Cartel de un evento donde jamás contarán conmigo; el de este año es mucho mejor que el de 2010; pero, ¿transmite, convoca, se ajusta? |
No podemos quejarnos: ciertas actividades de HISPACÓN dan para tertulias. Al repasar su programa de actos, una mesa redonda atrajo de inmediato mi atención:
PROGRAMA DE ACTOS – DOMINGO 10 (del 10 del 10):
18:30 - Mesa redonda: "La decadencia de la ciencia ficción y el ascenso de la fantasía".
Enseguida comprendí que se trataba de una polémica preparada adrede para asegurarse considerable asistencia y que ésta ofreciese una batería de propuestas u observaciones que dinamizasen la actividad. Visto así, ¡genial enfoque! ¡Por fin hablarían quienes pueden asegurarnos si el género está en crisis, decadente en verdad, si hasta morirá! Pero, si lo contemplo considerando que pudiera haber un determinado entreguismo a “la causa de la fantasía” por parte de un grueso de lectores de ciencia ficción, que por el motivo que sea “han desertado”, la cosa es tremenda. La decadencia de la ciencia ficción: ¿decadencia con las cifras de recaudaciones (ergo: público) de los últimos estrenos del género? Porque no nos queda, de momento, más remedio que tasar su decadencia y crisis de este modo… mientras tememos conocer los datos descorazonadores que los editores puedan dar sobre la venta de libros sobre el género y que apoyen plenamente la afirmación de la tertulia.
Afiche de GATTACA, impresionante y oscuramente predictiva cinta. Y ejemplo de lo que ciertos sectores afirman debería ser TODA la ciencia ficción |
Por otra parte, tenemos que apreciar que “ciencia ficción” es un término muy amplio y con extremos nebulosos y que suele describírsela según el autor encargado de hacerlo. Para mí, ‘ciencia ficción’ es TERMINATOR, pero para un hipotético vecino mío lo es CÓDIGO 46. Prefiero el espectáculo; ese vecino la reflexión profunda y serena, más prospectiva, sobre los límites de la clonación.
E igualmente esta premisa se puede aplicar a la fantasía. Porque ¿qué fantasía está en auge? ¿PETER PAN (o las historias de BEATRIX POTTER, o EL VIENTO EN LOS SAUCES?) o ELRIC DE MELNIBONÉ? Concededme la licencia de enfocarlo de esta manera: cuando se habla de “fantasía”, el colectivo (la amplia mayoría de personas que no está interesada en el género más que como se lo sirven en la TV o los cines) lo asocia a lánguidos príncipes semihumanos/brujos, marfileñas princesas casi deletéreas, rudos enanos vocingleros y seres feéricos que “ya eran viejos cuando el mundo era joven”, parafraseando a ROY THOMAS. Y no olvidemos al forzudo bárbaro.
Cartel de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, LAS DOS TORRES, un hito del cine que dinamiza un texto plúmbeo, pero que... |
Propuestas como STARDUST no las consideran “fantásticas” (son “películas bonitas”) y dudan al juzgar las de los niños-brujos más audaces y listos que el hambre. Con un somero interrogatorio, terminarán admitiendo que sí, son fantásticas, pero no del tipo que consideran que es ese género: la espada y brujería.
Sin duda, la fantasía que defendían en esa mesa redonda abarcaba mucho más que la épica, entrando en regiones sombrías que, en cierto momento, podrían hasta clasificarse de “género del terror”. Pero el daño ya está hecho y fantasía es espada y brujería, un segmento que ha absorbido del todo al resto del espectro, y es gracias a PETER JACKSON y la obra de ingeniería profunda que ha hecho adaptando la trilogía de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS (de apenas nula repercusión en su momento; si los hippies no se hubieran encaprichado de él, supongo que no mucho sabríamos de esta saga, tanto como de EL CABALLERO DE LA CARRETA.) ¿No he referido en las reseñas sobre SOLOMON KANE que su adaptación al cine se adorna de los aspectos más estéticos de la trilogía de Jackson? Aun una historia “liviana”, más DISNEY, como LAS CRÓNICAS DE NARNIA, tiene su troquel estampado fieramente en el cuero del lomo.
Jackson, acaso a causa de su origen del cine gore, como SAM RAIMI, cuanto ha hecho de grandioso al adaptar esos libros es emporcarlos. Ha hecho SPAGUETTI-WESTERN del “fantástico”, junto a vehementes contrapicados que producen vértigo. Ha ensuciado el virginal género con rostros sudorosos con barbas de tres días. Ahí está la fuerza de esas adaptaciones. (Además de una imaginería visual prolija y labrada hasta el más mínimo-nimio detalle y emplear programas de la ILM de GEORGE LUCAS para suplir las deficiencias técnicas de la supervalorada WETA.)
Descubierto el truco, sigamos con la prospección: si hay un “género” en verdad decadente es la espada y brujería, o sea: la fantasía según lo entiende la inmensidad del orbe. Porque ¿de qué estamos hablando? El enano, el elfo, el troll, el gigante triste (o colérico), el paladín invicto y níveo, la virginal princesa (y hago este inciso: los protagonistas de esas historias rara vez no son de noble linaje; nunca son obreros, ni los ASESINOS DEL SHOGÚN del reino. Esa épica es deficitaria en democracia), el MAL, multiforme, una suerte de pringosos terribles trasgos, alguna bruja y la bendición, casi inútil, de un dios luminoso del BIEN.
Cartel de EL EJÉRCITO DE LAS TINIEBLAS. Pues, según se mire, SAM RAIMI innovó "a lo spaguetti" el fantástico-épico antes que Jackson |
Con estos elementos, ¿cuántas historias no se han fraguado (y servirán de mortero en el futuro)? Siempre aceptando que ‘fantasía’ es ‘épica’, fértil precisamente el género no es; aún está más agotado que la ciencia ficción. Es cierto que el relato, a escala básica, obedece dos reglas fundamentales: el viaje y la lucha entre el Bien y el Mal. Es el patrón oro de toda historia. Hasta las más minimalistas imaginables. Para darle vidilla al asunto tenemos que hacer pausas, reflexiones, evocar con flashbacks… una multitud de recursos que dinamicen el relato. Pero mientras que algunos autores pueden adornar estos dos requisitos con distintos matices de oropel al extremo de casi hacer nueva su fábula (cuando el objetivo que persiguen es, nada más, mostrarla sugerente), si nos centramos en la fantasía (recordad: épica) apreciamos que no ofrece apenas variedad, excepto que cambia el nombre de los protagonistas y los escenarios donde transcurren los capítulos.
Vuestro Scriptor.