Basada en una película basada en una novela, desplazaron la acción a Corea para disimular que hablaban de la guerra de Vietnam. Aunque, en las guerras, pocas cosas cambian |
El amplio abanico de producciones seriadas/en
serie de la televisión suele arrojar a las costas de nuestro esparcimiento gran
variedad de espacios. Oscilan, inevitablemente, entre lo repelente, aburrido,
jactancioso, deleznable, a lo entretenido, llegando hasta la máxima expresión
de la calidad e interés, logrando dejar honda huella en nosotros.
Pero M*A*S*H
con todo honor puede ostentar el galardón a la hipocresía. Podemos tirotear a
placer THE A-TEAM o similares, pero
al menos eran/son honestas en su planteamiento y concepción. Esto es barato, es
esparcimiento de sobremesa, las actuaciones son lamentables, los argumentos
pillados por los pelos, los sets se
reciclan una vez tras otra porque el presupuesto es bastante limitado, amén.
Sin embargo…
M*A*S*H es una de esas series multipremiadas y ¡ensalzadas!
por la Refinada Crítica que veía en sus mordacidades todo tipo de censuras a
una Sociedad falocrática, belicista/atlantista conservadora aún más de Derechas
que propugnaba la reacción y el retrogradismo racial/HomX. Su principal baza,
empero, seguía siendo su mensaje antibélico, uno de esos documentos palpitantes
contra la Guerra y su general desperdicio e inmoralidad.
Estos simpáticos alcohólicos llevan la trama hasta extremos insospechados. Eso de médicos alcohólicos debería ya preocuparnos. Sin embargo, la gente también lo toleraba |
Surge durante la derrota de EE.UU. en
Vietnam. Un puñado de campesinos asiáticos menudos mal armados había breado a
Norteamérica. Imagino qué poderosa humillación debió constituir para esa
potente maquinaria bélica cuyo colofón era/es la Bomba H. Con razón enajenó de
tal manera a la nación más poderosa de la Tierra. Y olvido que RAMBO, expresión
del guerrero sufrido aunque invencible, participó en la contienda…
No estaban los tiempos, hay que resaltar,
para Hazañas Bélicas. El pensamiento general de la Sociedad era más crítico con
las acciones marciales. Y más con las que los telediarios servían en horas
sensibles de la programación. El mundo se cuestionaba más la utilidad de una
guerra a mil millones de millas de casa, en un país donde ellos no pintaban
nada.
Pero siempre resalta ese mensaje antibélico
en el cual M*A*S*H fracasa sin
piedad. Porque ¿ustedes pretendían convencer al ancho mundo y su parroquia
local de lo espeluznante que es la Guerra? ¡Pues muestren las lesiones del combate
en toda su cruda desnudez! Pues lo que enseñaban eran pecosos jovencitos
(viejos como un nudo, por otra parte) muy bien aseados (hasta los que llegaban in extremis en ambulancia) que despedían
salud y determinación de reanudar la juerga ¡otra vez!
Otra constante de la serie era criticar la incompetencia del Alto Mando. Mira, en esto no andaban desacertados |
De haber filmado las castraciones que los
soldados pueden sufrir por impacto de metralla o balas perdidas, las terribles
mutilaciones de las explosiones de las bombas, la piel abrasada de los heridos
por Fuego Infernal en una serie tan popular, verías cómo la afiliación al
Ejército iba a caer. En picado. Sólo contarles que su instrumento de orinar podía ser rebanado por un casco de metralla, convencería
a muchos a quedarse en casa.
No. Todo limpio. Pulcro. Tanto por la época
como por una TV ñoña donde prohibían la palabra “preservativo”. ¿No querías inculcar
el error fatal que es la Guerra? Incide en sus desastres. Triunfarás. Sin
embargo, constriñen su barbaridad a las aventuras amorosas que sostienen médicos
casados y enfermeras. Los doctores humoristas protagonistas desuellan al beato
belicista FRANK BURNS por su infidelidad con la jefe de enfermeras, pero ¿y
ellos? Dos al menos estaban casados. ¡Y eran infieles!
El peor monstruo de la guerra de Corea: FRANK BURNS |
Abstenerse de mostrar el brutal trauma de
la Guerra, ensalzando la infidelidad marital, es la hipocresía que condena a M*A*S*H. Era tolerable, repito, poner
cuernos a sus esposas, pero inadmisible si lo efectuaba Burns. Repugnante. Y lo
veía bien su grey de telespectadores. Deja de ser divertida esta serie, cuando
la contemplas así.