domingo, 30 de marzo de 2014

CONAN EL DESTRUCTOR — EL WRESTLING HYBÓREO

Afiche foráneo: la cosa es mostrar a
un
cachas superpoderoso con un
enorme instrumento fálico en la mano
La comparación con el CONAN EL BÁRBARO rodado por JOHN MILIUS resiente este filme de RICHARD FLEISCHER. Aquella cinta estaba equilibrada, fascinaba, era romántica, e intentaba explorar qué avatares sufre una vida violenta y sometida a la violencia, cómo sus repercusiones achataban las perspectivas y moralidad del que la sufría y prodigaba.

Entre esta reflexión, alumbrada por la cita de NIETZCHE que hace de proemio, no se descuidaban la acción, la aventura, ni el homenaje. Finalmente, la partitura de BASIL POLEDOURIS enfatizaba los momentos de introspección en que Conan (ARNOLD SCHARZENEGGER), cumplida su venganza, largamente anhelada, tiene ante sí una vida cuya energía ignora cómo emplear.

Toda la enfocaba a asesinar al embaucador THULSA DOOM (JAMES EARL JONES), quien había edificado un fantástico castillo de rutilantes naipes merced al discurso, la oratoria populista que aturdía por su hipnótica resonancia y lo que aparentemente transmitía. Embrujaba a un populux que sentía necesidad de trascender lo fútil y arduo de su existencia en una época primitiva, madurando entre las ruinas de una Atlantis imperial (¿remedo de una Norteamérica que se agotó y desplomó?) y las criaturas mágicas que alentaban en ese mundo, atrapadas entre predios humanos que tanto los veneraban como acosaban.

El Wild Bunch de la Era Hybórea; MAKO repite rol, como
SCHWARZENEGGER y, entrambos, salvan, como pueden,
el filme (pero apenas)
Milius (y cuanto OLIVER STONE consignara en su libreto) emplearon Conan el Bárbaro para trazar una parábola sobre el Hombre y la Historia, usando a los protagonistas y adjudicándoles concretos roles. Thulsa Doom el carismático líder populista con una Propaganda espléndida pero venenosa. La hija del rey OSRIC (MAX VON SIDOW) bosquejaba lo veleidoso de las altas clases sociales, hartas de ocios y caprichos, que se entregaban entonces a lo estrafalario, ignorando su riesgo, Conan, esa fuerza primitiva y constante, como un agente implacable de Dios, o el Destino, que tumba toda obra humana, indiferentemente a como estuviese construida.

Imágenes promocionales de Conan con las aguerridas
féminas del filme. La reina TÁRAMIS (SARAH
DOUGLAS) camela a Conan tocándole la fibra romántica,
cosa extraña posea un existencialista como el bárbaro
Fleischer se limita a plasmar unas andanzas de tebeo (mal cómic) que refleja el estado de la colección del cimmerio (¿o cimmeriano?) por entonces. Si bien Milius admitió fiarse más de las pinturas de FRANK FRAZETTA sobre Conan (por temor a las incongruencias que los “escribas apócrifos” de ROBERT E. HOWARD —SPRAGUE DE CAMP y LIN CARTER— habían impostado al personaje) para hacer su filme, Fleischer siguió, al dedillo, la ambientación de las viñetas, que no siempre dibujaban JOHN BUSCEMA o TONY DE ZÚÑIGA. En ellas, al menos, resistía cierto poso de calidad.

Aureola a Conan el Destructor (esparcimiento de noventa minutos y rápido consumo, sin más pretensión que obtener rápidos ingresos —abundantes, a esperar— y retener la franquicia) la leyenda urbana (ignoro cuánto de exacta) de que el guión original, de ROY THOMAS y GERRY CONWAY, sufrió mutilaciones y degradaciones sin fin-sin fin a manos de la productora. STANLEY MANN hilvanó la carne restante en el MONSTRUO DE FRANKENSTEIN que filmó Fleischer.

Pero, niña, ¿tú qué has visto? Es remarcable la torpe
actuación de WILT CHAMBERLAINE como BOMBAATA.
Cosas del intrusismo profesional
Thomas y Conway rechazaron las críticas mostrando su guión. Quien lo leyó (más leyenda urbana) lo consideraba muy superior a lo rodado. Sospecho que sí. Tanto Thomas como Conway pretenderían hacer un acercamiento respetuoso, y bastante aproximado, a lo que Stone y Milius crearon. Son competentes narradores. Thomas, el Marvelizador, “conocía” a Conan, y sus adaptaciones son muy aceptables.

