viernes, 1 de marzo de 2019

MORTAL ENGINES — LOS SEÑORES DE LA TIERRA

Afiche. SFX aparte, cada vez parece más
disparatado que existan ciudades rodantes.
Otra fantasía post Milenio Trágico

Aunque la película en la que PETER JACKSON (quien parece preferir las trilogías —¿por qué será?—) está más/menos involucrado, proceda de una novela, o saga, son demasiado obvios los paralelismos con LOS SEÑORES DEL CIELO como para ignorarlos. Por eso creo, a falta de una versión filmada de las novelas de JOHN BROSNAN, acertado que esta reseña continúe a la de ese libro.

Sospecho empero que muchos lectores encontrarán peregrina mi afirmación, aunque mi récord respecto a encontrar paralelismos entre lo que aparentan no tenerlos sigue imbatido. Por otra parte, recuerdo que hay novelas llevadas al cine que se parecen a su adaptación como un huevo a una castaña. Como BLADE RUNNER. Coges la idea, la pones en un contexto pre-cyberpunk, aturdes al público, enojas a la crítica que luego la ¡aclama!, contrastas libro con filme y aprecias que concuerdan en pocos detalles. Así que la novela en que basan esta dinámica aventura postapoqueclipse en un Remoto Futuro de nuestro planeta puede ser bastante fiel a lo filmado o ser su antónimo. READY PLAYER ONE casi sufre ese avatar. (Y eso que el libreto es, en parte, de su propio autor.)

Dos elementos destacan en una película de un vehemente cromatismo insoslayable; es acaso su efecto más sugerente. La ingeniería computarizada de los SFX hace muy tangible mucho de lo que sabemos es un fondo de color verde. Los actores parecen acostumbrarse a este detalle e intentan adecuar con naturalidad su interpretación a unos escenarios fantabulosos que sólo viven en la imaginación. Este es uno de los elementos a considerar: que la película es, como casi todas de un tiempo a esta parte, un festín salvaje de SFX epatantes más que de diálogos o actuaciones deslumbrantes.

A una nación de piratas le corresponde un futuro de país de
saqueadores terrestres. Pasmosa mole rodante siempre
hambrienta circulando por una Europa del Remoto Futuro 

El otro es la endeble trama, sazonada con el eterno combate entre el Bien y el Mal, la corrupción, la ambición, el honor, los amores “imposibles” debido a las diferencias de clase, etc. Funciona merced a un apartado visual exuberante, seductor. Mas cuesta creer que una urbe, aunque minimizada a su esencia monumental más histórica, ruede por esos páramos dejados de la mano de Dios sobre una pavorosa arquitectura steampunk en pos de combustibles hasta un brodignaniano dique forrado de acero, ¡MÁS ACERO! y la artillería de una fortaleza moderana descollando en su cumbre para conquistar la otra parte del ancho mundo sin sufrir aparatosas averías, guerras devastadoras con competidores de igual tamaño, cualquier otra calamidad potencial.

Cuanto más lo pienso, sí, ajá, mucho debe esta película, y quizás su novela, a Los Señores del Cielo. Hasta hay un guiño a tal serie en los piratas aéreos que, suicidas, intentan parar la ciudad rodante de Londres para evitar cause mayores estragos. Así que los futuros espectadores estáis avisados. Esto vais a encontrar.

Un visionario ávido del poder definitivo.
Sabe que las Grandes Metas exigen
Grandes Sacrificios. No lo pararán las
nimiedades morales
Una última cosa: pese a las objeciones que pueda plantear a Mortal Engines, debo reseñar: aparatoso aparato de Hollywood aparte, la película viene de Nueva Zelanda. Casi el culo del mundo, sin querer faltar. Por tanto se infiere que es un lugar hum… provinciano. Atrasado con lo que sería el flujo dinámico de novedades de Europa. Pues bien: ¿cómo hacen semejantes películas, y nosotros estamos en la comedieta gilipollas que parecen refritos de episodios de SEINFELD o FRIENDS? ¿Qué sucede: carecemos del arrojo, el talento, la iniciativa, para imitar a personas, nada excepcionales, que se supone viven en apartadas granjas? Porque Jackson empezó con filmes cutres de terror y termina rodando, SEÑOR DE LOS ANILLOS aparte, cosas de esta envergadura.

¿Qué hacen los directores españoles? ¿El gamba? ¿Refugiarse cobardes en lo de que “allí está el $, aquí el talento”? ¿En Nueva Zelanda? ¿O Australia? ¿El $? ¿Por qué no podemos ser como ellos? Nada nos diferencia. En lo sucinto somos seres humanos con capacidad para CREAR. Les diré dónde están: escondidos en las ramerías (de rameras) culturetas de Ixquierdas y los clichés del “artista” entre lo bohemio y el comprometido social, en vez de forjando leyendas. Quejarse es mucho más productivo que ser… productivo.