Lleva tiempo la Sociedad Occidental inmersa
en una serie de perniciosas estupideces y contradicciones que denotan su fatal
desorientación. Una de esas imbecilidades es juzgar la Historia con los actuales
parámetros de justicia, dignidad, o decencia.
En el ayer, se pensaba de otro modo. Los
intereses eran distintos, aunque si valoramos que veinte mil niños esclavos
mueren al año, no tanto; a la ONU se la refanfinfla como a CANTINFLAS (hace
alguna cosilla inútil de las suyas; postureo, nada más), y las geoestrategias
militares, políticas y económicas obedecen patrones del actual Imperio, donde
no se habla el latín del ayer, sino el inglés USA de hoy.
Han arrancado de Los Ángeles, por culpa de
un subnormal herido en lo más profundo de sus sensibles entrañas minoritarias,
la estatua de CRISTÓBAL COLÓN por estimarlo un terror nazi genocida, una
calamidad bíblica receptora de todo el ODIO que puedan procesar la bilis de las
minorías racistas (¿qué creen ustedes; que el racismo es artículo de uso
exclusivo del Blanco? No, señor. Es internacional, y a todo-color),
arrojándoselo a la cara del Blanco Opresor como un inmundo trapo mojado pestilente.
En este caso, el rostro agredido es el español.
En tiempos de Colón, perpetuando
tradiciones mediterráneas (o de donde hubiera quien quisiera esclavizar a sus
vecinos), esto de la colonización, el comercio mineral o humano, era habitual,
y ensanchar los límites del Viejo Mundo, un
sagrado deber (KIPLING dixit).
Juzgar eso con nuestros hipócritas estándares modernos es una soberana
GILIPOLLEZ de Nivel MAX.
En realidad ocurre que: «La palabra latino aplicada a los habitantes de las naciones que van desde Méjico hasta
Tierra del Fuego es usada en sentido despectivo por los estadounidenses,
especialmente por los racistas wasp (white
anglo saxon protestant), que consideran la conquista de los territorios yanquis
como una epopeya y la colonización
española o portuguesa como un crimen.» (CARLOS FISAS. Frases que han hecho historia, pág.
19.)
Nunca empleo el término “Latinoamérica” o
“latinoamericano” por esto: sé que es un agravio norteamericano. Uso Hispanoamérica o hispanoamericano por pudor histórico. Mas ese insulto ha calado
nefastamente. Y algo lo empeora: toda la porquería progre patria, sea de Ixquierdas o Derechas, ¡se ha apuntado a la
movida sin escrúpulo!
Tres puntos deben indignarnos; uno está
expuesto en negrita; dos: cómo nuestra progresía
de memoria selectiva acepta el desprecio norteamericano por nosotros con completa
complacencia, y tres: la selectiva memoria hipócrita estadounidense, de los
anglos en general. ¿Olvidan qué azote supuso para las tribus aborígenes de las
graves planicies de América del Norte (Canadá incluida) la llegada a sus
tierras de los blancos de LA CASA DE LA
PRADERA? ¿Cómo les sometieron, exterminaron, alcoholizaron, vejaron hasta
convertirlos en lo que son hoy día: parias dipsomaníacos o ebrios dueños de
casinos? Al parecer, todo quedó resuelto con que KEVIN COSTNER hiciera BAILANDO CON LOBOS.
Las naciones hispanoamericanas SON naciones
independientes (sometidas, como todas, al flujo de los intereses económicos).
Empero, NO HAY en EE.UU. una nación apache, o kiowa, o comanche propiamente.
Están todos amalgamados en la barra de un bar, o haciendo collares, o abalorios
tribales. ¿Vienen ahora a lincharnos por Colón?
En todo caso: esas injurias quedaron perdonadas y olvidadas con este filme. O eso parece ser |
No sé qué respuesta diplomática ha tenido esta
agresión. Intuyo que: nula. No tenemos bemoles de contestar estas actuaciones racistas
acomplejados por mor de escrúpulos que la Ixquierda Progre ha insertado en
nuestra Sociedad, porque protestar equivale a defender nuestro pasado poblador
en Hispanoamérica (y parte sustanciosa de Estados Unidos), cosa propia de
franquistas falocráticos. Eso, ¡jamás! Ser patriota es idiota y lo que mola es
el republicanismo cosmopolita cobarde vendido a ofendidas minorías insaciables que
nunca se cortan al exhibir su racismo rampante. Si fuese el caso de algún
personaje francés, seguro que habría habido reacción. No digamos inglesa.
Española…
Por amor propio, debió haber habido réplica.
Últimamente USA está hispanófoba (como los traidores “socios europeos”) y se
permite estas pasadas ignorando sus propios genocidios. Le sale mejor culparnos
que asumir sus crímenes. De Manual del
Racista. Sería aconsejable crear una Comisión, o Agencia, u Oficina, de
Asuntos Hispanófonos que denunciara con toda dureza estos excesos
internacionales.
Pero mucho exijo a un país a punto de
fractura, enfermo a causa de una Ixquierda Intolerante incapaz de construir
futuro porque sólo sabe revolcarse en críticas constantes, no aportar
soluciones, que así está propiciando el auge de la UltraDerecha.
Sobre este terror genocida norteamericano, ¿nadie protesta? |
Imitando el espíritu de esta aberración
colombina, propongo empezar a expurgar cuanto legado romano haya en la
península. Tildar a CÉSAR o a AUGUSTO de genocidas, reclamando a Italia daños y
perjuicios por su colonización esclavista.