Enigmático afiche del filme, basado en el corto LA JETÉ, de CHRIS MARKET |
Este filme del ex MONTY PHYTON TERRY GILLIAM no deja en muy buen lugar a la profesión psiquiátrica, en general, y algún caso, de la película, en particular. Asimismo, esboza una extraña fijación fetichista por el plástico, que supone una segunda prisión o forma de contención en el enigmático y sugerente Mundo Subterráneo de 2035.
Gilliam venía breado de su adaptación del BARÓN DE MUNCHHAÜSEN, donde desplegaba un barroquismo visual ‘sugerido’ por GUSTAVE DORÉ. Había sido una producción catastrófica y los estudios (Universal, en este caso) recelaban notablemente de darle un suculento cheque para rodar otro desastre. Esta cicatería redundaría en un esfuerzo mayor del elenco que daba vida al conjunto de protagonistas, como obligaba al director a ser más incisivo e imaginativo con las cuatro perras asignadas. Supongo que reabsorbió bastante material de la elegíaca BRAZIL, incorporándolo a esta tenebrosa fábula de nuevo en sustitución del dinero rateado por la productora.
Forastero en tierra extraña: 2035, la Tierra casi vacía de seres humanos. Para algunos, algo justo |
12 monos también trata del viaje en el Tiempo (espero sorprender a alguien dando esta información) y sus posibles repercusiones mentales en el crononauta. Y con los antecedentes que hay sobre la materia (léase: TERMINATOR), los detractores de la cinta siempre aluden a que no hay brillantes auras de energía destacando un traslado de época. (Y añaden que es lenta, parsimoniosa; bueno, le imputan los mismos defectos que a BLADE RUNNER otrora, y todos sabemos que ahora mismo es un ¡aclamad a la película! mundial. —Por cierto, el guión de 12 monos, junto con JANET, es también de DAVID PEOPLES—.)
JAMES COLE (BRUCE WILLIS) escoltado por carceleros tan peligrosos como él mismo. Tienen planes para Cole |
Quizás, de haber contado con un abultado presupuesto, hubiéramos visto tal pirotecnia visual, aunque analizado con frialdad, ¿tal espectáculo habría menoscabado la potencia del sombrío drama que se narraba?
La escasez de fondos dio un resultado muy gótico, al hilo de las penurias y apocadas perspectivas que se tienen en 2035, donde malvive el uno por cierto de la raza humana, imaginamos que diseminada en Subtrópolis como la que alberga al protagonista, JAMES COLE (otra excelente interpretación de BRUCE WILLIS), recintos herméticos donde respiran aire reciclado sin fin-sin fin, algo sin duda más que desalentador.
LA DR. KATHRYN RAILLY (MADELINE STOWE) lista a atender lo que aparenta ser otro chalado con una historia loca más |
Cole es un extraño antihéroe. Por lo común, aceptamos una imagen radiante del héroe que sabe qué hacer en todo momento, actuando con honestidad, integridad y heterosexualidad en cada ocasión. Nuestros antihéroes favoritos, pese a su apariencia lacónica o desastrada, contienen el germen de la grandeza virtuosa del más luminoso paladín, del que se diferencian en que son más expeditivos y sádicos al liquidar al malo y su banda.
Mas Cole es un presidiario inadaptado, de conducta violenta, y aspecto obtuso, al que fuerzan a ser héroe. Sólo destaca porque el estrafalario CONCEJO DE CIENTÍFICOS necesitaba una cobaya más para sus experimentos, y Cole tenía una condena tal que hasta saltar por la tabla de los piratas le parecería un indulto.
En el manicomio, Cole conoce a JEFFREY GOINES (BRAD PITT), y quizás le sugiera un futuro nada venturoso para la Humanidad |
Lanzado a 1990, a seis años del inicio de la aterradora pandemia, topa con una situación no muy distinta de la que vive en 2035. Otros muros lo aprisionan en el ‘pasado’. Por otra parte, ¿qué pábulo merecen todos esos “mensajeros del futuro” que predican desastres? [Para este 2012 se aventura EL FIN (así, en mayúsculas, para contentar a los milenaristas ovnitólogos), aunque son otras cosas las que vamos a ver terminarse.] En este exaltado ambiente de (recurrentes) patrañas y explotadores del miedo al Juicio Final de personas ofuscadas, ¿consideraremos en serio a este tipejo calvo que tundió de una paliza a cinco polis?