No creo, sin embargo, que su historia difiriera tanto de las imágenes vistas. Quizás su libreto prestara más protagonismo a la figura del cimmeriano (¿o cimmerio?) sofocando las paridas bufonescas de MALAK (TRACEY WALTER), un estúpido alivio cómico que está de más en bastantes planos. Revienta la película.

MALAK (TRACEY WALTER), se encarga de cargarse
la película, con su actuación bufonesca y sobrada de
secuencias y planos. Mako: convence un tanto
[Malak sustituye la trascendental filosofía que impregna el primer Conan, que ahuyentaría espectadores. Habiendo un payaso en la película, rebajaban la clasificación de “por edades” y contentaban a los lerdos.]

La médula de Conan el Destructor sigue siendo explotar el relato NACERÁ UNA BRUJA. Su clímax (la crucifixión de Conan) ya estaba filmado, así que tuvieron que buscar una argucia argumental que sustituyese el crítico episodio y mantuviese la tensión dramática.

La sustitución del “cabalístico” Thulsa Doom por THOT AMÓN (PAT ROACH) es magro beneficio y plantea cuestiones como: si es un hechicero tan poderoso, ¿por qué sucumbe? ¿Por qué, ávido del poder que puede otorgar la joya que sólo puede tocar JEHNNA (OLIVIA D´ABO), no inmediatamente la secuestra y fuerza a tomar el prisma? Concede a Conan y su brigada de rescatadores tiempo (sobrado) para salvarla y firmar la sentencia de muerte del brujo.

THOT AMÓN (PAT ROACH) ni de lejos se
puede comparar a THULSA DOOM. Su papel
genera más intrigantes sobre su capacidad de
los que debiera sugerir
La lucha (libre) en la sala de los espejos es otro ejemplo notable de las limitaciones de la inteligencia, o imaginación, de los artífices del filme. Si Thot Amón estima un peligro grave a Conan, ¿por qué juega con él? Siendo ese hombre-monstruo, debió yugular al bárbaro ipso facto. Y ¿por qué mutó a hombre-monstruo? ¿No es un temible mago? ¿No pudo conjurar espíritus, o un hechizo fatal para Conan? Y ¿cómo no tiene abyectos esclavos que luchen por y para él? La cadena de preguntas parecidas puede ser laarga.

Sólo contaba: mostrar qué neumática estaba la D´Abo, qué torpemente interpretaba su rol WILT CHAMBERLANE (BOMBAATA) y explotar la fibrosa y extravagante presencia de GRACE JONES (ZULA).

Aun Schwarzenegger parece indiferente. Intuiría lo barato de todo (la historia, el planteamiento, los diálogos…) y se limitó a cumplir con su planning de rodaje sin florituras. Tenía que brear (sicarios aparte) a dos monstruos (uno, residuo de los relatos de LOVECRAFT) en una escombrera de lo que fuera la epatante Atlantis.

La extravagente GRACE JONES, como ZULA, reparte leña.
Recuerdo que muchos lectores de L
A ESPADA SALVAJE
DE CONAN se quejaban de que Zula era hombre. Bueno,
la magia del cine tiene estas transexualidades
¿Y cómo el siniestro dios DAGGOT tiene tan poco poder? Porque AKIRO (MAKO) lee en las tablillas del templo (maldito) que su resurrección supondrá el apoquelipse total. Empero… salvo esos roncos berridos y unos relámpagos, Daggot no hace nada notable. Sucumbe al afilado acero de Conan como cualquier otra alimaña que lo incordiase.

Conan el destructor puede aliviar una sobremesa en que ni se exija demasiado y no sea mejor la alternativa. Este filme roza el péplum casposo de GORDON SCOTT y STEVE REEVES; si no cae en él es por algunos cuidados aspectos de su producción. Quizás Conan no mereciese esta secuela… que parece, dicen, estar por encima del reciente remake. Siendo así… ¡Milius, acude y recupera a Conan!

Vuestro Scriptor.

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