Poderoso y entretenido ocio, aunque... |
La elegante, aunque fría-estilizada,
fotografía de este filme no evita recordarme PUNISHER WAR ZONE. La interpretación, controlada, hierática, de
KEANU REEVES, más cerca de NEO que de TOM LUDLOW, tampoco disimula estar
viendo, de nuevo, al fornido RAY STEVENSON en la sufrida piel de FRANK CASTLE. John Wick semeja un Punisher apócrifo
que, por alguna razón, no obtuvo el V.B. para secuela de War Zone.
Reescriben el papel, le llaman John Wick,
pero ruedan una aventura del más conocido vigilante Casa Marvel. No debe engañarnos la mutación. Esto es un Punisher. Punto.
También repesca al WILLIAM MUNNY de SIN PERDÓN. Un pistolero (de talento para
matar desmesurado, en vez de un outlaw
con sangre fría en las venas) se retira porque encuentra el amor y le tientan
formas de existencia que desea compartir con alguien. Intenta hacer algo útil
con su vida. (Esto de la redención del malvado también tiene su estela fílmica.)
...estamos viendo esto con otro aspecto. Pienso que, aunque sea una bizarra fantasía, no todo vale en esta erótica de las armas y la ultraviolencia |
Si una rivalidad entre bandas priva a
Castle de su familia, aquí ese drama cambia por la brutal muerte del cachorro
(un perrito muy mono obtenido para granjearse tu estima) que legara la difunta
esposa de Wick al taciturno exsicario. Algo termina rompiéndose dentro de Wick.
Se libera la antigua bestia y todo eso. Tampoco debieron robar su coche…, cosa propia
de GRAN
TORINO. Wick emprenderá cruzada para desarrollar un viejo clásico
infalible: la venganza.
Paremos las máquinas. Es obligatorio
ahora comparar cosas. De un tiempo a esta parte, este tipo de producciones se
caracterizan por tener unas escenas de acción y/o violencia desproporcionadas,
incoherentes, estúpidas. Vale que THE
MATRIX se lo permitiera (las acrobacias imposibles); era entorno
fantabuloso y tal. Pero ¿ver esos saltos, piruetas, quiebros, y todavía acertar
en la diana, pese a tener heridas dolorosas en el cuerpo, en este noir hardboiled? Increíble.
Podría decirse "todo empezó aquí". Pero aquí usaba esos recursos con efectividad. Es el cine de Hong Kong el que lo ha desmesurado, estropeado, todo |
Comparando esas ‘proezas’ con el cine
clásico de acción (no me refiero al de Década 30, donde todo eso, muy
censurado, volvía la acción imbécil por su falta de realismo también), con GRUPO SALVAJE, en concreto, adviertes
que, sin llegar a tomadura de pelo, Hollywood minusvalora nuestra inteligencia.
Piensa que vamos a creernos todos esos ejercicios sobrehumanos de agilidad y
puntería so pretexto de que “es ficción-es acción-podemos tomarnos la
licencia”. Yerran, señores. No todo vale. Hay que respetar el mínimo-nimio de
coherencia. En Grupo Salvaje, SAM
PECKINPAH pone a cincuentones a pegar tiros, y sólo por su volumen, aciertan.
Pero no van dando giros imposibles,
derrapando por el suelo, acertando siempre, cambiando de cargador mientras
atraviesan el cráneo de alguien con un lápiz. Grupo Salvaje se hace creíble; John
Wick son viñetas desbocadas que intentan empero hacer creer que, sí, ¡AJÁ!,
todo esto es coherente.
Pocos tiros, pero mucha impresionante actuación. Comparad este afiche con el de la cabecera del artículo |
Mentira. Los tiroteos son cosas veloces,
desagradables; pasan supersónicas y deseas nunca hubieran ocurrido, plagadas de
reacciones químicas punzantes. Aun así, John
Wick, este no-Punisher con todas sus señas, es obra de arte contrastada con
una mierda titulada LA FORTALEZA, donde
todavía todo ese circo está elevado a una potencia de absurdo increíble. Lo del
poli infiltrado agarrado al spoiler
del coche en plan T-1000 y todavía logrando introducirse en el habitáculo a
través del maletero y la oleada de tiros, es una hostia que los encargados de esa
peli nos pegan, riéndose encima.
Recuerdo A QUEMARROPA. Traslada LEE MARVIN una sensación de fuerza,
violencia y peligro que Reeves no logra (no porque no pueda; no le dejan)
porque han supeditado su recreación por una serie de efectos, palizas y
tiroteos desbordados que pretenden calmar algo muy primitivo del espectador,
incapaz de deleitarse en la interpretación, la atmósfera y el controlado uso de
una violencia seca pero efectiva.
No creo, visto así, que sea John Wick “el malo”, sino un público con
pocos sesos y mucha testosterona que quemar. ¿Dónde terminará todo este
despropósito?