martes, 18 de marzo de 2014

EL LIBRO DE ELI — EL APÓCRIFO FILME DE SÓLO UN PEREGRINO

Afiche foráneo: Tú yo yo, Señor. Tú y yo.
Lo eché de menos viendo este filme
Comparándolas, el DREDD de PETER TRAVIS parece muy inspirado, visualmente hablando, en esta cinta de los HERMANOS HUGUES, que, a su vez, se apoya en varios puntos (como el del canibalismo) en el SÓLO UN PEREGRINO de GARTH ENNIS y CARLOS EZQUERRA. Hay diferencias, claro. La amenaza de plagio gravita sobre nuestras cabezas.

Siempre he sospechado que los derechos de Sólo un Peregrino los posee una major que está buscando la oportuna conjunción planetaria para rodar la película. Pero, otros, deben haber estimado que tanto el personaje, como su ambiente, cuentan con estímulos excesivamente poderosos como para dejarlos en un semiolvido improductivo.

Y abordaron la aventura, pues, de filmar un émulo de bastante calidad que no defrauda. Eli, el peregrino ¿invidente? que interpreta DENZEL WASHINGTON, es una versión light del Peregrino del cómic. Aquél es una pieza de integridad y convicción que, sintiéndose acompañado por Dios (nunca su espada justiciera; Ennis es lo suficientemente listo como para saber que así transformaría al expeditivo personaje en un maniqueo demente irrisorio), ejecuta Su obra por el desamparado páramo que es el mundo ahora, tras el Máximo Estrago del Fuego.

Tras el Máximo Estrago de una guerra nuclear, el Sol es un
gran enemigo... como la radiación, aunque la película obvia
ese detalle. El mundo parece un espectro descolorido
El peregrino Eli no se siente impulsado a extinguir al Mal allá donde surja. Tiene una misión superior: entregar la última Biblia del mundo en un remoto recinto, la isla-prisión de Alcatraz (peculiar ironía), donde un grupo de intelectuales intenta recuperar la cultura de nuestra civilización, fulminada por un flash nuclear, tres décadas antes. A Eli lo impulsa una voz interior… allende su cuerpo.

Tal misión lo impide, por tanto, arriesgarse, meterse a héroe. Cuando topa, a distancia, con los moteros/libreros que matan a los peatones en la carretera, Eli no interviene. Agazapado tras los escombros, es testigo del crimen, mientras a sí mismo se repite: No es asunto tuyo.

El predio de CARNAGIE, un remedo de Bartertown, aunque
sin su "salero" visual; otro hito para el peregrino Eli
El Peregrino, nuestra medida de comparación, habría musitado: “Tú y yo, Señor. Tú y yo” y luego exterminado a los asesinos, “escoria atea” que afeaba aún más el aterrador mundo tras el Fuego. Una oportunidad más de supervivencia que daba a los justos de salir del apuro. Bastante tenían ya con el día-a-día.

Carnagie, que sabe que la Palabra puede
mover montañas, como la fe. Como malo,
le falta carisma. Parece un
yuppie codicioso.
Hace añorar a HUMUNGUS
Empero, ambos terminan descubriendo que el llamado Buen Libro posee un mensaje nocivo, obceca. El Peregrino se percata, tarde, de que intoxica con un predicamento de intolerancia que apenas el Nuevo Testamento, más “suave”, modera. Eli, que el Buen Libro exige una obediencia, cuando se debe interpretar como una guía moral que tienda a la elasticidad, la tolerancia. No vivas por el contenedor, sino por la enseñanza noble de su contenido. También lo comprende tarde.

[No creo, sin embargo, que la Biblia sea el único libro religioso que ofusque, obceque y fanatice hasta extremos de peligrosa e intolerante alienación. Por su secuela, el Corán parece todavía más peligroso, restrictivo y sectario.]

Aquí le vemos cuidando de la invidente madre de SOLARA
(futura predicadora) y de ella. A GARY OLDMAN le cuesta
sacarle la mala entraña a este tipo
En todo caso, ambas parábolas esperan insertar en el lector/espectador la idea de que un pleno sometimiento a estos textos, su inflexible lectura literal, no engendra buenos fieles, sino peligrosos ascetas capaces de cometer los más espectaculares e inhumanos crímenes en nombre de un distante Altísimo al que, sinceramente, no Le importamos. (Gracias, Padre Eterno.)

