miércoles, 5 de marzo de 2014

LOS HECHICEROS DE LA GUERRA — ALEJEN A BAKSHI DEL CINE

Afiche foráneo. Lo épico es terminar
de ver el truño pretencioso filmado
Exceptuando un ingenioso uso del rotoscopio, y las magníficas pinturas de producción de un artista que pienso es BERNIE WRIGHTSON (tiene su pelaje, como también expone influencias de FRANK FRAZETTA —¿alguien me lo confirma?—), empleadas para la narración de voz en off, este filme animado de RALPH Bakshi es superficial y tremendamente malo. Expresé desánimo con TYGRA (que agrupa considerable número de deficiencias también), pero WIZARDS no tiene (apenas) por dónde cogerse.

Es cierto que, en un conjunto general que no exija barrenar demasiado (entonces, todas las deficiencias nos cortarían la cara), percibes numerosos flecos de prometedoras ideas que, desperdiciadas como están, podían haber hecho la cinta mucho más vistosa. Fuerte sensación que me ha dejado es la de estar viendo historietas cortas de RUFUS o VAMPUS, los CREEPY y EERIE americanos, porque el ambiente general del filme remitía a esas viñetas.

Exhiben estas imágenes para abrir boca, y te crees ante una
maravilla, hasta que...
Solían mezclar elementos de fantasía con cataclismos nucleares (miedo hincado en la Sociedad desde Década 50) y robots (quizás de ahí mi preferencia por realizar historias-cóctel, un residuo de esas lecturas). Una referencia que se me ocurre, a voleo, es HUNTER, dibujado por PAUL NEARY.

Aunque, también, por su tónica “de animación para adultos”, Los Hechiceros de la Guerra semeja un cuento ilustrado por RICHARD CORBEN que quedó en estado “volátil”. Bakshi, supongo, hojeó y ojeó (acciones distintas) esas historietas, cogió lo que más potable veía (sobre todo, el ambiente general de esos cómics) y lo fue apilando en su guión. Con cierto orden y concierto, pero, marca de su casa, sin ser riguroso.

...empieza la animación "de verdad". Esto ¿qué es? ¿Dónde
está la calidad previamente mostrada?
Los Hechiceros de la Guerra es el ejemplo de por qué fumaos, pastillosos y caprichosos no deben hacer películas. Su dispersa historia funciona a empujones. Los personajes principales carecen de adecuada concreción. Los diálogos son burdos disparates, y su precipitado final explica muy poco (nada) del porqué todo se desploma. Y eludo referirme a la animación. Muerde.

La película se sustenta, cómo no, en la vieja referencia bíblica a CAÍN y ABEL: dos hermanos, uno todo-bondad, y el otro, todo-maldad, contienen durante milenios por la supremacía de un mundo barrenado por las nucleares.

Para impedirte huir de la sala, intercalan estas elaboradas
ilustraciones. (Gracias, amiga Yolanda, por el fotograma)
El apoqueclipse consigue un resultado inédito: de la moribunda Humanidad surgen seres míticos (hadas, elfos, duendes…) que abominan de la tecnología: destruyó el mundo humano. El otro lado del planeta es un estrago radiactivo poblado por toda suerte de mutantes, a cada generación más deformes y espantosos, también tarados.

Los capitanea BLACKWOLF, el hermano todo-maldad, alma envidiosa y emponzoñada por los celos. Adquiere un arma ‘definitiva’: un proyector con una vieja película de los triunfales excesos nazis (son villanos taaan socorridos.) Al proyectarla en el campo de batalla, aturde a los tecnófobos que sucumben, con sus rudimentarios arcos y espadas, al avanzado arsenal mecanizado de los mutados.

El trío protagonista, que debe enfrentarse al poderoso
ejército de mutados mecanizados y su maléfico proyector.
¿De verdad debíamos esperar algo de este grupito?
Bakshi sólo tenía un neto interés al rodar Los Hechiceros de la Guerra: sacar al hada streaper de pechos hinchados y que adoptase poses putescas ante la cámara. Los demás elementos presentes en su relato (mal desarrollados) eran un sustrato que prefirió descuidar. ¡Vamos a provocar al personal con la pechugona, chicos! (debió ser su plan de batalla de la producción) ¡Aspiro a ser el ED WOOD de la animación!

