BORIS VALLEJO, en la estela de FRANK FRAZETTA, deja esta potente portada... |
Poseyendo más méritos, el singular
del recopilatorio de las aventuras del cimmerio (¿o cimmeriano?) sigue siendo la
adaptación del cuento NACERÁ UNA BRUJA,
donde CONAN es crucificado. Este hito parece el más trascendental de cuantas
andanzas pueden narrarse de Conan. Tal vez porque el cruel castigo al que le
someten emula al de JESÚS. Si CRISTO pudo
hacerlo, ¿por qué no Conan? Hay una historia rara ahí, una comparación,
que… ¿me explico?
A continuación leemos EL DURMIENTE BAJO LAS ARENAS, tebeo con
claras referencias lovecraftianas. Está más que comprobado qué
vínculo-e-influencia el solitario de Providence tuvo sobre ROBERT E. HOWARD,
así como que sus Universos ficticios podían tener más nexos comunes de lo
supuesto. Esta historieta, pues, rinde homenaje a esa amistad y ascendiente
referido.
...que Fórum no repite; nos suelta esto, de calidad discutible. (Tanto meterse con Vértice, y mira por dónde) |
Pero el atractivo dominante sigue siendo Nacerá una bruja. En esa épica gráfica,
JOHN BUSCEMA afirma en el colectivo la imagen que FRANK FRAZETTA realizó del cimmeriano
(¿o cimmerio?), apoyándose en mandobles de extrema ferocidad. ROY THOMAS hace
un pequeño esfuerzo para mostrarnos las rudezas del mundo que Conan tomaba a
caballo y punta de sable, según delata el diálogo que sostienen la usurpadora
SALOMÉ y KHUMBANIGASH, oficial del traidor CONSTANTIUS. Leemos:
«…Tendrás tu turno con ella, antes de que
muera.
«Olvidas
que tuve ese placer hace semanas… muchas veces.»
Vaya, la Era Hyborea no era ese sitio tan
chachi que pretenden. Había algo más que tajos en el torso y cabezas cortadas:
violaciones. Actos retorcidos y viles. Thomas quiere también mostrarnos que la
heroína ha sufrido más de lo habitual (pudrirse en una mazmorra inmunda, con
grilletes hiriendo su carne), y destaca un episodio de violencia que generalmente
se solventa con una frase oblicua oculta bajo un montón de casquería e
incendios, donde el agresor suele ser un pestilente degenerado hirsuto de ojos
inyectados en sangre, no un refinado oficial.
Splash-page, donde el torvo CONAN ya tiene a la piva de rodillas, lo clásico en este tipo de tipos |
Pese a la brutalidad el suceso, TÁRAMIS
no refleja estragos psicológicos, y se lanza en brazos del musculoso salvador
bárbaro pidiendo que le dé más de eso que él llama amor. Su fortaleza anímica, comprobamos,
supera la de los bíceps del campeón.
Otra secuela ninguneada procede de las
lesiones que Conan podría haber sufrido en sus manos, atravesadas por clavos.
Cierto: no sé Medicina; ignoro qué secuelas permanentes podría dejar semejante
tormento. Pero ¿incapacitaría a Conan para la esgrima? No lo parece. Está el
tío como nuevo. Ávido de venganza.
El volumen lo cierran dos relatos superfluos;
uno incluso que no es de Conan, sino la
adaptación de un texto del exégeta de Howard, L. SPRAGUE DE CAMP, protagonizada
por un asiático intrigante que recuerda demasiado a FÚ-MANCHÚ. Comparados con Nacerá una bruja, estos cómics son
lentos, tortuosos, salpicados de oportunos lances para confirmar al lector que
sí, el héroe es Conan, y no NAYLAND SMITH.
Claro, que no hay tebeo de estos barbáricos sin femdom sáfico con el que exaltar a las masas lectoras |
Resalto estos apéndices pues evidencian
de qué forma una industria como la del tebeo, con un personaje lanzado a todo
vapor hacia las tiendas y estanterías de los lectores, debía canibalizar lo que
fuese para hacer su camino y permanecer
en el top ten de ventas. Aquí
corresponde criticar al lector ciego, que adquiere lo que sea (por sucio,
deleznable, lamentable, que aparezca) y además lo reclama con avidez. Aunque en
su momento ayuda al sostenimiento del icono, esas olvidables historietas acaban
envenenando la lealtad del seguidor, pues descubre qué falta de respeto por
ellos siente la editorial. Les arroja cualquier basura seguros de que la
adquirirán. Un poco de juicio, o distanciamiento, crítico nunca viene mal.
Pero no debemos esperar de este Conan (quizás, de ninguno; por
extensión, imagino, de toda la ficción encuadrable en la espada-y-brujería) más
que un rato de deleite con ciertos regustos. Pretenden compensar la nulidad del
relato con el arte de los dibujantes, confiando obtener, en conjunto, un
acabado digno. Mas Conan, según ERNIE
y CATHY FENNER, es: “Los lectores de los
libros de Conan —chicos adolescentes
y hombres adultos con valores propios de la adolescencia— se deleitaban con las
fantasías machistas de la serie: mata a todo malvado que se mueva, haz arder
todo lo que no se mueva, rapta a la heroína díscola y conviértela en tu esclava.”
Ni monstruos que están ahogándose, como delata este de la viñeta de los ojos saltones |
Son, en efecto, reflejos de una aguda ginefobia
nacida de hombres bastante inseguros de sí… y su sexualidad. Es evidente que
englobar absolutamente a todos los lectores de Conan (o la espada-y-brujería) dentro de esa descripción, es
injusto y parcial; hay lectores que comprenden las limitaciones del personaje,
reparan en sus carencias, y pasan a otra cosa, inquietudes serias, complacidos
con la ración de ocio recibido.
Pero hay una (triste) mayoría, ahí hincada,
que firmemente cumple ‘los preceptos’, un poco extremistas, de los Fenner. Si
les examinamos con cierto detalle, son personas que anhelan la capacidad de
violencia-e-impunidad que el macho musculoso despliega, con tan poco
sentimiento (o remordimiento) moral como para usar como un trapo a la mujer (dueña
de emociones) que coprotagoniza el relato (generalmente, una guayaba Playboy), y un afán de dominio priápico
que, en su vida cotidiana, no consiguen jamás.
Ni el sadomaso; el malo es un chino vicioso, un eco, podemos sospechar, del pánico norteamericano al Peligro Amarillo preconizado en Ming, el Despiadado (primo de este otro chino) |
No sé cuánto corresponde denostar esas figuras.
Conanno deja de ser, como JOHN
CARTER, o ELRIC DE MELNIBONÉ, una fantasía que dura lo que tome su lectura, o la
conversación en que surja el tema. Vivirlo,
idolatrarlo, es ya lo inquietante, pero antes de ser sentenciarlos con
rigor y lanzarlos al infierno, recordemos otras ‘pasiones viriles’ ampliamente
aprobadas, como los deportes. El fútbol, por ejemplo. Muy raro es que un freakie de Conan salga a la calle a masacrar personas (porque suelen ser gente
fondona, más bien miope, e insegura), quemar edificios y violar pivas.
Sin embargo, el fútbol… Y ahí está: deporte rey. Pasión de machos muy
heteroX que, no obstante, pierden el culo por esos jovencitos atléticos. Estos
forofos me dan más que pensar (y malo) que los freakies de Conan… a los
que se condena sin apelación, sin embargo, cuando un episodio aislado de
violencia resalta sus lecturas, pero jamás se reprende con energía suficiente
los asesinatos habidos en y por el fútbol…
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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