Hay un extenso público lector que encuentra grata y de calidad obras de esta apariencia y trama |
Debo confesar que el formato de esta
novela me ha embrujado. (Gracias de nuevo por ella.) Pese a “lo barato” que
pudiera parecer de entrada, insolente para los ‘selectos’ paladares que, autistas,
consideran que la tapa dura es sigul automático de calidad (¡la de truños que ese
cartón de aparente prestigio oculta!), tiene empero la virtud de ser manejable,
dúctil, atractivo, seducir para llegar adonde otros no pueden, enfoscados en superficial
oropel.
Tras un par de lecturas, ineludibles debido
al trabajo, sin duda leeré con agrado la obra de PABLO GARCÍA NARANJO, quien me
ha sorprendido por su extensa producción de estos últimos años. Se ha ‘agarrado’
a un “formato” de consumo que le permite eso: ser autor popular capaz de intrigar
a muchos lectores, porque su promesa es simple, directa, amena. Factor que debe
encomiarse.
La prosa de Pablo, fuerte, contundente,
me permitió por entonces ver su talento
para describir personajes marginales y ambientes de arrabal con una descriptiva
energía que, me ha confesado, prefiere seguir cultivando. Le gusta el noir duro, a lo GARTH ENNIS o BRIAN
AZZARELLO, estilos que tributa en sus narraciones.
Coburn, ya desde la portada (que tanto por el aspecto
del libro como la ilustración me recuerdan a mis pulps de THE EXECUTIONER),
promete situaciones comprometidas límite y regusto a cine setentero de
vigilantes CHARLES BRONSON y escenarios decadentes, elementos que están espoleándome
a iniciar ¡cuanto antes! la lectura.
Ya os cuento. Pero apunta formas. Mucho.