lunes, 27 de junio de 2011

DUNE (I) – CAE EL CIELO


Comentario sobre esta
edición

Dudo que pueda aportar ningún dato especial ni relevante, nada nuevo, sobre este grandioso clásico del género. Es verdadera ópera estelar. Los más hábiles, sesudos, indagatorios comentaristas, autores y aun aficionados, llevan décadas proporcionando datos u opiniones, incisivas, agudas, que contemplan todo el amplio espectro que pueda abarcar esta novela. Sólo puedo hacer un comentario particular esperando adornarlo de tal forma que sea atractivo para el eventual lector.
Mi edición está dividida en dos tomos, al ser publicada en una colección económica de las que anuncian en TV, cosa que me brinda la oportunidad de opinar progresivamente sobre el texto, tal como lo fui descubriendo. No creo que esta división perjudique al conjunto de la obra, que ya de por sí está compuesta de “libros” que, a su vez, persiguen mostrar la evolución que el protagonista, PAUL ATREIDES, va experimentando en los sucesivos capítulos.
El autor, FRANK HERBERT, en plan motero guay
(lo delatan las barbas) echándose unas risas
con la cámara
La primera y siempre vigente impresión que desprende Dune es su solidez. Es como una caja fuerte, blindada por todos lados, y la prosa de FRANK HERBERT, su autor, lo remacha. Es firme y seductora, sugerente casi todas las veces, y va sumergiéndote en su peculiar Universo feudal fluidamente. Los neologismos causan poca confusión; ellos mismos se explican o deducen. El lector, como una de esas fragatas que surcan los añorados océanos de CALADAN, navega sobre los párrafos con facilidad. Se desliza a través de los capítulos sin impedimentos.
Esa rotundidad, la de ser una obra ponderada y sellada con eficacia, no obstante tiene la desventaja de que, como te coja en un día travieso, mandas a hacer puñetas el libro y te entregas a la insustancial parrilla televisiva.
Una portada mucho más atractiva
que la primera expuesta, digna de
este hito, sí, señor
Todo el mundo, confío, ha señalado (Herbert mismo lo testimonia en algún renglón) la peculiaridad mesiánica del protagonista (lo que me provoca irritación; detesto ese tipo de historias), aunque me percaté de que Paul no es un mesías. No nace con un destino y del cual es por completo consciente y a él se aboca. No es un iluminado estilo HITLER o los otros muchos que han salpicado la Historia de sangre y matanzas a mogollón. Paul, PABLO, como SAULO DE TARSO, es derribado por la poderosa luz de la revelación (la especia) que cambiará su vida. Él no lleva la religión en sí, como JESÚS, sino que se amolda a la del inhóspito ARRAKIS (la sonoridad de los nombres de esta novela es otro valor). La acaba fusionando consigo mismo, hasta que ambos tejidos, el de su carne y el mito, son indistinguibles e inseparables. Por eso se señalan sus propiedades… hum… místico/taumatúrgicas mesiánicas. Pero no: Paul es la herramienta. No la fe.
Otro detalle que hace sugerente Dune son las fechas. Los sucesos ocurren en un Remoto Futuro (el diez mil y pico largo-largo y no después de Cristo, sino de una “conmoción” feminista, la BENE GESSERIT), cosa que encaja con el aire de denso pragmatismo que desprende la novela (tan enfocada a “adoctrinarnos” con una idea ecologista en época bien temprana -1965-, distinta a la mamela de la que están viviendo muchos ahora con lo del “cambio climático” que piensan “impedir” –jaja; tan absurdo es como querer sacar la Tierra de su órbita saltando todos a la vez en Australia-). Por lo común, los viajes estelares, una cosa ardua y compleja y muy controlada en Dune, ya empiezan a ser cosa habitual antes de 2050 (ESPACIO 1999), lo cual en absoluto casa con nuestro paralizado/en coma programa espacial, cuyo clímax estuvo entre finales de Década 60 y mediados de Década 70.
Ilustración de un peligro constante y casi indestructible
de un planeta cuya riqueza, literalmente, abona el suelo
Oh, bueno, hay algunos robots circulando por Marte, pero las estrechas miras sociales consideran estas inversiones dispendios intolerables sin advertir que la investigación-exploración espacial drena medicinas, materiales y la tecnología actual de la que tan orgullosos estamos conforme nos volvemos sus agradecidos esclavos.
Esta es otra particularidad de Dune: las máquinas tienen una influencia mínima-nimia, relativa a veces, porque un grupo religioso, en el Remoto Pasado, consideró que su uso, el de las máquinas andantes-pensantes y las potentes computadoras, perjudicaban el progreso, ético y físico, del ser humano, y las limitaron, pues perseguían crear una Humanidad cuyos sentidos se hallasen expandidos hacia la superación moral. En esa guerra, SKYNET no llegó a triunfar. Fue antes aniquilado.
Esto tampoco es una gran novedad, porque la ciencia ficción, género distópico por definición, abunda en obras donde se exige la perfección del Hombre y su alma. Pero suele ocurrir que cierto autor, Herbert en este caso, lo presenta de forma tal que parece novedosa y sorprende encontrar, por ejemplo en un relato de 1940, sus conceptos.
Pues debemos intuir que éste es PAUL ATREIDES ante el
 otro gran mito de ARRAKIS: un descomunal gusano
También Dune nos cuenta que la Historia es un circuito y que el Hombre pasará por sus distintos pero siempre repetidos estadios siempre. Al parecer, no aprende nada del ayer (de ahí que sea fundamental no adulterar la Historia, mutándola al antojo del caudillo de turno, para que encaje con lo que él considera que debió ser, y no fue, como pasa en este país ahora, donde las “rectificaciones” han llegado a extremos aberrantes), y repite errores. En un ambiente de HI/TECH controlada, Dune muestra un cosmofeudalismo, con un Imperio que somete a vasallaje a unas Casas nobiliarias que compiten entre sí, como demuestra la encarnizada y rancia disputa entre los Atreides-HARKONNEN, que adquirirá un cariz decisivo cuando la vasta, costosa y retorcida conspiración del BARÓN VLADIMIR Harkonnen cuaje acentuando los ya receptivos recelos del EMPERADOR SHADAM PADISHÁ IV con respecto al más bravío e inspirador DUQUE LETO Atreides.
Un afiche de la película de DAVID
LYNCH. Destinado a dejar volar
la imaginación, ¿verdad?
Aunque provista de adecuadas dosis de acción, aun de violencia, Dune apuesta más por explorar una larga trama de conjuras, conspiraciones y complots en los complots de los complots, algo muy del Renacimiento, muy de los BORGIA, me comentan, tallando una saga de personajes llenos de atractivo cuyos pensamientos Herbert nos expone a fin de que podamos sintonizar con ellos mucho mejor, dándoles mayor calado.
Este enfoque medieval, ¿es en verdad el régimen político de la Humanidad del futuro? ¿La democracia quedará como un ensayo prometedor pero plagado de detractores? Todo lo indica. La autoridad única y firme parece ser una constante, ya sea la del macho alfa como la de la madre alfa (Dune es muy matriarcal; no se apela a Dios, sino a la GRAN MADRE. Para más inri, está la preeminencia Bene Gesserit –cuyo trasunto son los CABALLEROS JEDI; ¡vaya si Dune ha influenciado STAR WARS!- y la de la madre de Paul, DAMA JESSICA). Los días del parlamentarismo: ¿empiezan a languidecer, dado el creciente, y por ellos buscado, descrédito de los políticos, aves de rapiña que husmean únicamente asegurarse sus privilegios excepcionales y prebendas públicas?
Esta ilustración sugiere algunas de las claves de DUNE:
misticismo, misterio, miradas cargadas de sensualidad y
peligro, enigmas y antigua sabiduría
El tomo uno de Dune concluye en un momento crítico para los protagonistas. Una vez los Atreides ocupan Arrakis, se cierra la trampa urdida por el Barón y los gallardos efectivos del Duque Leto (él mismo ha muerto ya) son aplastados por los ejércitos de GEIDI PRIME y los terribles pretorianos imperiales, los SARDAUKAR, enmascarados de Harkonnen. Paul y Jessica emprenden su desesperada HÉGIDA, donde se sucede el momento en que Pablo es derribado del caballo. En su ceguera, oye a Dios con increíble diafanidad. Pero, de momento, la muerte les acecha y el Barón ríe satisfecho al ver cómo sus tejemanejes triunfan y acaricia su sueño de tener un Harkonnen emperador.
Vuestro Scriptor.

Documentación adjunta:

http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/2012/01/dune-ii-esclavo-de-la-leyenda.html
http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/2012/01/dune-el-imperio-matriarcal.html