viernes, 9 de noviembre de 2018

THE FLASH 1990 / THE FLASH 2014 — COMPARATIVA

Que sí, macho; que era mejor. Lástima que
no poseyera los recursos de su remake.
Hoy sería más que mítica

Hace unos años ya escribí sobre el remake, o reboot, o como sea, que hacían de la serie, casi mítica, de The Flash de 1990, a la estela del tirón del BATMAN de TIM BURTON. Me equivoqué con lo de su continuidad, pero los demás apartados (el irritante refractario elenco, sobre todo) siguen vigentes. Y más ahora, una vez visionada completa la primera temporada de la saga de 2014.

Quien decida ponerle algo de rigor analítico a la temporada (no revisarse fotograma por fotograma los episodios; sólo cierta atención), descubrirá que, en Laboratorios STAR, entra quien le da la gana cuando desea. No hay mínimo-nimio control de seguridad. Los supervillanos penetran en la sala de control a placer, igual que los cargantes secundarios.

Léase: el grupito de asistentes científicos de este joven BARRY ALLEN. No digo ya cuando aparecen encalomados de la serie de ARROW. Recuerdan a los presuntuosos de CSI: DONDE-SEA, con su frase tonta y una conducta atolondrada que permita al villano en silla de ruedas incrementar la sensación de suspense (que va acumulándose con cierto donaire) y explicar cosas sucedidas, casi todas sobre el asesinato de NORA ALLEN.

Esa panda de engreídos es lo que más detesto de la serie nueva. Cuando los comparas con los personajes de la serie de 1990, descubres que aquéllos eran más llanos, simpáticos, empatizabas con ellos. No te ofenden con sus masters y conocimientos supremos sobre todas las ciencias habidas y por haber. El Flash de WESLEY SHIPP era amable, divertido, entrañable. Cargaba con una pequeña dosis de drama, pero lo remontaba, hacía impresionante al borrón rojo justiciero de Central City.

El moderno FLASH. Hará el muchacho cuanto pueda. Pero
no termina de convencerme
El moderno Flash es su antípoda. Es otro listo que parece único encargado del CSI de Central City, aunque nunca investiga un caso (algo tangencial) distinto al que aporte un supervillano. Además, siempre está preguntando: ¿Puedo hacer esto? ¿Puedo hacer aquello?, dejando a sus ayudas expresar su sabihondez académica y resolver el problema.

Esta es otra. La serie actual evidencia los problemas que estropean los remakes de filmes de Década 80: desapareció el héroe. Todo es cooperación feminizada, todos tienen algo que aportar. El Flash de los 90 pedía consejo en momentos clave; empero, todo el peso de la acción la llevaba solo. Por instinto o inteligencia, aun astucia, aquél Barry Allen sabía que su poder le permitiría afrontar los peligros que se le presentaran. Este chico está en constante ON LINE, cuestionando sus facultades. Como si le acomplejaran.

Esto me revienta: la panda de sabihondos secundarios que
acompañan al héroe al punto de robarle el protagonismo
Luego está la candente cuestión militar. Un fenómeno (o más, supervillanos incluidos) como Flash apenas recibe su atención. La vida real revela que, encontrado lo que podría ser el Arma Definitiva, o la amenaza definitiva contra la Seguridad Nacional, se volcarían con infinidad de recursos para saber dónde, cómo, cuándo, cuántos, pueden clonar. Aquí, hay un esbozo, una tontería para dar argumento a unos episodios. Pero nada más.

[Esto puede aducirse, eso es, de la serie de los 90. Pero lo soslayaron tan airosamente que impedían pensar en la existencia de un espinoso asunto como el criticado.]

Y el final. El supremo error esencial de los viajes espaciotemporales. Si el PROFESOR ZOOM es autor de Flash, al morir su antepasado, ¡no nace para retroceder al pasado, construir el acelerador catastrófico de partículas, generar la descarga que origina a Flash! Y, sin nada de eso, ¡tampoco hay agujero negro listo a jalarse Central City!

La nueva aparición de MARK HAMILL (el del traje de
flamenca roto) es tan innecesaria como burda. Los dos o
tres episodios previos al climax son insustanciales
¿Cómo han fallado en algo tan ELEMENTAL? Por engreimiento. Sin duda. Habrán dado un mogollón de explicaciones que lo contesten, pero el error está ahí en garrafal tamaño. Lástima que los impresionantes recursos que este Flash de 2014 faltaran al de 1990. Porque estaba más conseguido. Sientes carecieran de esta inyección de medios y dinero. Hicieron lo que pudieron con lo que tenían, dejando aun así algo que evocas con afecto.