El perplejo CONCEJO CIENTÍFICO oye las peripecias de Cole en sus viajes espaciotemporales. Como científicos, resultan unos chapuceros |
De 12 monos siempre he destacado el anacronismo que manifiesta la DR. KATHRYN RAILLY (MADELINE STOWE, provocativa en minifalda) al constatar que ya conocía a Cole. Intentan explicarlo como que ella metabolizó y almacenó en su subconsciente el rostro de Cole al verlo, granuloso, en la instantánea del soldado “francés”, que resulta ser otro recluso de 2035 (JON SEDA como JOSÉ) y por eso recuerda/reconoce a Cole. Pero lo que ella esboza parece más bien la evocación de la relación/romance que ambos entablan poco antes del asombroso desenlace de la película, en realidad el bucle de la existencia de Cole.
El DR. LELAND GOINES (sufrido padre de Jeffrey), el actor CHRISTOPHER PLUMMER, escucha desabrido los 'desvaríos' del DR. PETERS (DAVID MORSE), y se lamenta de la conducta de su hijo |
Gilliam lo filma en ambientes decadentes o de puro derelicto. Incluso el opulento escenario de la mansión de CHRISTOPHER PLUMMER, como LELAND GOINES, padre del desquiciado y frenético JEFFREY Goines (BRAD PITT), demuestra que otro tipo de corrupción socava tan espléndidos salones. Tal es que tan concienciados y adinerados personajes homenajean a un hombre que cultiva virus capaces de aniquilarnos so pretexto de la Defensa Nacional. Como reflexión, observar que siempre encaramos el Armagedón como un final orgasmo febril de lanzamiento de núcleos. Pocas veces el fin sucede por culpa de un minúsculo organismo que nos barrena por dentro. No es espectacular. Es una aniquilación aun vejatoria.
Dos contra el fin del mundo. Lo más asombroso de este filme es que no se puede impedir. Sólo al final se sugiere la posibilidad, y cae inmediatamente |
Sugiere, el decurso del filme, el que sea el propio Cole quien inspire nuestro exterminio al hacer en el manicomio (término oculto bajo el eufemismo de “institución mental”) relato de su odisea. Railly transcribe a su libro sobre la Catástrofe-Definitiva-a-través-de-la-Historia su expediente, que pareciera fuese el credo que motiva al EJÉRCITO DE LOS 12 MONOS (tan sólo responsable, al final, de una gamberrada ecoterrorista), pero que, en verdad, ceba una mente más callada y siniestra, la del DR. PETERS, (DAVID MORSE), colaborador del Dr. Goines, que está, suponemos, altamente ofendido por como maltratan a los animales en los ensayos clínicos. Considera que (como profiere Cole) una raza capaz de aplicar tal tormento no merece persistir. Lega, pues, el planeta a criaturas más elementales, mas menos retorcidas e hipócritas.
Este simple gesto del Dr. Peters pone (casi) fin a la Humanidad. Nada de armas nucleares o pavorosas devastaciones. Sólo... gérmenes |
12 monos expone que la profesión médica psiquiátrica no es la laureada herramienta sanadora que sus integrantes (claro está) defienden. FRASIER, ¿no lo hace también? Pero en 12 monos se esboza más desnudamente la evidencia: psiquiatras y psicólogos no ayudan a sus pacientes; se limitan a encuadrar sus síntomas con los descritos en el Manual e hincharte a drogas, en las cuales confían la curación de unos enfermos por los cuales no sienten la más mínima-nimia empatía. No están para oír dramas; ¿quién escucha los suyos?
Supongo que ya lo sabéis: 12 monos es una gran GRAN película. Espero que jamás hagan un remake de ella. No merece esa masacre.
Vuestro Scriptor.
Sobre EL FIN y el Tiempo: