Un ejemplar del libro comentado. Ya estamos con el asunto de las portadas y la ciencia ficción: o sea, birria |
También Wells retrata una Sociedad, la victoriana, que vivía muellemente en una cautividad de costumbres que hacían infalible su confianza en la inmutabilidad del futuro, apenas distinto de su presente. Escribe sobre un pueblo cabal, pragmático hasta la abulia, que reacciona mal, tarde, sin términos adecuados (sobre todo, porque no existían) para explicar la irrupción vehemente del siglo XX en su sala de estar.
H.G. WELLS con risueña expresión. Si viera el dibujo de portada del libro... |
Con El Hombre Invisible, Wells estaba ya alertando sobre los peligros inherentes de la HI/TECH. Cierto que ésta se orienta hacia nuestra comodidad, a facilitarnos la vida y el ocio (ahí hay peligro; porque cuando el Diablo no tiene qué hacer…), pero posee un Reverso Tenebroso capaz de acarrear nuestra destrucción. Verne plasmaba, en sus más conocidas novelas, un concepto de La Máquina (más que del Progreso) que hacía indiscutible la superioridad del Operador. El Vapor y la Electricidad eran nuestros genios obedientes; semejaban nuevos continentes donde el imperialismo colonialista del Cristiano Hombre Blanco era indiscutible e inevitable.
La primera (creo que es) adaptación del clásico al cine. No sólo CLAUDE RAINS era invisible: echaba rayos por los ojos también |
Pero la Máquina lo domina verdaderamente a él. Deteriora su mente, hace que su humor oscile de la euforia triunfalista genocida a arrojarlo sin tránsito a una miserable depresión caracterizada por arrebatos de cólera incontrolable. Parte de Griffin (que aflora mientras agoniza, el auténtico y confuso Griffin) comprende que pudo canjear una serie de sencillas, pero buenas, cualidades, por un poder monstruoso que lo aliena del mundo y no es tan magnífico como esperaba. Es esclavo de una facultad prodigiosa que actúa más como un parásito, pues necesita nutrirse de él para subsistir, anulándole poco a poco, y dando a cambio magro beneficio.
Y la última que vi al respecto del tema, aunque mejor debería haberse titulado EL TERMINATOR SIN SOMBRA. KEVIN BACON no muere ni de coña |
Hubiera sido interesante experimento ofrecer a Verne y Wells desarrollar esta idea. Al mismo tiempo. Y publicar los libros simultáneamente, comparándolos. Sospecho que Verne habría escrito una épica triunfalista (como yo), en que el Hombre Invisible se convertía en suerte de superhéroe que frustrara una Amenaza Maestra, siendo al final condecorado por la Reina Victoria.
Wells profundizó en la secuela social-psicológica, apartando al Hombre Invisible (entidad per se, distinto al albino investigador Griffin) de las tumultuosas sagas de acción o la destrucción de las conjuras hechas en siniestras guaridas donde fuese a fisgar, prendiendo manojos de anarquistas revolucionarios. Wells estudia el estupefacto impacto que tamaña Novedad causa en una población para la cual la Rutina es la Ley. Y lo hace mediante una galería de personajes costumbristas que, a su vez, son el Costumbrismo en carne y hueso.
Y SAM RAIMI no podía eludir el homenaje al clásico de ninguna forma, en esta que se consideró el BATMAN (de TIM BURTON) apócrifo |
Kemp es de roca de escepticismo. Pronto repara en la demencia paranoica de Griffin. Pero no ve en la invisibilidad un potencial. Ni durante un instante lo seducen sus posibilidades. Está más dispuesto a lapidar el Hallazgo (por esa férrea necesidad de mantener un Orden Inmutable de las Cosas) que a explotarlo. Su ramplona visión es la que liquida al Hombre Invisible y frustra sus estrafalarios planes de grandeza, no la paliza que recibe.
Luego está el obtuso sidekick que el Hombre Invisible se busca, THOMAS MARVEL, el vagabundo que roba sus libros con la poderosa fórmula dentro. Marvel es Pura Ironía Cósmica, propia del tebeo. Wells lo pinta como la ignorancia viviente. Tan ínfimo que ya no le inquieta poder abandonar el arroyo. A su lado sitúa a Griffin, una cumbre deslumbrante de inteligencia (que no necesariamente de cultura), para que podamos apreciar el dramático y pasmoso contraste, rematado por el que sea este “cacho carne” bautizado, medroso y desaliñado sujeto, quien ‘hereda’ un Hallazgo que, en otras manos, Dios sabría qué fin podría tener.
Y, en la misma línea, ALAN MOORE lo incorporó a su LIGA DE EXTRAORDINARIOS CABALLEROS |
Desconcertante concepto, extraña suerte de fe, procedente de un ateo, ¿verdad?
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
Documentación adjunta: