jueves, 14 de abril de 2016

PACIFIC RIM — SÓLO CINCO MINUTOS

Afiche. Sincero a tope: espectáculo por
el espectáculo
Lo especifico: sólo he visto cinco minutos. Pero podrían ser claves para continuar la proyección o dedicarse a otra cosa. Hay películas (bueno, otras muchas cosas) que pueden juzgarse, con poco error encima, por una muestra mínima-nimia. Calar un libro por la mitad, o sólo leer los primeros párrafos, salvan o condenan. Al cómic le sucede igual, aunque cosas como el dibujo, color, narración… podrían otorgarle otros minutos.

Pacific Rim, destacado festín de SFX computarizados al servicio de GUILLERMO DEL TORO, parece actualización de esos filmes japoneses de Década 60 (fuertemente influenciados por el cine de ROGER CORMAN de monstruos crecidos por la exposición radiactiva —o al revés—) sobre GODZILLA triturando Tokyo, o GORGO Y SUPERMAN desmigajando las Midway, o MOTRAH contra MACISTES, etc., bastante resultonas en su momento y que eran carnaza de cine de verano.

Hoy día se las aprecia por su voluntariosa puesta en escena, sentenciada por la escasez de medios, y el entusiasmo como finiquitaban el proyecto, que compensaba el resto. O, al menos, así lo contemplamos los carrozas que reparamos en ese tipo de detalles. Los más jóvenes lo ven de un cutre que espanta y reniegan. Da igual.

Estos tíos de blanco gobiernan esos robots inmensos. Toda
esa HITECH sólo amplía la brecha con la verosimilitud
de la situación, según expongo en el texto
Esos cinco minutos que han resultado críticos (que, cuidado, cuando pueda, terminaré de ver la peli) empezaron con un detalle lleno de espectáculo y grandiosidad, picando a épico. Apreciamos cómo un gigantesco robot de combate, guiado por piloto humano en plan BATTLETECH o ROBOJOX, sale del turbio profundo océano y cae en la orilla, plagado de averías tras abatir a un colosal engendro orgánico.

Ahí está el primer detalle chungo; continúa con uno de esos telediarios tremendistas estilo ROBOCOP (la buena, la de VERHOEVEN) hablando de devastación por toda la orilla pacífica del ancho mundo. Concretamente cómo otro monstruo demolía el masivo e impresionante “Muro de la Vida” (sospechosamente similar al que blinda Mega City One de la Tierra Maldita) en Sydney, y uno de esos marcorrobots le cortaba el rollo en pleno centro de la ciudad oceánica. Vaya plan.

El absurdo en acción: si tiene cañones y rayos y yo qué sé,
¿a qué el cuerpo-a-cuerpo? Es como si los tanquistas se
apearan del blindado para apedrear a los enemigos
Para aniquilar a la extraña criatura colosal empleaba una panoplia de nitroexplosivos instalada en uno de sus pectorales. MAZINGER Z tenía el rayo fundidor aquél; éste, una batería de cañones. La cosa: revienta al monstruo. Fin de los cinco minutos. Y del segundo punto chungo.

Porque, razoné, la tecnología capaz de crear, articular, ensamblar, armar, robots tan grandes como rascacielos (y pensemos PENSEMOS qué significa tamaña gesta de ingeniería, en numerosos campos técnicos además)… ¿no podría producir artefactos de devastación masiva de tamaño particularmente concentrado? Recordemos las bombas atómicas que devastaron Hiroshima y Nagasaki. Tenían cierto tamaño, pero no excesivo. E hicieron una gran puñeta, ¿no? El coste sería hasta mucho más asequible para el fatigado erario público que construir robots/arsenales gigantes.

La fetish del grupo: "No me cabrees que me pongo en plan
Spank Girl y te crujo a latigazos". Que no, ¿eh?
Y más: ¿no desarrollarían artefactos de vigilancia, fueran terrestres, aéreos, orbitales, que previnieran con adelanto a la acosada población de una amenaza tan notable, y sus fuerzas de defensa se aprestaran con celeridad a combatir al engendro? Cuando ésos se ponen, no veas qué pueden concebir. Ya, lo disculpan diciendo: “los monstruos evolucionan, razonan, planifican…”. No, caballeros. ¡Pobre excusa!

¿Veis cómo cinco minutos y dos detalles sospechosos pueden cambiar el curso de una película? Está claro que Pacific Rim es competente rato de ocio cara a secuela. Pero que podían hacerlo de forma más meticulosa, para que incordios como yo no reparen en garrafales fallos, sí. Porque, empiezo a sospechar según termino esto, que Pacific Rim es como BATTLESHIP, donde los norteamericanos nos tomaron por gilipollas.