Mas El libro de Eli expresa un aire de pausada reflexión religiosa respetuosa ausente en Sólo un Peregrino. El PREACHER Ennis quería contar algo fuerte con un Peregrino unidimensional (en apariencia). Los Hermanos Hugues recurren a planos lentos, una fotografía cercana al blanco y negro y una BSO de vago contenido “arcangélico” para esbozarnos el enésimo western del mundo tras el Día Después.

Llega un forastero a la ciudad, y... Cuánto juego da ese
concepto del
western; el hombre sin nombre, del que nadie
sabe nada... vete a saber cómo es capaz de liarla
Este concepto ha cambiado en los últimos tiempos. El mensaje de que la supervivencia sería mucho más azarosa, si no imposible, se hace más fuerte, diluyendo el optimismo inefable de MENSAJERO DEL FUTURO, donde reiniciar la civilización está a golpe de conmutador, una vez, claro, eliminen al obtuso villano malvado que impide conectarlo.

El libro de Eli contiene otras notas curiosas: en ese mundo tras el Máximo Estrago (nuclear, parece), no son los jóvenes el gran valor necesario para la recuperación o la reconstrucción, sino los maduros. Tanto Eli como CARNEGIE (GARY OLDMAN) tienen cultura, conocimientos, recuerdan el ayer y, a modo, Carnegie intenta retomarlo.

Solara ve en Eli algo ausente en su entorno, y le sigue hasta
el desconocido punto final de su peregrinaje; para ambos, un
largo viaje de descubrimiento personal
Se ha erigido cacique/sheriff de una población tipo el Bartertown de MAD MAX — BEYOND THUNDERDOME, donde su férula no escatima crueldad para mantenerse en el poder. Más aún: espera extenderlo.

Otro detalle, y significativo del mayor ‘conocimiento’ del planeta tras una asoladora descarga de armas nucleares, es que los supervivientes, y sus hijos, serían ciegos (esto lo “preconicé”, no obstante, en FACTORÍA CINCO, permitidme la inmodestia). La idea de que todo podría volver a funcionar “de aquella manera”, registrada en fábulas similares, habían soslayado este peliagudo tema de la desaparición, o fatal merma, de la capa de ozono.

Esta "simpática" pareja de ancianos desvela la causa de que
se examinen las manos de todo forastero; es otro nexo de
unión con
SÓLO UN PEREGRINO, por ende
Cuanto contaba, según el caso, era narrar una vibrante (o patética) hazaña que evidenciase que nuestros mejores valores se impondrían al barbarismo rapaz de las bandas de degolladores motorizados. (Supongo que es algún tipo de resonancia psicológica generada en el Holocausto.)

Pero, pese a estas sugerentes “puestas en escena”, El libro de Eli no concluye de forma pesimista y que el mensaje: Cuidemos nuestro valioso mundo. Es irrecuperable, cale en el espectador más hondamente. Busca/ofrece solución, esperanza, continuación/regeneración, espíritu americano de superación, que reposa en los pequeños hombros de SOLARA (MILA KUNIS), que se lanza a la carretera para ¿transmitir el mensaje?, ¿difundir la Palabra?, predicar ¿qué?, si su conocimiento de la Biblia es superficial.

El desamparado Getsemaní de Eli. No recibe beso de JUDAS
pero tampoco estos tipos tan perversos se ceban con él. Aun
el villano que interpreta RAY STEVENS parece ser canalla
porque no había ocupación mejor en este erial postnuclear
Ni quiera recordaba decir amén para consagrar la bendición de la mesa. Vaya ¿apóstol?, ¿papisa? guerrera.

Tampoco  Carnegie es el villano habitual: es un tirano cultural, consciente del poder que la Palabra Adecuada tiene. Su fin no llega en una ordalía de destrucción, en épico duelo contra el héroe. Recibe un lento “castigo bíblico”, y se le condena, además, a ver cómo esquilman su ruinosa torre de Babel, su ciudad, los saqueadores que dejaron de temerle y respetarle.

La moraleja de El libro de Eli, de contenerla, me parece algo confusa. Mas ofrece un digno, entretenido y respetable espectáculo. Bien hecho. Buen trabajo. Perdure, pues.

Vuestro Scriptor.

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