Afiche foráneo: Tú yo yo, Señor. Tú y yo. Lo eché de menos viendo este filme |
Comparándolas, el DREDD de PETER TRAVIS parece muy inspirado, visualmente hablando,
en esta cinta de los HERMANOS HUGUES, que, a su vez, se apoya en varios puntos
(como el del canibalismo) en el SÓLO UN
PEREGRINO de GARTH ENNIS y CARLOS EZQUERRA. Hay diferencias, claro. La
amenaza de plagio gravita sobre nuestras cabezas.
Siempre he sospechado que los derechos de
Sólo un Peregrino los posee una major que está buscando la oportuna
conjunción planetaria para rodar la película. Pero, otros, deben haber estimado
que tanto el personaje, como su ambiente, cuentan con estímulos excesivamente
poderosos como para dejarlos en un semiolvido improductivo.
Y abordaron la aventura, pues, de filmar
un émulo de bastante calidad que no defrauda. Eli, el peregrino ¿invidente? que
interpreta DENZEL WASHINGTON, es una versión light del Peregrino del cómic. Aquél es una pieza de integridad y
convicción que, sintiéndose acompañado por Dios (nunca su espada justiciera;
Ennis es lo suficientemente listo como para saber que así transformaría al
expeditivo personaje en un maniqueo demente irrisorio), ejecuta Su obra por el
desamparado páramo que es el mundo ahora, tras el Máximo Estrago del Fuego.
Tras el Máximo Estrago de una guerra nuclear, el Sol es un gran enemigo... como la radiación, aunque la película obvia ese detalle. El mundo parece un espectro descolorido |
El peregrino Eli no se siente impulsado a
extinguir al Mal allá donde surja. Tiene una misión superior: entregar la
última Biblia del mundo en un remoto
recinto, la isla-prisión de Alcatraz (peculiar ironía), donde un grupo de
intelectuales intenta recuperar la cultura de nuestra civilización, fulminada
por un flash nuclear, tres décadas
antes. A Eli lo impulsa una voz interior… allende su cuerpo.
Tal misión lo impide, por tanto,
arriesgarse, meterse a héroe. Cuando topa, a distancia, con los moteros/libreros
que matan a los peatones en la carretera, Eli no interviene. Agazapado tras los
escombros, es testigo del crimen, mientras a sí mismo se repite: No es asunto
tuyo.
El predio de CARNAGIE, un remedo de Bartertown, aunque sin su "salero" visual; otro hito para el peregrino Eli |
El Peregrino, nuestra medida de
comparación, habría musitado: “Tú y yo,
Señor. Tú y yo” y luego exterminado a los asesinos, “escoria atea” que
afeaba aún más el aterrador mundo tras el Fuego. Una oportunidad más de
supervivencia que daba a los justos de salir del apuro. Bastante tenían ya con
el día-a-día.
Carnagie, que sabe que la Palabra puede mover montañas, como la fe. Como malo, le falta carisma. Parece un yuppie codicioso. Hace añorar a HUMUNGUS |
Empero, ambos terminan descubriendo que
el llamado Buen Libro posee un
mensaje nocivo, obceca. El Peregrino se percata, tarde, de que intoxica con un
predicamento de intolerancia que apenas el Nuevo
Testamento, más “suave”, modera. Eli, que el Buen Libro exige una obediencia, cuando se debe interpretar como
una guía moral que tienda a la elasticidad, la tolerancia. No vivas por el
contenedor, sino por la enseñanza noble de su contenido. También lo comprende
tarde.
[No
creo, sin embargo, que la Biblia sea
el único libro religioso que ofusque, obceque y fanatice hasta extremos de
peligrosa e intolerante alienación. Por su secuela, el Corán parece todavía más peligroso, restrictivo y
sectario.]
Aquí le vemos cuidando de la invidente madre de SOLARA (futura predicadora) y de ella. A GARY OLDMAN le cuesta sacarle la mala entraña a este tipo |
En todo caso, ambas parábolas esperan
insertar en el lector/espectador la idea de que un pleno sometimiento a estos textos,
su inflexible lectura literal, no engendra buenos fieles, sino peligrosos
ascetas capaces de cometer los más espectaculares e inhumanos crímenes en
nombre de un distante Altísimo al que, sinceramente, no Le importamos.
