Portada de la edición de Ultramar. Grosso modo, resume el contenido |
La lectura de novelas de corte similar,
distópico-cyberpunk en mayor o menor
grado, cuya trama sucede sobre el vasto cuero de Norteamérica, permite suponer,
desde cítrica perspectiva europea (cínica y desconfiada), que el subconsciente estadounidense
está pidiendo a gritos una dictadura.
Ya, ya. El arsenal de la democracia, el
líder del mundo libre, todo eso que Propaganda y sus series y filmes nos
arrojan para demostrarnos qué alto concepto tienen de sí, comparados con el
resto de la Humanidad, y que son capaces de lo mejor. Y, a grandes rasgos, así
es. Aunque también arrojan prolongadas sombras. Sin embargo…
…pareciera que Norteamérica precisase de
un rito de madurez basado en la derrota de una dictadura en sus tierras. Más que hombría,
quieren saber si están preparados para oponerse a una fuerza central despótica,
plantarle cara, venciéndola. Y no sé cuánto del salvaje capitalismo que nos ha
sumido en esta brutal crisis económica forma parte del secreto plan para poner
un dictator en la Casa Blanca que
concentre, en su persona, los vastos poderes que le proporcionen armas o urnas,
y luego descubrir si la movilización ciudadana cuenta con tal poderío que derroque
al tirano.
JACK WOMACK, autor, con pose entre la ironía la prepotencia |
Es una idea interesante, poco
extravagante, aunque parezca digna de X-FILES.
Vamos viendo cómo el perfil macroeconómico pule políticas destinadas a
garantizarnos una cobertura y asistencia que nos alejase de los abismos de
pobreza de centurias pasadas. Van cortándose esas salvaguardas que prometían,
¡al fin!, una Humanidad luminosa y feliz. Los ricos lo son más, conforme
aumenta la precariedad (por no decir pobreza) y el trabajador se ve más
coartado, aplastado, en su empleo. Pende de él una espada de DAMOCLES: Tras de ti, hay quinientos. Así que… Acabas
inclinándote.
Una fuerza silenciosa pero imponente
transforma algunos esperanzadores sueños (aunque debe recordarse que fue el comunismo
el primero en truncarlos: la URSS, un estado totalitario, no daba tanta
cobertura como su Propaganda afirmaba. Así que… ¡cuidado con sus alevines,
cargados de consignas populistas!) de igualdad y hermandad para llevarnos a una
suerte de vasallaje que rendiría pleitesía no a la nobleza, sino al
neofeudalismo tecnocrático corporativo.
Portada de edición teutona. Impacta lo suyo, lo reconozco |
JACK WOMACK cuenta algo de esto en Ambiente, detallando una Nueva York
donde el ejército patrulla las calles, acotando los barrios; el resto del país
padece lo que se dio en llamar “balcanización”, y un dibujo, más borroso,
muestra que el planeta baila igual son. El poder político es una farsa para
calmar unos instintos arcaicos-gregarios, pues el auténtico gobierno lo
ostentan varios magnates (como el que co-protagoniza la novela), que hacen y
deshacen ya no tanto porque esto aumente sus ya considerables fortunas, sino
por aburrimiento, capricho. ¿No cazan seres humanos por matar el rato?
Lo de la trascendencia sobre esos
manuscritos presuntamente sacros que describían a JESÚS como agente del Imperio
Romano, posee atractivo. Pero el efecto global del desplome del cristianismo,
afectando de manera crítica al orden político y económico global, está bastante
exagerado. Imagino que era como Womack quería hacer aún más polémico un texto
que supera, bastante y por ejemplo, a ORA:CLE.
No recuerdo esto del libro, una cosa así, a GLADIATOR |
Su duro ambiente cyberpunk se enmarca, empero, en lo que esperas de una narración así.
Por desgracia, es también predicción sobre un futuro que se nos abalanza: la
deshumanización, el mercantilismo salvaje, el corporativismo capitalista de conductas feudales, la ruptura con tradiciones y el
ciego tanteo por hallar nuevas creencias que nos sostenga, en difíciles
condiciones, la violencia extrema, la marginalidad de la ley, el tribalpunk… está todo ya contado. Es en
la idea de que América no tiene fuertes las costuras antidemocráticas donde
debemos reparar. Y, en este apartado, Womack cumple, mejor, que ERIC BROWN y
sus deficientes NOCHES DE NUEVA YORK.
Aplaudámosle la inventiva.