miércoles, 21 de diciembre de 2016

COBURN — PENDIENTE DE RESEÑA

Hay un extenso público lector que
encuentra grata y de calidad obras
de esta apariencia y trama
Debo confesar que el formato de esta novela me ha embrujado. (Gracias de nuevo por ella.) Pese a “lo barato” que pudiera parecer de entrada, insolente para los ‘selectos’ paladares que, autistas, consideran que la tapa dura es sigul automático de calidad (¡la de truños que ese cartón de aparente prestigio oculta!), tiene empero la virtud de ser manejable, dúctil, atractivo, seducir para llegar adonde otros no pueden, enfoscados en superficial oropel.

Tras un par de lecturas, ineludibles debido al trabajo, sin duda leeré con agrado la obra de PABLO GARCÍA NARANJO, quien me ha sorprendido por su extensa producción de estos últimos años. Se ha ‘agarrado’ a un “formato” de consumo que le permite eso: ser autor popular capaz de intrigar a muchos lectores, porque su promesa es simple, directa, amena. Factor que debe encomiarse.

La prosa de Pablo, fuerte, contundente, me permitió por entonces ver su talento para describir personajes marginales y ambientes de arrabal con una descriptiva energía que, me ha confesado, prefiere seguir cultivando. Le gusta el noir duro, a lo GARTH ENNIS o BRIAN AZZARELLO, estilos que tributa en sus narraciones.

Coburn, ya desde la portada (que tanto por el aspecto del libro como la ilustración me recuerdan a mis pulps de THE EXECUTIONER), promete situaciones comprometidas límite y regusto a cine setentero de vigilantes CHARLES BRONSON y escenarios decadentes, elementos que están espoleándome a iniciar ¡cuanto antes! la lectura.
Ya os cuento. Pero apunta formas. Mucho.