lunes, 23 de diciembre de 2013

RECALIBRADOS, LAS GRAVES PLANICIES, LA ESCLAVA DE MARSOON — RECOMENDACIONES COMO REGALO Y ANÉCDOTAS

Por orden "alfabético". Por cierto, si
os parece que esta entrada contiene
demasiada acidez, lo lamento. Pero
hay verdades que deben destacarse
También este año me atrevo a sugeriros mis tres novelas como una opción más de regalo para los Reyes Magos. Están ahí y debo promocionarlas cuanto pueda, resaltando sus virtudes, que ya les han sacado algunos defectos. Aunque, en justicia, reconozco que ha prevalecido la imparcialidad, y sus fallos son pecata minuta.

Es inevitable, por otra parte, cometer fallos. Somos humanos, expuestos al error. Nos queda la extraordinaria posibilidad de aprender de ellos, cómo eludirlos, siempre y cuando, esto es, se nos indiquen de forma honesta.

Porque por ahí medra demasiado destructor de ilusiones y trabajos que despedaza por el único afán de dañar. He apreciado que esta especie de censor se aferra a su púlpito de red social y, desde allí, dispara diatribas que logran destacar su engreimiento sectario.

Recientemente me llevé una inexpresable sorpresa. En la TV echaban una teleserie, ALMOST HUMAN, cuya trama, sucintamente, va de un hosco poli humano al que le agregan de compañero una suerte de superrobot, o androide quasihumano, y ahí están, trabados en lo de “tengo que acabar queriéndote, pues en el fondo ni eres tan mecánico ni yo tan capullo como parezco”. El entorno era (eliminando la salvaje contaminación en que han sumergido a EL VALLE) demasiado parecido al que esbocé para RECALIBRADOS: enormes skylines y avances que pueden ser mortales mal empleados: una Humanidad ‘recalibrada’ para poder sobrevivir a los patógenos hostiles que elementos terroristas han disuelto, o amenazan hacer, en la atmósfera.

Y pensé: en EE.UU. (aunque rueden en Vancouver), una idea como la que desarrollo en Recalibrados se expone al mundo entero a través de los aparatos de televisión. Otra historia es cómo discurra la serie, su calidad. En España, ni siquiera me tienen en cuenta más allá de un ámbito limitado. Ni he barajado presentarla para que sea una teleserie. No va a tener eco, salida. Jamás contaré, siquiera, con el apoyo, aun tibio, de esto de la ciencia ficción patria: Hispacon. Dramático. La medida del país.

Enorme portada de CALDERÓN. A juego
con el inagotable espectáculo de su
contenido
Las graves planicies comparte esa suerte. Repasando los elogios vertidos sobre la obra, finalista del Premio Minotauro (que algo debe valer, imagino), destaco que resaltan su singularidad. No es novela al uso; tiene unos valores y persigue fines inhabituales.

Cuando contacté con los organizadores de Hispacon 2013, esgrimí mis méritos literarios y gráficos como anzuelo para prender su atención. A duras penas la obtuve; al menos, este año, después de nueve, se han dignado a contestarme. Al destacar que las planicies estaba en proceso de ser adaptada al cine, su silencio fue más que expresivo.

Veamos: andamos siempre con que a la CF y fantasía nacional le han dado la extremaunción. ¡Que una novela del género concite interés, PUES, en una productora, debería ser, CUANDO MENOS, motivo de curiosidad por estas personas! No lo es. Lo fue. Será. Cosas de no pertenecer a la sectaria camarilla que degusta el menú que, en realidad, es cuanto interesa de Hispacon.

Va a ser el mérito al que me aferre para recomendar su adquisición, junto a la historia en sí, llena de humor, reflexión y personajes bien construidos, que no es poco, en una literatura donde esto escasea.

Mi portada. Más adelante contaré qué
triste anécdota tiene esta ilustración. Por
fortuna, el relato es superlativo, por feo
que esté que yo lo destaque
La esclava de Marsoon nació de un dibujo que realicé. Según delineaba, la trama fue cobrando solidez. Más y más personajes y acontecimientos se agolpaban en mi cabeza, estratificando una historia que me permitía viajar más por los misterios y parajes interminables de Marsoon, lugar poblado de enigmas que no podían quedarse contenidos a Las graves planicies. Marsoon es como la galaxia de STAR WARS; cada mundo posee un atractivo digno de ser explorado y destacado.

También es un ejercicio de desarrollo. Siempre he procurado, como escritor, la construcción psicológica del personaje, sus motivaciones, qué lo impulsa o convirtió en como es. Eso siempre me han valorado: la sólida factura de los protagonistas, que tienen más facetas de las que inicialmente sugieren poseer, así como el eficaz empleo de la acción y comedimiento de la violencia.

En La esclava de Marsoon hay más de lo que, a priori, parece. Pero tenemos la mala suerte de vivir en un país donde obras de este calado, sólo por ser de ese género, están condenadas al ostracismo o el desprecio automático. Y aquellos que deberían estar por la labor de dignificar, CUANDO MENOS, el trabajo que contienen, ¿en qué emplean sus energías? En compadrear y hacer la digestión hispaconiana.

Las reseñas sobre las novelas contiene los demás elementos, pienso, que las harán aún más atractivas al eventual lector que desee empezar a zambullirse en los ilimitados confines que guarda el epígrafe una historia de la frontera.

Y, si finalmente la provisión de regalos cara a los Magos incluye animalitos (la mascotita taaan graciosa los primeros dos días, y que entraña luego complejidades, como alimentarlo, quererlo, limpiarle las caquitas...), recordemos que no son juguetes. Sienten, padecen, y se merecen un respeto elemental (algo más que mínimo-nimio) como criaturas vivas que se percatan del daño que podemos hacerles, y recompensan, inagotablemente, las bondades que sobre ellos vertemos.

Vuestro Scriptor.