viernes, 17 de junio de 2016

AMBIENTE — OTRO FUTURO EN BANCARROTA

Portada de la edición de Ultramar.
Grosso modo, resume el contenido
La lectura de novelas de corte similar, distópico-cyberpunk en mayor o menor grado, cuya trama sucede sobre el vasto cuero de Norteamérica, permite suponer, desde cítrica perspectiva europea (cínica y desconfiada), que el subconsciente estadounidense está pidiendo a gritos una dictadura.

Ya, ya. El arsenal de la democracia, el líder del mundo libre, todo eso que Propaganda y sus series y filmes nos arrojan para demostrarnos qué alto concepto tienen de sí, comparados con el resto de la Humanidad, y que son capaces de lo mejor. Y, a grandes rasgos, así es. Aunque también arrojan prolongadas sombras. Sin embargo…

…pareciera que Norteamérica precisase de un rito de madurez basado en la derrota de  una dictadura en sus tierras. Más que hombría, quieren saber si están preparados para oponerse a una fuerza central despótica, plantarle cara, venciéndola. Y no sé cuánto del salvaje capitalismo que nos ha sumido en esta brutal crisis económica forma parte del secreto plan para poner un dictator en la Casa Blanca que concentre, en su persona, los vastos poderes que le proporcionen armas o urnas, y luego descubrir si la movilización ciudadana cuenta con tal poderío que derroque al tirano.

JACK WOMACK, autor, con pose
entre la ironía la prepotencia
Es una idea interesante, poco extravagante, aunque parezca digna de X-FILES. Vamos viendo cómo el perfil macroeconómico pule políticas destinadas a garantizarnos una cobertura y asistencia que nos alejase de los abismos de pobreza de centurias pasadas. Van cortándose esas salvaguardas que prometían, ¡al fin!, una Humanidad luminosa y feliz. Los ricos lo son más, conforme aumenta la precariedad (por no decir pobreza) y el trabajador se ve más coartado, aplastado, en su empleo. Pende de él una espada de DAMOCLES: Tras de ti, hay quinientos. Así que… Acabas inclinándote.

Una fuerza silenciosa pero imponente transforma algunos esperanzadores sueños (aunque debe recordarse que fue el comunismo el primero en truncarlos: la URSS, un estado totalitario, no daba tanta cobertura como su Propaganda afirmaba. Así que… ¡cuidado con sus alevines, cargados de consignas populistas!) de igualdad y hermandad para llevarnos a una suerte de vasallaje que rendiría pleitesía no a la nobleza, sino al neofeudalismo tecnocrático corporativo.

Portada de edición teutona. Impacta
lo suyo, lo reconozco
JACK WOMACK cuenta algo de esto en Ambiente, detallando una Nueva York donde el ejército patrulla las calles, acotando los barrios; el resto del país padece lo que se dio en llamar “balcanización”, y un dibujo, más borroso, muestra que el planeta baila igual son. El poder político es una farsa para calmar unos instintos arcaicos-gregarios, pues el auténtico gobierno lo ostentan varios magnates (como el que co-protagoniza la novela), que hacen y deshacen ya no tanto porque esto aumente sus ya considerables fortunas, sino por aburrimiento, capricho. ¿No cazan seres humanos por matar el rato?

Lo de la trascendencia sobre esos manuscritos presuntamente sacros que describían a JESÚS como agente del Imperio Romano, posee atractivo. Pero el efecto global del desplome del cristianismo, afectando de manera crítica al orden político y económico global, está bastante exagerado. Imagino que era como Womack quería hacer aún más polémico un texto que supera, bastante y por ejemplo, a ORA:CLE.

No recuerdo esto del libro, una cosa
así, a
GLADIATOR
Su duro ambiente cyberpunk se enmarca, empero, en lo que esperas de una narración así. Por desgracia, es también predicción sobre un futuro que se nos abalanza: la deshumanización, el mercantilismo salvaje, el corporativismo capitalista de conductas feudales, la ruptura con tradiciones y el ciego tanteo por hallar nuevas creencias que nos sostenga, en difíciles condiciones, la violencia extrema, la marginalidad de la ley, el tribalpunk… está todo ya contado. Es en la idea de que América no tiene fuertes las costuras antidemocráticas donde debemos reparar. Y, en este apartado, Womack cumple, mejor, que ERIC BROWN y sus deficientes NOCHES DE NUEVA YORK. Aplaudámosle la inventiva.