Afiche de un filme basado en una novela escrita con un estilo insulso pero pasable que no exige compromiso alguno a sus lectores |
Vi un rato de DIVERGENTE, relato sobre una chica con superpoderes X-MEN o algo así. Desarrolla su viacrucis
en una Chicago del futuro, tras el apoqueclipse fruto del enigmático, pero
descriptivo, término de “la guerra”. La ciudad, amurallada (detalle importante,
me pareció, y más debido al tribalpunk
al que esta muchacha se asocia), sobrevivía de despojos heredados de “la guerra”,
e intentando edificar, como AUNTY ENTITY, una Sociedad que eludiese los
conflictos que llevaron a la voraz hecatombe. Pero sin Cúpula del Trueno, en
apariencia.
Resulta llamativo que este filme (megataquillazo)
provenga de un superventas juvenil escrito por una mujer. Hay por ahí dos o
tres títulos más, de corte similar, a su vez inspirados en novelas redactadas
por señoras, y cuyas protagonistas son chiquillas que empiezan a despertar a la
madurez tras una pubertad más o menos caótica. Estas obras, remarco, gozan del
favor popular, y seguro que de féminas entre adolescentes y más mayorcitas.
Las ocurre como con el manga: las pirra. Tiene más fieles lectoras
que lectores, y se abocan con más pasión al cosplay,
compartir y preparar eventos, que los varones. Nos toca la postura
lacónica-hierática y fidelidad por el balompié. (Hum. Ese homoerotismo oculto
de ver tantos tíos atléticos en paños menores…) Ir de SON GOKUH, adonde sea,
requiere unos bemoles y falta de complejos y al ridículo notables. Admitidlo.
Sólo una valoración como la que he escrito hace justicia a esta novela, condenada por lo mismo que se ¡ensalza! en DIVERGENTE o similares |
Pensando en conjunto en el tema, reparo
en qué fuerte contradicción estas obras presentan cara al tipo de pedagogía social
que intenta imponerse, basada en el respeto, la pluridad, la solidaridad y la
paz, sobre todo. Estas novelas cosechan amplio respaldo por tener esas consignas,
aparte de una protagonista (no un protagonista) que consigue contactar con las
lectoras. Establecen comunicación. Se entienden.
Los tíos son lo que son: falocráticos de nacimiento, y no comprenden las
vicisitudes de la vida.
Desarrollan una temática más emocional
que pasional. El epicentro sigue siendo el romance (la chatarra, las pruebas
lacedemonias para superarse, el enemigo, amorfo o con rostro, son complementos
necesarios para lubricar la verdadera trama: el amorío), añadido a la
cooperación y la comprensión. Quizás el entendimiento y el perdón sean otros
pilares de estas narraciones juveniles escritas con pobre estilo impersonal.
TROPAS
DEL ESPACIO, la
¡aborrecida!, la ¡archimaldita!, es una novela juvenil. La escribió ROBERT A.
HEINLEIN durante Década 50. Presuntamente, hace ¡loa! al militarismo y la vida
castrense. La veneración de la fuerza, el individualismo, que se hace colectivo
al sacrificarse el sujeto por el bien de la patria, la erótica de las armas.
Y ni de coña la niña esta y sus amig@ se las pueden ver en este páramo. Hacerlo requiere un ejercicio de madurez que te restringe tanto público como lectores |
Pero ambas obras tienen un elemento
común: la violencia. Esta joven de Divergente,
en su Esparta (lo que antes señalé de la muralla) postapoqueclipse, se entrena
denodada para ser una gran guerrero. La XENA de los eriales norteamericanos tras
esta debacle. JOHNNIE RICO quería ser soldado para contribuir a la victoria
humana sobre los insectos andantes-pensantes de Klendathu. Ea: ¿no comparten la
preparación militar, la fuerza, el despliegue de violencia? ¿Porqué, entonces, condenan
a Tropas
del Espacio como obra filofascista y, sin embargo, Divergente se condona? ¡Ambas instan al lector: ¡Prepárate, en un severo
entorno castrense, para luchar contra el enemigo (amorfo, con rostro) dispuesto
a destruir al colectivo!!
Entiendo que la diferencia estriba, ajá, sí, en el sexo
de los protagonistas, en su nicho de lectores. Tropas del Espacio defiende, ante todo, la constante masculina del
individualismo; Divergente, sospecho,
la comunión, la cooperación. La solidaridad. Sensibilidades femeninas que, por
supuesto, atrapan a sus lectoras. (Y no repito lo del romance con el carita de
turno).
Me parece hipócrita que obras de
naturaleza violenta reciban, en esta Sociedad tan extraña que estamos
componiendo, una suerte tan injusta y dispar.