viernes, 8 de marzo de 2019

MASACRE – LA GUERRA DE WADE WILSON — LA VOLUBILIDAD DE LA VERDAD

Portada. Dentro, espléndido dibujo
aparte, una muy competente trama

Entre los atractivos de este recopilatorio vendido como novela gráfica (el sagrado término que hace que los esnobs veletas que desprecian al TBO ahora lo amen porque piensan que tiene algo superior, les sitúa en la cresta de la ola) está el dibujo de JASON PEARSON (¡admirad al dibujante!), quien presta su considerable talento para ilustrar una historia que, en el fondo, es deudora de LA BROMA ASESINA.

Por mor de su exitosa aparición en la pantalla de plata, muchos hablan mucho de BATMAN. Lo siguiente a apreciar es si, realmente, han seguido con profundidad o interés la aventuras del Murciélago. Los entendidos enseguida habrán comprendido mi alusión a la novela gráfica (esa, sí) de ALAN MOORE y BRIAN BOLLAND (¡más aclamados!), con ese viraje final que aparece también en estas aventuras del inefable DEADPOOL, quien, ante una comisión senatorial norteamericana, presidida por un cameo de RONALD REAGAN (una deliberada mofa), cuenta a la opinión pública estadounidense, in albis de los trapos sucios de sus distintas Administraciones, cómo durante años una cuadrilla secreta de personajes mutados ha cometido asesinatos de Estado, propiciado golpes de estado y enturbiado la política internacional.

Trata el relato, en primera instancia, de denunciar que la real politik carece de escrúpulos con la decencia, la verdad, la moral, lo ético, lo justo. Intereses oscuros, que se mueven en un espectro casi imposible de apreciar, modifican nuestras vidas de un modo que puede ser irrevocable. Países amigos pueden ser enemigos debido a esos tejemanejes que proporcionan en la inestabilidad pingües beneficios a terceros; esto es, a naciones como EE.UU., que están detrás, muy en la sombra, moviendo los hilos.

Entre sarcásticas bromas, Estados Unidos
hace uso de sus más peculiares agentes
para imponer su Reich al margen de la
ley, la moral, sin ahorrar violencia
Rusia tiene también su parte. Es todavía más peligrosa, porque lo lleva todo aún con más secretismo; carece de las suficientes parcelas de libertad periodística como para, con cierta regularidad (seguro que eso también forma parte del plan dentro del plan en el plan, VLADIMIR HARKONNEN dixit), denunciar conductas tan inmorales. 

Crear un superenemigo islámico puede favorecer a los fabricantes de armas y empujar a naciones dubitativas a buscar la ayuda de GEORGE W. BUSH y su poderoso ejército…, a cambio de ganar una mayor presencia norteamericana en la zona. Eso, de paso, permite a BILL GATES y adláteres vender lo que sea made in USA sobre lo made in EU.

Esto cuenta en esencia la historieta, un esfuerzo a un tiempo lúdico y crítico de hablar de las mezquindades a las que un puñado de personajes muy gris Grey pueden someter a una gran nación, polarizando su opinión pública de modo lesivo para el resto de la comunidad internacional, y exaltando “valores nacionales” que distorsionan hasta transformarlos en algo digno del III Reich. Lo norteamericano es lo mejor; el resto… bah.

Porque Norteamérica, para subsistir, ha ido inventándose graves amenazas que tienen al populux en ese estado de neurosis descrito por GEORGE ORWELL en 1984. Primero, el Peligro Amarillo (tras la amenaza que suponíamos los españoles durante la Guerra de Cuba y las Filipinas); después, la Amenaza Roja stalinista, que duró hasta que cayó el Muro de Berlín; luego, la Eurobasura de la Unión Europea. Retoman el Peligro Amarillo, y para bellum con China. Siempre hay un Supervillano foráneo al que las cándidas, honestas, puras Barras y Estrellas debe combatir... o morir. Deshacerse en un compendio de conflictos internos territoriales.

Un testimonio dispuesto a sanear el
Reverso Tenebroso de la política USA
Y la nación, ceñida a su gente, alienta con susto cerrando las mentes, siguiendo ciega las consignas pregonadas por el Gobierno, que medio consiente éste a LOS SIMPSON hacer sorna al respecto para demostrar que la democracia, al menos en USA, funciona como su Constitución afirma hace.

No es tan baladí este TBO como parecer pudiera. E inesperado giro argumental final aparte, que impregna de duda, Pearson es un talento nada desdeñable.