jueves, 2 de octubre de 2014

EL PLANETA DE LOS SIMIOS — TIM BURTON DIXIT

Sombrío afiche foráneo sobre un oscuro
"porvenir" para la Humanidad
El sorprendente realizador nos deja un filme difícil de calificar y que supone un extraño en su peculiar filmografía. No es malo, pero tampoco bueno. No agrada, pero tampoco disgusta. Está a un paso de la decepción, que tampoco te atreves a dar por respeto a Burton. Definitivamente, efectuada la valoración del conjunto, asumes que no era el indicado para rodar esta película.

Difícil también de orientar, pues no acaba de decantarse hacia la acción, la reflexión moral sobre el maltrato animal, el racismo, la crisis del Estado del Bienestar, la especulación teológica, la ironía marca Burton o aun el homenaje a la película de CHARLTON HESTON, superior a ésta, esencialmente porque, por suerte o intención, sí sabía qué quería contar y cómo.

Burton “termina tirando” por magnificar al Mal (el GENERAL THADE, encarnado por TIM ROTH), que además ostenta vestuario más barroco y depurado que el de los monos de 1968. Hay más $. El espectador demanda calidad. Espectáculo a raudales. Numerosos ejemplos previos lo exigen.

MARK WALHBERG adiestra a lo que termina siendo, en
una ironía burtoniana, un dios ignorante
La erección de un mundo simio, con sus divergentes arquitecturas (que no dejan de ser concepciones humanas, pues realmente ni suponer podemos cómo serían en realidad de edificarlas primates), sus estructuras sociopolíticas, religiosas y demás atrajeron la viva imaginación del director..., casi al extremo de descuidar al elenco humano, encabezado por MARK WALHBERG, que resulta indiferente a nuestro paladar.

Aparece porque… debe. Un humano debe promover el contraste empático a la medida propuesta. Pero Walhberg, al contrario que Heston, atraviesa la película como una bala. Sin dejar rastro de su paso. Su personaje carece de carisma. Sus penalidades no te motivan, pues intuyes que terminará triunfando por mor de las reglas de una ficción específica. Su compañera de penurias, ESTELLA WARREN, es simple bibelot que impulsa al héroe del sombrero blanco (Walhberg) a realizar su proeza y quedar bien ante todos.

Alguien que sabe granjearse el interés general: TIM ROTH
como el ambicioso GENERAL THADE
El giro es completo. Regresamos a la civilización simia y su gigantesco decorado que bascula entre segmentos de nuestra cultura y los bejucos por donde trepan, u oscilan, para emprender sus quehaceres. Este acabado delata la pasión de Burton por los malos. Porque en el planeta simio Heston, los monos semejaban funcionarios humanos con feas caretas peludas y vestuario maoísta. Imitaban del todo/completamente nuestras filias y fobias.

Burton ha mimado “su” cultura simia. Les hace moverse de forma característica y adorna sus rituales de apareo. Toda esa parte “intelectual” del filme es decente y aun atrayente. Excita imaginar situaciones protagonizadas por simios, los extremos de su trato con una Humanidad inculta y sierva, llena de supersticiones que les subyugan más que sus amos velludos.

Protectores de humanos y humanos perdidos en el marasmo
de un mundo que no pueden comprender ni poner en orden
En cuanto empieza la leña, Burton desaparece. Sin llegar a ser torpes, las escenas de acción (que parece debían primar) carecen de garra; no estimulan, dejando insatisfecha nuestra catarsis que, viendo trepidantes luchas simio/humanas, confiaba desfogarse.

Siempre he encontrado muy sugerente la Zona Prohibida del planeta simio. Se intuye un vasto-vasto páramo que vete a saber quién lo transita o domina. Los micos, pese a su aparente superioridad tecnológica, cultural y agrícola, semejan a los europeos de cuando COLÓN.

El confuso cosmonauta y la nativa en una recreación a modo
de
YO TARZÁN-TÚ JANE
Todo este lado del mundo estaba muy trillado; pero más allá de las COLUMNAS DE HÉRCULES… Zona Prohibida. Y también aquí nos quedamos a la orilla del inspirador erial, habitado por zarrapastrosos que parecen incapaces de rehabilitar una presunta HI/TECH pretérita y que quizás fuese responsable de la Zona Prohibida y el cisma humanos/simios.

Cuesta creer, repasando los grandes hitos de nuestra Historia, y sus impulsores, que no exista, sin embargo, un CONAN, o GENGHIS KAN, o NAPOLEÓN, entre las filas de tales mendigos. Todos permanecen gregarios tras las greguerías de KRIS KRISTOFFERSON, que los lidera de forma forzada, según transparenta.

Cameo simiesco de CHARLTON HESTON que, desde
luego, ya no estaba para guiar cuadrigas de
BEN-HUR
Allí, más adelante, pasado el árido horizonte que alumbra ese día, pudiera haber algo que todavía no ha amenazado la civilización simia. Tal vez, tras una raja de cautivadora devastación tipo Tierra Maldita de JUDGE DREDD, exista contrapartida humana que quiera desafiar su non plus ultra para hallar un émulo simiesco y potencial enemigo que origine una guerra fría.

Tim Burton, sí, ajá, no parecía qué priorizar en el rodaje. Tal vez estuviese en su ánimo realizar una de sus sosegadas y exóticas parábolas irónicas llenas de angulosidades y truculencias de Nivel KER. Quizás los productores acabaron presionándole para dar un aire dinámico al filme en que Burton no estaba ni cómodo ni podía desenvolverse con agrado; se sintiese extranjero.

Thade, aleccionado por su padre, homófobo total, sólo
quiere una cosa cuando enfoca a la piara humana:
¡exterminio! Predominio simio absoluto
La insignificancia del repertorio humano parece prueba, comparado con qué detallado aparece el simio. Al final, su odisea 2001 al planeta simio resulta descompensada, recayendo todo su peso en la actuación de Roth, que sí parecía muy seguro de qué quería y cómo hacerlo, al extremo de martirizar implacable al dios de su especie con tal de tener, definitivamente, la razón y la fuerza en todo.

Vuestro Scriptor.

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