miércoles, 8 de junio de 2011

LAS MONTAÑAS DE LA LUNA – SANGRE, SUDOR, INSIDIAS Y RIVALES

Afiche foráneo del filme; el mundo
entonces parecía ilimitado...
En ayunas de ver la cinta basada en la novela A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS, de PHILIP JOSÉ FARMER (que algo me recomienda mantenerme a años luz del desastre), para aproximarnos a las grandezas y miserias del protagonista del libro nos sirve este buen filme en que PATRICK BERGIN encarna al combativo, inquieto y obsesionado/obsesivo SIR RICHARD FRANCIS BURTON, bastante lampiño si lo comparamos con las fotografías de su época, donde luce unas pobladas barbas bifurcadas de lo más extravagante, la verdad.
Las Montañas de la Luna reproduce (seguramente, muy sui géneris) un hecho histórico coprotagonizado por Burton y su compatriota JOHN HANNING SPEKE (interpretado por IAIN GLEN), el querer hallar las fuentes del Nilo, tortuoso objetivo en aquella época, 1854, y en un continente, el negro, que aun en tiempos tan cercanos aparentemente como los de ROBERT E. HOWARD seguía siendo una gran mancha de desconocidos pagos cortados aquí o allá por varios ríos, junglas impenetrables donde mitos ancestrales gestaban misterios amenazantes y había muchas pretensiones colonialistas, así como un afán de propagar el cristianismo por parte de miríadas de misioneros, más o menos sinceros, o sólo beatos hipócritas que así creen que van a ir al Cielo, se lo han ganado ya. Sólo por esa simple presunción, van de cabeza al Infierno.
JOHN HANNIG SPEKE (IAIN GLEN) como un señorito
inglés de buena crianza; si se mueve, se queda sin postre
La película de BOB RAFELSON, inspirada en BURTON Y SPEKE, novela de WILLIAM HARRISON (autor del cuento y guión de ROLLERBALL -la buena, la de 1975-), arranca con la llegada del atusado y estirado Speke a Somalia, encuadrado por brillantes escenarios marinos que contrastarán notablemente con los áridos paisajes del África interior. Enseguida contrastan sus personalidades distintas (que no rivales, aún), pues se presenta a Burton como un inquieto sujeto abierto a explorar numerosos aspectos de la vida, las culturas y religiones locales, que concitan el desprecio de sus coetáneos sin embargo, rechazando la pretendida superioridad que le da su color de piel y su civilización, mientras que Speke se mantiene victorianamente almidonado en esos preceptos, mohíno incluso. La primera incursión de Speke en África, pues “financia” una expedición a Burton, no obstante es desafortunada: venía a cazar leones ¡y les atacan unos nativos sanguinarios! Entre tanto, sucede la lanzada en la mejilla que desfiguró parcialmente a Burton.
PATRICK BERGIN como RICHARD FRANCIS BURTON en
plan bon vivant: chalet, ninfas, buena comida...
Speke, herido en ambas piernas (y bien escapó, teniendo en cuenta qué barrabasadas pensaban hacerle) regresa a Inglaterra donde vuelven a surgir contrastes entre ambos, pero procedentes de las esferas sociales que frecuentan. Mientras a Burton aparece como un libertino de baja intensidad apasionadamente enamorado de los misterios de la vida, Rafelson perfila mejor a Speke mostrándolo como un digno prototipo del inglés que haría de Albión el mundo, condescendiente con todas las demás criaturas del planeta, como lo sería con su perro de caza o caballo, rasgos que abocetara en Somalia.
FIONA SHAW es ISABEL ARUNDELL; acosa a su ídolo
para que le firme ese libro tan bonito: Ande, sea bueno
El entorno por donde menudea Burton es anárquico, vital, y él mismo huye con decisión de las marañas y conspiraciones sociales por donde parece desenvolverse bien Speke, que llegará a ser su rival. La convalecencia en la heredad de Speke (un ambiente que nos confirma sus convencionalismos inmutables) permite esbozar las aparentes inclinaciones homoX de Speke, encarnadas en las atenciones que le prodiga LARRY OLIPHANT (o RICHARD E. GRANT), editor.
LARRY OLIPHANT (RICHARD E. GRANT) y Speke en un
momento de ambigua intimidad... y tramando maldades
Cuando surge la posibilidad de encumbrarle, financiando la expedición en pos de las fuentes del Nilo, el padre de Oliphant le pregunta si su interés es en verdad mercantil, o hay ALGO personal. Su tolerancia (y más, proviniendo de un padre) es un detalle interesante en una sociedad que martirizaría a OSCAR WILDE después por la misma cuestión, o análoga. (El beso que luego Speke le estampa en los morros al enfermo Burton desde luego tiene demasiada pasión como para admitir dudas.)
Burton conoce, en el ínterin, a la que será su esposa, ISABEL ARUNDELL (interpretada por FIONA SHAW, con un ‘brío’ que, por lo leído en A vuestros cuerpos dispersos, ni de coña la señora de Burton tenía), que cala con intensidad en él, pero no tanto como la pasión que siente por África.
SIDI BOMBAY (el actor PAUL OSTRONGO), capital en el
asunto; con esa dentadura, no parecía ni de fiar...
Emprendida la expedición finalmente, el relato en primera persona del supuesto diario y la correspondencia de Burton establece las distintas penalidades que el terreno va ofreciéndoles, así como los encuentros con las tribus, pacíficas, hostiles, que anidan en lo hondo del continente casi ignoto. Aunque adversidades llamativas, al parecer las de la empresa real fueron mayores.
La película parece también querer hacer justicia a SIDI BOMBAY (PAUL OSTRONGO), el nativo que atravesó el continente de Norte a Sur, Este y Oeste, y cuya gesta no obtuvo en absoluto el reconocimiento debido en su momento.
DELROY LINDO como MABRUKI, el exesclavo
místico; su inicua muerte marcará a Burton