Arroja a nuestra molienda (si deseamos hacer ese trabajo, esto es) contenidos en los que debió incidir, como la importancia del proyector. Con su empleo, Bakshi intenta (o creo) decirnos que la Propaganda es quizás el arma de destrucción masiva absoluta. Acaso el percutor que dispara considerable número de artefactos asesinos. El filme que proyecta, sobre nazis, es un tic manido, pero… también los arios supremos fueron los primeros en emplear, con notable éxito, la Propaganda como un moderno recurso bélico, que polarizaba la mentalidad de la gente, robándoles juicio, criterio, voluntad.

BLACKWOLF y su arma secreta todopoderosa: una peli en
B/N de propaganda nazi y otros horrores con música clásica
Métodos más directos y radicales, como la agresión física con armas, terminaban de laminar la escasa resistencia que la víctima de la Propaganda aún podía ofrecer.

Esta idea Bakshi la condensa a unos pocos y desafortunados gags de factura chapucera. A destacar el del tristísimo espectáculo que los “religiosos” consultados dan. Semeja una bufonesca parodia de un poco conseguido sketch de los MONTY PHYTON.

Otro punto sugestivo desperdiciado del producto es la relación de ambos hermanos, hechiceros de notable poder. El bueno es un vago redomado caracterizado como un payaso estúpido que no se hace amable, ni divertido. Estraga. Cascarón vacío, necio, tiene gran protagonismo porque lo demanda el guión, libreto que condena a Blackwolf a ser la mitad oscura por pelotas. Precisados de villano: le tocó.

Así (de mal) trabaja BAKSHI: la pareja de Blackwolf espera
un hijo de él; que su retoño nazca en un mundo mejor lo
inspira a conquistar las tierras libres de radiaciones. Tan
malo, pues, no sería. Pero Bakshi descuida este aspecto de
la trama para centrarse en...
Lo notable está en que, hijos de la misma, y bondadosa, madre, uno nace perverso. Es como el reconocimiento de que el Reverso Tenebroso es cosa innata nuestra, no un ente o patógeno que se contrae. Y parte inseparable del Bien, que se define gracias al Mal y su labor. No importa, por tanto, qué hagan favorablemente por pulir al individuo. Algo siniestro siempre anidará en él.

Y evidencia que la madre tenía, en sí, un poso de maldad que hereda, íntegro, Blackwolf. Acaso, con su concepción, se liberaba de cuanto perverso residía en ella.

...esto. El hada streaper. De elemento sugestivo pero
secundario, a pieza clave de un libreto insulso, mediocre
En eso Bakshi debió centrar todo el discurso de Los Hechiceros de la Guerra. Blackwolf tuvo que reprochar a su hermano “bueno” que era así no por elección, sino porque su madre lo estigmatizó al condenarlo a cargar con todos sus reprimidos aspectos adversos, y sentir apetito por ellos. Lo sentenció a ser ruin y perverso sin darle oportunidad a escogerlo él mismo. Quizás hubiera dado una sorpresa…

¿Creen ustedes que esto puede salvar su mundo? La legión de
imbéciles que habrá por ahí con una historia tomada de ésta
de Bakshi como ejemplo de cómo hacer
su cine. Eso sí es lo
aterrador de verdad
Pero, no. Eso era demasiado elevado y profundo. ¡Tanta filosofía! Como todo cuanto filma este hombre, tiende de inmediato a lo soez, al chiste grosero y las oxigenadas curvas. Sus héroes son una nulidad semiparasitaria, tosco apéndice presente por mor de la tradición, mas su ayuda, y participación, es mínima-nimia.

Cuesta entender el aura de culto que la cinta posee. Es extravagancia que desaprovecha su mejor contenido para perseguir una sucesiva irreverencia innecesaria de gracietas cuarteleras que debió condenar, hace mucho, este filme al olvido.

Vuestro Scriptor.

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