, y Doc Savage y los Cinco Fabulosos Compañeros se preparan para la próxima entrega.
Eso sí: lo del disfraz de cocodrilo tiene miga. Aunque… pareciera como si Dent, pese a todo, quisiera mostrar a Doc mucho más mundano de lo que su imagen empezaba a hacer de él…
Vuestro Scriptor.
Documentación adjunta: