La cubierta, dibujada por JACK EL REY KIRBY. El título, ¿no recuerda al de los tebeos de SUPERMAN? |
En cambio, era un number one de “los efecto especiales” (esos sombreados delirantes, las bolitas representando ráfagas de fuerza, sus monstruos alucinantes) y por ahí Kirby (junto con el reconocimiento de su ingente imaginación y capacidad laboral) suaviza nuestro crítico corazoncito. También conviene resaltar que debía ser bien entintado, o sea, por JOE SINNOT o MIKE ROYER. Cuando era otro el plumilla, CHICK STONE, venga, sus taras gráficas resaltaban como el Himalaya.
En el espacio tiran todo tipo de porquerías. En otra cosa que era muy bueno Kirby era dibujando artefactos de este tipo |
Torturado por íntimas arquitecturas arcangélicas, Lee presenta a Estela Plateada como el ‘Reverso Luminoso’ de LUCIFER. Mientras que el esplendoroso ángel caído se rebela a Dios por soberbia, Estela se enemista con GALACTUS por compasión. Satanás, ángel de ángeles, no creía que estuviera para servirnos, ayudarnos, aconsejarnos, sino todo lo contrario. Estela ve en la Humanidad del planeta Tierra que Galactus debe merendarse para sobrevivir (la causa, en TIERRA-X) una especie de valía insustituible que merece tiempo para evolucionar hasta la grandeza que le haga meritoria del galardón general galáctico y su aplauso estelar.
ESTELA PLATEADA convertido en acosador surfista. Al loro de cómo está dibujada (de mal) la colega |
Por alguna razón personal, que Lee elude citar en el prólogo presente en este especial, El Hombre consideraba que la historia de Estela debía ser recontada y ampliada, buscándole dimensiones que, estando atada a la habitual producción Marvel, no podía tener. De lo primero que se encarga es de eliminar los superhéroes de este escenario, dejando a este forastero en tierra extraña (quizás influencia que tampoco decide admitir) desenvolverse como pueda entre la raza por la cual sacrificó su sentido personal de la libertad: el vagabundeo cósmico.
La cara de GALACTUS denota que se sentó en un pararrayos |
Mientras, el ofuscado Galactus, saciado tras tapearse un mundejo cualquiera, y contradiciendo su constante afirmación de que en él no hay átomo mínimo-nimio que persiga la venganza, y quiera recuperar al díscolo heraldo, conspira para lograr la victoria mediante un trato con el cual nuestro argentino héroe lo pierde todo.
Apela a un ardid sexual, que encarna en ARDINA, especie de LORELEI cuyos realzados encantos (al estilo Kirby) pretenden engarzar al GALAHAD de las rutas espaciales en la red que, al cerrarse, devolverá a Estela al “que hace lo que debe porque debe hacerlo”.
La rebelión en marcha. El calvorota cromado este me está poniendo de los nervios. Echo rayos por los ojos |
Llamativo me parece el que Estela, una vez derrotado por Galactus, y a continuación condenado a no abandonar la Tierra, es convertido en piedra (¿analogía de la estatua de sal bíblica; Estela osó mirar hacia atrás —a su existencia como Norrin Rad, al recuerdo de la siempre anhelada SHALLA BAL—, y al contraste con quien fue, y lo que es ahora, fortificó su deseo rebelde?), y cae. Pero al tocar tierra, el planeta le ofrece su fuerza para sobrevivir. Lo nutre, lo devuelve a su máxima plenitud. Es especie de similitud con SUPERMAN, quien resurge cuando el Sol lo alimenta.
Y aquí está lo curioso del detalle: el Sol es una deidad masculina en la mayoría de los cultos, mientras que la Tierra lo es femenina. Superman, hijo del Sol, por tanto encarna un sigul masculino inequívoco, mientras que Estela, siendo sanado por la Madre Tierra, se erige en opuesto a lo que representa el Último Hijo de Krypton. La Tierra transforma a Estela en su hijo y paladín, berserker que se alimenta de las entrañas maternas para combatir a otro Hijo del Sol, otro forastero alienígena, Galactus, imponente macho alfa que subsiste de expoliar los planetas, las progenitoras. (Seguro que este argumento agrada a las feministas, y ven en Galactus arquetipo, o estereotipo, de algún macho imperialista aberrante.)
El desarrollo de la historia sitúa a Estela en una terrible encrucijada, espoleada por Ardina, que se esmera en mostrarle nuestras vilezas al íntegro surfista. Y ante la ‘muerte en la cruz’, simbolizada por la hostilidad humana, Galactus ofrece a su heraldo una alternativa. Y, al contrario de Jesús en la polémica obra de KAZANTZAKIS, Estela sucumbe a la tentación.
¡Avisados vais! La insistencia de Estela por la declamación dramática también fecunda este tebeo que garantiza un buen rato de ocio, y alguna reflexión, llegando a constituir el elemento que aleje al lector de sus sugerentes viñetas.
Vuestro Scriptor.
De otros superhéroes: