Sombrío afiche de una pelicula basada en los relatos de F.X. TOLE |
Y además, se ensaña. No Le basta con tumbarte: te inflige tal castigo que Se asegura tu derrota absoluta. No sé a qué juega el Altísimo con nosotros, pero desde luego no es a algo bueno, ni mucho menos, justo.
Especificado esto, me parece también claro que CLINT EASTWOOD está cerrando el círculo iniciado en POR UN PUÑADO DE DÓLARES. Antes, su carrera actoral era prácticamente irrelevante. El suyo es uno de esos casos en que un determinado golpe de suerte (SERGIO LEONE) malogra un destino insulso. Eastwood pudo ser otro actor refugiado en teleseries o películas deleznables. Recibió un segundo ‘espaldarazo’ al interpretar a DIRTY HARRY CALLAHAN, y ahora, agradecido por su ‘apoyo’, da reposo a estos antihéroes a quien tanto debe. MEL GIBSON podría aprender de él y volver a ser MAX una última vez, y no MARTIN RIGGS por quinta (e insustancial) ocasión.
En SIN PERDÓN, Eastwood ‘jubilaba’ al PISTOLERO SIN NOMBRE que le dio fama, y tanto en GRAN TORINO como en DEUDA DE SANGRE ponía a Harry Callahan a descansar. Ahora resolvía su imagen de frío e implacable, cosa que consigue en este filme. Eastwood ya puede pasar al patio de butacas tranquilo, con la certeza de que su labor concluyó con laureles.
FRANKIE DUNN (CLINT EASTWOOD) incordiando con la lógica a su párroco, el PADRE HORVAK (BRÍAN O´BYRNE). En la Iglesia, Dunn no hallará reposo a sus cuitas, sino incomprensión dogmática |
JOHN WAYNE hizo algo parecido en EL ÚLTIMO PISTOLERO, aunque también puede esa cinta interpretarse como la última voluntad de un hombre extensamente socavado por el cáncer (esa inocua enfermedad) y que temía morir en una cama atontado por las drogas, entre terribles dolores, y “organiza” un duelo donde salda viejas cuentas y gana su pasaporte al Valhalla.
Eastwood no ha recurrido a tanto para culminar su carrera, aunque en Million dollar baby liquida su estampa de inflexible “asesino deliberado”, según declaró la crítica que visionó sus westerns spaguetti. Aquí vemos a todo un correoso duro como él llorar, cosa impensable en alguien con su mítica, aunque un minuto después, retomaba esa aspereza de carácter para desafiar a Dios.
MAGGIE FIZTGERALD (HILLARY SWANK) dispuesta a tumbar el mundo a puñetazos |
Million dollar baby contiene varios elementos entre los que destacan la superación, la fe y la eutanasia. Acaso este último sea el más relevante, pues la cinta presenta un caso en que la ética queda brutalmente resentida. Sin grandes aspavientos ni demagogias, Eastwood abre el debate y lo presenta para nuestra discusión. Muestra a la Iglesia como un organismo automático y obsoleto, al margen de la realidad, que se parapeta tras manidos lemas (ya no argumentos) que pueden satisfacer a la jerarquía, pero no al común de los mortales. Las jerarquías, como siempre, son tan tolerantes con el dolor porque no lo sufren. Numerosas capas de confort acolchan su carne.
Meritoria es también MAGGIE FIZTGERALD, el personaje de HILLARY SWANK, una mujer de treinta y un años que vegeta en un empleo rutinario y que economiza hasta el último centavo para dar una vida mejor a su madre. Conoce el otro extremo del mundo (léase: su hermana, esposa de un macarra que sólo sirve para envenenar vidas ajenas) y lo teme como a una plaga. Tiene un sueño y ferozmente lo acomete como los puñetazos que suelta al saco de arena de entrenamiento.