(Gracias, Padre Eterno.)
Mas El
libro de Eli expresa un aire de pausada reflexión religiosa respetuosa
ausente en Sólo un Peregrino. El PREACHER Ennis quería contar algo fuerte
con un Peregrino unidimensional (en apariencia). Los Hermanos Hugues recurren a
planos lentos, una fotografía cercana al blanco y negro y una BSO de vago
contenido “arcangélico” para esbozarnos el enésimo western del mundo tras el Día Después.
Llega un forastero a la ciudad, y... Cuánto juego da ese concepto del western; el hombre sin nombre, del que nadie sabe nada... vete a saber cómo es capaz de liarla |
Este concepto ha cambiado en los últimos
tiempos. El mensaje de que la supervivencia sería mucho más azarosa, si no
imposible, se hace más fuerte, diluyendo el optimismo inefable de MENSAJERO DEL FUTURO, donde reiniciar la
civilización está a golpe de conmutador, una vez, claro, eliminen al obtuso
villano malvado que impide conectarlo.
El
libro de Eli contiene otras
notas curiosas: en ese mundo tras el Máximo Estrago (nuclear, parece), no son
los jóvenes el gran valor necesario para la recuperación o la reconstrucción,
sino los maduros. Tanto Eli como CARNEGIE (GARY OLDMAN) tienen cultura,
conocimientos, recuerdan el ayer y, a modo, Carnegie intenta retomarlo.
Solara ve en Eli algo ausente en su entorno, y le sigue hasta el desconocido punto final de su peregrinaje; para ambos, un largo viaje de descubrimiento personal |
Se ha erigido cacique/sheriff de una población tipo el
Bartertown de MAD MAX — BEYOND
THUNDERDOME, donde su férula no escatima crueldad para mantenerse en el
poder. Más aún: espera extenderlo.
Otro detalle, y significativo del mayor ‘conocimiento’
del planeta tras una asoladora descarga de armas nucleares, es que los
supervivientes, y sus hijos, serían ciegos (esto lo “preconicé”, no obstante,
en FACTORÍA CINCO, permitidme la
inmodestia). La idea de que todo podría volver a funcionar “de aquella manera”, registrada en
fábulas similares, habían soslayado este peliagudo tema de la desaparición, o
fatal merma, de la capa de ozono.
Esta "simpática" pareja de ancianos desvela la causa de que se examinen las manos de todo forastero; es otro nexo de unión con SÓLO UN PEREGRINO, por ende |
Cuanto contaba, según el caso, era narrar
una vibrante (o patética) hazaña que evidenciase que nuestros mejores valores
se impondrían al barbarismo rapaz de las bandas de degolladores motorizados.
(Supongo que es algún tipo de resonancia psicológica generada en el
Holocausto.)
Pero, pese a estas sugerentes “puestas en
escena”, El libro de Eli no concluye
de forma pesimista y que el mensaje: Cuidemos
nuestro valioso mundo. Es irrecuperable, cale en el espectador más
hondamente. Busca/ofrece solución, esperanza, continuación/regeneración,
espíritu americano de superación, que reposa en los pequeños hombros de SOLARA
(MILA KUNIS), que se lanza a la carretera para ¿transmitir el mensaje?,
¿difundir la Palabra?, predicar ¿qué?, si su conocimiento de la Biblia es superficial.
Ni quiera recordaba decir amén para consagrar la bendición de la mesa.
Vaya ¿apóstol?, ¿papisa? guerrera.
Tampoco
Carnegie es el villano habitual: es un tirano cultural, consciente del
poder que la Palabra Adecuada tiene. Su fin no llega en una ordalía de
destrucción, en épico duelo contra el héroe. Recibe un lento “castigo bíblico”,
y se le condena, además, a ver cómo esquilman su ruinosa torre de Babel, su
ciudad, los saqueadores que dejaron de temerle y respetarle.
La moraleja de El libro de Eli, de contenerla, me parece algo confusa. Mas ofrece
un digno, entretenido y respetable espectáculo. Bien hecho. Buen trabajo.
Perdure, pues.
Vuestro Scriptor.
También en: http://spnkgirl.blogspot.com.es/
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