martes, 17 de mayo de 2016

PAUL — DUELO DE FREAKIES

Afiche. Paul rompe la monotonía de los
aliens comepersonas o de dedos-linterna
Empiezo destacando similitudes entre esta amable película de ‘ambientación’ británica y TED, la del descarado, drogata y salvaje osito MIMOSÍN, que le da cien mil vueltas al pútrido pestiño de KICK-ASS. Paul, un extraterrestre caído en nuestro desventurado mundo allá por cuando lo de Roswell, escapa de una de esas bases secretas gubernamentales deleite de FOX MULDER para ser recogido, tras aparatoso accidente de tráfico, por dos freakies ingleses que, tras engolfarse en las delicias cosplay del Comic Com y los literatos endiosados que firman libros, emprenden la ruta turística por las vías secundarias pero llenas de encuentros sobrenaturales/extraterrestres del Medio Oeste norteamericano.

La película debe verse sin más complicaciones, como un producto de fino acabado que persigue sobre todo la complacencia de los aficionados al género de la ciencia ficción. La disfrutas más, pues rebosan referencias que impregnan los diálogos de ambos perplejos turistas, por no mencionar su indumentaria ni las querencias, algo aniñadas, por objetos de coleccionismo de elevado coste.

Un cartelito que terminará siendo profético para nuestros
héroes, fascinados con la ambientación OVNI que visitan
Las réplicas baratas acaban costando caro, como ambos descubren, aunque el trance luego deriva de tal modo (pese al peligro en principio sugerido) que les permite salir ilesos, con el susto metido en el cuerpo, eso sí, y con ayuda de Paul.

Se repasan, con acierto, estos mitos surgidos en los últimos cuarenta años, enhebrados con las paranoias tipo J.J. BENÍTEZ sobre extraterrestres que aumentan su misterio, acaso cebadas por los Gobiernos interesados en tener atontado al personal con esas claves enigmáticas mientras ultiman experimentos sociales, tecnológicos y militares que parecerían dignos de despiadados conquistadores alienígenas.

Insólita versión de LOS 4 FANTÁSTICOS, con un peligro al
volante, huyendo de las terribles fuerzas gubernamentales
Criticar malvadamente esos mitos, no me parece. Pese a la procacidad de Paul (inferior, empero, a la de Ted —sigue siendo mi favorito—), toda la cinta busca un desenlace cordial que, a su vez, homenajee a esos filmes que componen su columna vertebral. No hay vivo deseo de machacarlos, algo que quizás hiciera un inspirado aunque demoledor KEVIN SMITH en un día pérfido. Pretenden decir: Hey, todo esto ¡me flipa! Sin embargo, admito que tienen ciertos elementos que pueden avergonzarme.

Pasa cuando, poco antes de toparse con Paul, los dos freakies alucinados con el espíritu ovnitológico del bar donde paran a refrescarse, les abochornan dos rednecks de mala cuna, llamándoles incluso maricones. No les abruma la falsa etiqueta sexual, sino el que, siendo tíos maduritos, se pierden por chiquilladas de adolescentes. Resalta aún más estos complejos la “intromisión” de RUTH, que, pese al reconocimientos de un incierto alarde erótico previo, les obliga a un despertar sexual acelerado que significará romper lazos con ese querido Universo de STAR WARS, FLASH GORDON, STAR TREK y las pueriles fantasías fetichistas de dóminas andróctonas con tres pechos.

Intentando pasar inadvertidos por el paisaje urbano
norteamericano y los ciudadanos de sus pequeñas ciudades
Se hallan, entonces, en una sobrevenida encrucijada; helos ahí: dos adultos loquitos por los muñequitos y las réplicas de espadas, con aparente complejo de PETER PAN, y una mujer (perdida-presa en el férreo misticismo dogmático de su freakieismo religioso) que les exige madurar. Es la llamada de la Naturaleza: el sexo. En sus garras, dejas de pensar en todo lo demás. Eso era una dulce área de confort. Lo que Ruth propone exige prioridades que… Uno de los miembros del dúo ODIA tener que aceptar.

Al fin convienen un acuerdo satisfactorio. Es la pátina de bien intencionado edulcorante que desprende Paul, donde aprecias (y no es un defecto, sino virtud) que, siendo de un molde muy parecido, se aleja de las muy ácidas socarronerías (maduras, a pesar de sus detractores) de Ted. ¿A elegir? Sigo prefiriendo Ted. Es más elaborada, en otro sentido. Paul está igualmente laborada. Pero… en “bueno”. Imagino que cubren el espectro para paladares de distinta exigencia. No te la pierdas. Es bastante recomendable.