martes, 5 de junio de 2012

SILVER SURFER – LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE NORRIN RAD

La cubierta, dibujada por JACK EL
REY KIRBY. El título, ¿no recuerda al
de los tebeos de SUPERMAN?
Espero no estar exponiéndome al anatema si afirmo que JACK KIRBY dibujaba fatal. Hay por ahí embravecidos dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre en defensa del autoproclamado REY sin querer verle lo pegado que estaba de anatomía y que sus figuras expresaban acartonamiento irreal, que combatía luego con energía haciéndoles brincar con un exceso de dinamismo no menos incongruente.
En cambio, era un number one de “los efecto especiales” (esos sombreados delirantes, las bolitas representando ráfagas de fuerza, sus monstruos alucinantes) y por ahí Kirby (junto con el reconocimiento de su ingente imaginación y capacidad laboral) suaviza nuestro crítico corazoncito. También conviene resaltar que debía ser bien entintado, o sea, por JOE SINNOT o MIKE ROYER. Cuando era otro el plumilla, CHICK STONE, venga, sus taras gráficas resaltaban como el Himalaya.
En el espacio tiran todo tipo de
porquerías. En otra cosa que era
muy bueno Kirby era dibujando
artefactos de este tipo
Este tomo, novela gráfica para gustos refinados, reescribe la historia sabida de ESTELA PLATEADA, sea la aparecida en FANTASTIC FOUR o en su propia colección, ilustrada eficazmente por JOHN BUSCEMA, el apagafuegos de MARVEL, que realizó unos impactantes primeros números hasta que el manta de su hermano, SAL, empezó a entintarle. Incluso la ampulosa prosopopeya de STAN ‘EL HOMBRE’ LEE, llenando bocadillos y cartuchos de texto, pierde tensión e interés, vulgarizando la obra.
Torturado por íntimas arquitecturas arcangélicas, Lee presenta a Estela Plateada como el ‘Reverso Luminoso’ de LUCIFER. Mientras que el esplendoroso ángel caído se rebela a Dios por soberbia, Estela se enemista con GALACTUS por compasión. Satanás, ángel de ángeles, no creía que estuviera para servirnos, ayudarnos, aconsejarnos, sino todo lo contrario. Estela ve en la Humanidad del planeta Tierra que Galactus debe merendarse para sobrevivir (la causa, en TIERRA-X) una especie de valía insustituible que merece tiempo para evolucionar hasta la grandeza que le haga meritoria del galardón general galáctico y su aplauso estelar.
ESTELA PLATEADA convertido en
acosador surfista. Al loro de cómo
está dibujada (de mal) la colega
Lee admite que ve en el paisano exiliado de Zenn-La una mística especial que merece lo mejor de los credos judeo-cristianos para expresarse en las líneas del MAINSTREAM MAKE MINE Marvel y así, tal vez, no sé, dar un sentimiento de empaque a una producción que rápidamente podía devenir en carnaval de máscaras absurdas. Su afán de hacer de Estela ‘algo más allá/mejor’ está en la redundancia que impregna los textos, rebuscándolos y haciéndolos rimbombantes (más que barrocos) en exceso.
Por alguna razón personal, que Lee elude citar en el prólogo presente en este especial, El Hombre consideraba que la historia de Estela debía ser recontada y ampliada, buscándole dimensiones que, estando atada a la habitual producción Marvel, no podía tener. De lo primero que se encarga es de eliminar los superhéroes de este escenario, dejando a este forastero en tierra extraña (quizás influencia que tampoco decide admitir) desenvolverse como pueda entre la raza por la cual sacrificó su sentido personal de la libertad: el vagabundeo cósmico.
La cara de GALACTUS denota que
se sentó en un pararrayos
Estela intenta adaptarse, con frustrantes resultados, al complejo mundo. Su fe en la especie nativa es puesta a prueba incesantemente por los desagradecidos terrestres, pero, como JESÚS resistiendo tentaciones satánicas, persevera en su convencimiento de ver nuestras bondades.
Mientras, el ofuscado Galactus, saciado tras tapearse un mundejo cualquiera, y contradiciendo su constante afirmación de que en él no hay átomo mínimo-nimio que persiga la venganza, y quiera recuperar al díscolo heraldo, conspira para lograr la victoria mediante un trato con el cual nuestro argentino héroe lo pierde todo.
Apela a un ardid sexual, que encarna en ARDINA, especie de LORELEI cuyos realzados encantos (al estilo Kirby) pretenden engarzar al GALAHAD de las rutas espaciales en la red que, al cerrarse, devolverá a Estela al “que hace lo que debe porque debe hacerlo”.
La rebelión en marcha. El calvorota
cromado este me está poniendo de
los nervios. Echo rayos por los ojos
Lee vuelve a tirar de religión para perfilar la trama; muestra a Estela como un inocente ADÁN que acaso fue afectado por aspirar los contaminantes de la Tierra, y a Ardina, como a LILITH, la primera mujer de Adán, mucho más autosuficiente e independiente que EVA (y, por lo cual, fue antes expulsada del Edén). Se establece un combate entre la seducción y la incorruptible moralidad de Estela, que se resiste a ser tentado, porque pese a todo, a las pirotecnias presentes en las viñetas, el tebeo es un drama que intenta versar sobre temas profundos, cuestionar cosas, manifestar que aun estos individuos de cuatricromía padecen las vicisitudes, cuitas y derrotas que aquejan a sus lectores.
Llamativo me parece el que Estela, una vez derrotado por Galactus, y a continuación condenado a no abandonar la Tierra, es convertido en piedra (¿analogía de la estatua de sal bíblica; Estela osó mirar hacia atrás —a su existencia como Norrin Rad, al recuerdo de la siempre anhelada SHALLA BAL—, y al contraste con quien fue, y lo que es ahora, fortificó su deseo rebelde?), y cae. Pero al tocar tierra, el planeta le ofrece su fuerza para sobrevivir. Lo nutre, lo devuelve a su máxima plenitud. Es especie de similitud con SUPERMAN, quien resurge cuando el Sol lo alimenta.
Estela con su 'novia', ARDINA, la
buscona espacial, al fondo. Kirby
trabajó con WILL EISNER. Bien,
pues no aprendió a dibujar ni la
entrepierna de SILVER SURFER.
Esta
splash page demuestra las
notables carencias de su arte
Y aquí está lo curioso del detalle: el Sol es una deidad masculina en la mayoría de los cultos, mientras que la Tierra lo es femenina. Superman, hijo del Sol, por tanto encarna un sigul masculino inequívoco, mientras que Estela, siendo sanado por la Madre Tierra, se erige en opuesto a lo que representa el Último Hijo de Krypton. La Tierra transforma a Estela en su hijo y paladín, berserker que se alimenta de las entrañas maternas para combatir a otro Hijo del Sol, otro forastero alienígena, Galactus, imponente macho alfa que subsiste de expoliar los planetas, las progenitoras. (Seguro que este argumento agrada a las feministas, y ven en Galactus arquetipo, o estereotipo, de algún macho imperialista aberrante.)
El desarrollo de la historia sitúa a Estela en una terrible encrucijada, espoleada por Ardina, que se esmera en mostrarle nuestras vilezas al íntegro surfista. Y ante la ‘muerte en la cruz’, simbolizada por la hostilidad humana, Galactus ofrece a su heraldo una alternativa. Y, al contrario de Jesús en la polémica obra de KAZANTZAKIS, Estela sucumbe a la tentación.
¡Avisados vais! La insistencia de Estela por la declamación dramática también fecunda este tebeo que garantiza un buen rato de ocio, y alguna reflexión, llegando a constituir el elemento que aleje al lector de sus sugerentes viñetas.
Vuestro Scriptor.

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