MORGAN FREEMAN es EDDIE SCRAP IRON DUPRIS, quien ve en Maggie valores muy superiores al común |
El triunvirato lo culmina MORGAN FREEMAN como EDDIE SCRAP-IRON DUPRIS, ex boxeador ciego de un ojo que ve en Maggie una garra, una pasión, ausente en los pupilos (masculinos) del gimnasio que corregenta junto a FRANKIE DUNN (Eastwood), un hombre lleno de desencanto y cinismo que, en realidad, así apantalla una profunda culpabilidad, pues la lesión que ostenta Eddie fue en parte culpa suya. Desde entonces, Frankie lleva esa cruz y cree que acudiendo a misa, ese locutorio con el que en teoría comunicamos con Dios, las cosas no se solucionarán, pero hallará algún bálsamo, aun mínimo-nimio, que le permita, al menos, mirarse al espejo sin sentir los remordimientos barrenando sus entrañas. (Freeman, esta vez, abandona ese aire doctoral, de Maestro Jedi, que agarró en CADENA PERPETUA y parece su sigul interpretativo. Es quien relata la película —bajo la forma de una extensa misiva a la hija de Frankie, con la cual no se habla— conforme nos acerca a la más trascendental decisión de Dunn.)
La tenacidad de Maggie causará enfrentamientos entre los socios del gimnasio. Los motivos de recelo de Dunn atañen a la salud de Eddie |
Al principio, como instintivamente alertado, éste se niega a entrenar a Maggie; el boxeo tiene unas reglas y unos tiempos que requieren un candidato joven, feroz y listo a cometer esfuerzos. El tiempo se te pasó, muchacha, sugiere el insidioso predicamento de Frankie para Maggie, pero ella insiste Insiste INSISTE y le desafía, ejercitándose a la sombra de su autoridad, que no se presenta ni machista ni paternal ni sobreprotectora porque sea mujer, sino porque presiente (oh, sí) que todo terminará en terrible tragedia.
La impresentable familia de Maggie, por la que ella acepta hacer tremendos sacrificios |
Pero Maggie, su constancia, su dedicación, la pasión que rebosa, terminan derrotando las prevenciones en ON de Dunn. Un vistazo a la vivienda de ella (espartana a tope) le acaban decantando hacia el tutelaje de la prometedora atleta. Eso es lo que respeta él del asunto: la firme voluntad de Maggie. Admira su espíritu de superación y su capacidad para sacrificarse. Maggie sólo quiere lo que conquiste con su esfuerzo. Todo un (incómodo) ejemplo en una Sociedad que ha derrochado recursos en promocionar mandrias, mediocres, esperpentos, pelotilleros e inútiles, presentándolos como la norma de conducta/comportamiento del ciudadano.
BILLIE 'LA OSA AZUL' (LUCIA RIJKER), sin saberlo, instrumento del funesto destino de Maggie |
Al final, tanto manager como boxeadora desafían y vencen convencionalismos. Maggie primero, desligándose de una familia inmoral y miserable por cuyo bienestar terminó tetrapléjica, y luego intentando suicidarse con la misma salvaje determinación como triunfó en el cuadrilátero. Después, Frankie, que, buscando apoyo en quien tiene todas las respuestas (el clero, intérprete privilegiado de Dios y Sus designios), a cambio recibe un manido misal carente de sentido común.
Si ese puñetazo hubiera fulminado a la Osa Azul, cruel y marrullera como la vida, cuántas cosas habrían cambiado para Maggie, Frankie y Eddie |
Pudiera ser que Frankie, al proporcionar la eutanasia a Maggie, quedara fuera del Reino de los Cielos. Haciéndolo, Dunn no pensaba en la salvación de su alma. Entendía que dejar a Maggie postrada en esa cama, a base de paliativos, sin esperanza alguna de curación, era lo que la condenaría. Lo que le importaba verdaderamente era estar en paz consigo mismo, pues tenía que soportarse a diario. Atormentado por la lesión de Eddie, ¿iba a cometer esa felonía con una pupila a la que tanto amaba, y no en el plano carnal o romántico, pues lo que de ella le gustaba era su desprendido tesón? Imposible.
Si Dios no estaba dispuesto a ser decente, él sí. A cambio, podría mirarse al espejo libre de arrepentimientos.
Vuestro Scriptor.