Miren ustedes: no dispongo de 25 mil pesetas (o su equivalente en euros) para gastarlas al mes en tebeos. Así que... |
Su aparición supuso agradable sorpresa. Explico:
para quienes teníamos nociones de los superhéroes de MARVEL COMICS, a través de las descabaladas “continuidades”
publicadas por la legendaria VÉRTICE,
se trataba, ¡por fin!, de conocer tanto la génesis de esos personajes como del
rol de secundarios, de mayor/menor calado, que aparecían en esas viñetas con las
que habíamos crecido.
Esos Vértice abrieron a nuestra inocente infancia imaginativa increíbles
veredas de fantasía jamás supuesta. Hacia lo grandioso y sin fronteras. Esos
tebeos eran una alternativa espectacular al ocio conocido con un constante “continuará”
que, con suerte, podías encontrar en la próxima visita a la tienda de los
ídems.
Por entonces, encontrar la fuente de la
eterna juventud era más fácil que seguir estas colecciones. La estandarización
de la que hoy gozamos era impensable. Los jóvenes no tienen ni puta idea de qué
afortunados son, porque: A) existen tiendas especializadas; B) ¿lo quieren? Lo
tienen; C) hay oferta y demanda. Había librerías de segunda mano con tacos de
cómics donde la potencia de la ilustración de la portada (LÓPEZ ESPÍ a las
acuarelas) y la preferencia por el personaje mediaba en la posesión del tebeo.
...la BIBLIOTECA MARVEL, muchas páginas y cómics, por poco dinero, ¡era una maravilla! |
¿Continuidad? Con suerte, juntabas siete
u ocho seguidos… para descubrir que Vértice
había trastocado el orden arbitrariamente. De leeer cosas de los 70, de golpe,
¡pasabas a los primeros números sin tránsito! Sin respeto alguno, ya veis, por
los lectores. La Biblioteca Marvel ¡por
fin! solventó ese problema, expresando amago de respeto por nosotros que Vértice no sentía debiera.
He oído vituperios sobre la Biblioteca Marvel hasta hartarme. Es para
rebatirlos que escribo esto. Esos desprecios procedían de caros historiadores
de la Historia de la Historieta que vertían su veneno sobre la Biblioteca por la simple razón de que…
¡no respetaba el formato original como fueron publicados los cómics tempóribus unun!
Voy a decir las cosas como se debe: con
franqueza. Primero: estos caros historietadores de la historieta no tenían más
que un vago, nebuloso, concepto en sí del tebeo. Más allá de su colección, el
resto es terra incognita donde aflora
algún dato que engullir y lanzarlo en un coloquio para parecer decano de la
materia. Segundo: algunos de estos historietadores piensan que los cómics
crecen en huertos. Siembras un trocito de papel y sale un arbusto de tebeos
tras el riego recomendado por el editor. En serio. El duro trabajo que tiene la
concepción de la historieta, en todo aspecto, les es desconocido.
Y ofrecía la oportunidad de conocerlo todo desde sus ingenuos orígenes, tan patrióticos como propagandísticos |
Factores personales que el tándem
escritor-dibujante pueda verter en la producción les parece impensable anatema
ofensivo. Lo digo por experiencia personal.
Y la gran verdad: la Biblioteca Marvel jamás se editó pensando en los chavales de hoy
día, que ven X-MEN, compran cuatro tebeos
y luego pasan a la GAMEBOY. Se
publicó para “compensarnos” a los carrozas
del tardofranquismo los desbarajustes de Vértice.
Era donde estaba el dinero, porque la oleada de nostalgia sería demasiado
fuerte como para soslayarla, y compradores como vuestro Scriptor picarían sin dudar.
Agradezco su existencia. Me importa un
rábano el formato, que emulaba el de Vértice
como primero editó los superhéroes; ¡incuestionable guiño al romanticismo del pasado!
¡Por fin! sabía cómo empezaba-terminaba todo aquello. El número 65 de IRON MAN será igual esté publicado en
tomito como en formato original, ¿no? Esos escrúpulos son chorradas de
historietadores esnobs que no están por la Historieta, sino por la pose.
No aman al tebeo; sí el glamour que desprende decirlo. De
quererlo, tan sinceramente como afirman, les daría igual el formato, siempre
que fuese respetuoso y decente. Como es este caso. Verían la sustancia, no su
lomo. Va siendo hora de acabar con estos fariseos y su fariseísmo de opereta.
Cuando menos, denunciarlos.