MABRUKI, el personaje místico interpretado por DELROY LINDO, parece impostado para mostrarnos la capacidad inmediata de fascinación que Burton sentía por lo sobrenatural (al fin y al cabo, inventó el término percepción extra sensorial –PES-) y cómo podía abstraerse, relegándose de los asuntos de naturaleza más prosaica, como pudiera ser el estado de su expedición, que llega hecha un guiñapo al lago Tanganika.

OH-OH

Como todas estas películas, su fuerza no reside en sus FX o una alucinante imaginería visual, sino en la intensidad actoral de los protagonistas, la belleza de la fotografía o los extensos páramos donde transcurre la acción, ‘complementos’ que están ahí pero parecen hechos ex profeso para mostrarnos lo hermoso que es nuestro planeta, así como qué peligros mortales posee. Las montañas de la Luna ofrece un conseguido espectáculo que me atrevo a recomendar, sobre todo por ser un excelente desengrasante de las pasmosas animaciones por computadora e interpretaciones, más o menos planas, puestas al servicio de un argumento donde lo humano y su dolor es relativo, y abundan prodigios que pudieran parecer sinsentidos.

El tío del sombrero con plumas la lía, de verdad; blancos
ensanchando las encorsetadas fronteras de su mundo

Permite, asimismo, contrastar los apuntes biográficos y de carácter de Burton que desparramó Farmer en A vuestros cuerpos dispersos con lo que se ve en la película, y cómo aun algo que está contrastado con datos fehacientes puede diferir tanto de otra versión, en qué forma algún suceso se presta a reinterpretación, ambigüedad o equívoco, pero que sin embargo aporta sazón tanto a una como otra fuente.
Vuestro Scriptor. 
Oliphan, tras el suicidio de Speke, se la juró a Burton; su
furia tenía mucho de enamoramiento frustrado, cierto