A poco que me equivoque, a un mundo futuro de estas características nos encaminamos. Podría no ser el peor, dadas otras opciones |
Por estas fechas, una de las webs decanas
de habla española sobre la ciencia ficción, Sitio de
Ciencia Ficción, publica unas conclusiones temáticas específicas escritas
por un abundante racimo de autores, entre los que me honra contarme.
Siempre hallamos, en este variado ramillete, conclusiones del más alto interés,
que por supuesto recomiendo.
Su fuerza quizás reposa en eso: la diversidad
de criterios y miras como se resuelve el problema inicialmente planteado.
Este año corresponde a cómo la ciencia
ficción enfrenta el gobierno de Hombres y cosas y bajo qué sigul lo efectúa.
Mis propias observaciones me conducen a afirmar que sólo hay dos gobiernos
factibles: la dictadura o la democracia, y que todo lo demás, aunque aparenten
novedad, como sería el neofeudalismo estelar de DUNE, no son más que ensayos, frivolidades o experimentos, cuyo
resultado termina decantándose hacia una de esas opciones.
Un repaso más intenso permite apreciar
que el destino humano “persigue” lo primero, tendiendo hacia una dictadura
blanda (la Sociedad Corporativa de ROLLERBALL)
para no provocar mucho jaleo. La gente, contentas sus pasiones más elementales,
prefiere la comodidad del sofá al enfrentamiento contra policías militarizados
que le partan la crisma mientras los desalojan de las barricadas callejeras. Cuantiosos
ejemplos confirman esta apreciación. Lástima no equivocarse en esto.
Gocemos mientras podamos de las
libertades que presuntamente disfrutamos ahora. Lo dicho: en la variedad subyace
el gusto, y quizás el lector encuentre una opción entre esos comentarios en la
que no reparé. La ciencia ficción abarca demasiados años luz, y no puedes
recorrerlos todos; o a tiempo de concordar con esa otra opinión.