Añejo afiche, del siglo pasado. Una vez más, reúne los principales elementos de la cinta |
BLAKE EDWARS hace homenaje a STAN LAUREL y
OLIVER HARDY con esta inocente comedia de competiciones automovilísticas a
comienzos del siglo XX. Es un humor blanco, sin leguaje soez ni escatologías
innecesarias, que recuerda un tiempo, más ingenuo, aun elegante, de hacer reír
al público. Lo sazona un supervillano y su secuaz con un repentino fondo moral
que se destapa al final de la competición. El DR. FATE es toda una galería de tardíos
artefactos steampuk cuyo epítome es
su bólido, cuya hechura tiene su aquél, comparado con otros vehículos. Excepto
el del protagonista, EL GRAN LESLIE, hombre-paragón políglota paradigma de
nobleza, caballerosidad y esgrima sin par. Por no hablar de su apolíneo aspecto,
inmaculado y níveo siempre.
Tercera e importante rueda de esta película
(que a carcamales como yo debe recordarles a la serie animada LOS AUTOS LOCOS) es la feminista (aunque
en ese momento, es sufragista) MAGGIE DUBOIS, atractiva y emprendedora repórter
que pretende derribar las barreras entre hombres y mujeres, estas últimas muy
capacitadas para desempeñar cualquier tarea que un hombre pueda acometer. Hasta
mandar un importante rotativo.
EL GRAN LESLIE, derroche de viriles virtudes caballerosas que tiene encantado al ancho mundo; siempre asesorado por su fiel ayudante y mecánico (el sombrío cruzado de brazos) |
[De
entrada, es cierto. Pero hay límites para unos y otras que los femirulismos no
quieren admitir por imbécil tozudez. Del mismo modo que un hombre ni puede
gestar ni parir, una mujer no puede (supongamos) levantar ciento cincuenta kilos. Un hombre, sí. El fememccarthysmo
está instalado en que esa “proeza” es una agresión a la mujer, y por lo tanto,
los hombres deben reprimirse para no ser tachados de machistas y no levantar
más de, no sé, cincuenta y cinco kilos.]
[Esto
suena disparatado, ¿verdad? Pues vamos por ese camino. Y entre la grey
masculina (idiotizada, politizada, temerosa, pensando en los populismo
populares que aportan votos, sobre todo) hay quienes recomiendan dejar de
levantar cien kilos o parecerse a ARNOLD SCHWARZENNEGER de joven, porque eso es
el epítome del machismo. Los niños, tomándole como ejemplo, pueden culturizarse
con mancuernas, no con libros de SIMONE BEAVOIR o alguna de estas pencas que
tenemos por España predicando discriminación y humillación, y ser de adultos
machistas ejemplares.]
MAGGIE DUBOIS, heraldo de una revolución sufragista que no teme a nada ni nadie; en los albores de esta gran aventura |
La
carrera del siglo dispara
con mucha sutileza contra los excesos feministas como satiriza ciertas
“posturas heroicas”. Maggie demuestra cabezonería en sus tesis femirulas pese a
que los elementos están dándola a entender que va a palmarla. Que el calor del
desierto, o el frío del Polo, no tienen ni afiliación política ni sexual:
acaban contigo.
El Gran Leslie (según mueve ficha para
trajinársela) se lo explica de continuo. Que no es cosa de que lo diga yo
porque sea un hombre. ¡Es la Naturaleza: asexuada y apolítica! La respuesta
recalcitrante de Maggie es la de que “cualquier mujer puede hacer lo que un
hombre”… hasta elegir el modo más estúpido de morir por pura obstinación.
Surge un factor que derrota a Maggie.
Cuando Leslie intenta un acercamiento amoroso (previamente propiciado por
Maggie), empleando los argumentos dados por Maggie del “sexo libre”, ella lo
rechaza con firmeza de señorita bien no-sufragista y aun se indigna. Bueno,
termina asumiendo Leslie: son así. Tornadizas. Hasta las sufragistas liberadas.
Los villanos (toda buena película se precia de tenerlos, de calidad): los inefables DR. FATE y MAX. Depósitos de trucos ruines, tienen trampas de todos los tamaños |
Y al final, substanciando todo el metraje
con peleas a tartas, aventuras de capa y espada y maquinaciones del Dr. Fate,
cuando Leslie la propone matrimonio, ¿qué hace la sufragista que rechaza tal
tipo de esclavitud social? Aceptar. Vestirse de blanco. Pasar por el altar. La
victoria se decanta al final por el hombre; el factor amor triunfa. Aunque
supongo que a Leslie le quedaba ahora una laaaarga vida en común aguantando murgas
sufragistas que, sin duda, terminaría apoyando.
Entonces el Dr. Fate, viendo que no gana
como quiere, exige se repita la carrera. ¿Cómo quiere vencer? ¡Demostrando ser
el mejor! Por tanto, tan ruin, no es en el fondo.