Viajada cubierta del volumen citado. Junto a una fértil imaginación, se añade un desenfadado modo de enfocar las diversas narraciones |
El recopilatorio flaquea en dos cuentos,
pero el resto permite ver la extensión de la creatividad e ingenio de PHILIP
JOSÉ Farmer cuando se sentaba ante la máquina de escribir. Cada relato contiene
un pequeño prólogo que explica qué mecanismos lo pusieron en marcha. Es anotación
interesante pues permite atisbar los engranajes de la creación del autor. Los
de Farmer, de excelente calidad (claro, no era un tedioso gótico arrogante),
son toda una lección de temerario talento tenaz.
El plato fuerte es la novela corta El Mundo del Río, apéndice de
importancia relativa dentro del caudal principal de la saga.
Es interesante, no porque forme
parte de esa
extensa
serie,
e incluya a uno de sus posteriores coprotagonistas, sino porque Farmer pone a
YESHUA (JESUCRISTO) en una situación de depresión y amargura que creo se
ajustaría mucho a la que estaría un Jesús resucitado entre nosotros.
La liturgia enseña que Dios Padre mandó a
Su Hijo entre nosotros para predicar un mensaje de pax, amor, tolerancia. Al
parecer, el Canalla de las Alturas estaba ya un poco harto del fuego y el
azufre sodomorreano y diluvios y pretendía ensayar con otra cosa: mediante un
discurso amable, pacífico.
Muerto empero Jesús, el Mensaje quedó
irremediablemente adulterado, confundido, explotado a gusto de distintas facciones
teológicas o de opinión que ha dado el presente desastre en que vivimos. Se han
entendido aquellas parábolas de Jesús de manera que enriquecieran a
determinados sectores de la Iglesia, que se comportan como mafias o de manera
tan necia, ciega y sectaria que engendran la Inquisición a la que convierten en
un arma de represión de la cual los protestantes abusan, tanto que la
Inquisición alemana es la más cruel de todas.
PHLIP JOSÉ FARMER. Un escritor habitual de este espacio. Y del cual todavía tendremos mucho más que decir (si el tiempo lo permite) |
Jesús llegó, predicó, padeció, murió.
Resucita. Y ¿qué ve? Que su Mensaje está siendo usado por fanáticos o tarados
para causar lo contrario de lo que explicó desde las cumbres o las atrasadas
aldeas de su Palestina natal. ¿Cómo encaja esto el Hijo de Dios? En la
narración, Farmer explica que de forma introspectiva, de rechazo al mismo
populux que pretendía salvar. Lo irrita sobremanera que algo destinado a
generar un bien común universal sea eso: un arma de exclusión, persecución y
martirio, como el que termina proporcionándole uno de esos obcecados de la Biblia que tanto abundan, fundando
sectas para que los débiles de entendimiento y espíritu tengan algo a lo que
afianzarse.
Es un relato audaz y que no pretende
ofender los sentimientos religiosos de nadie, sino mostrar como algo cargado de
buenas intenciones puede ser destruido. Aparece en una época donde la ciencia
ficción era, al menos la estadounidense, patrimonio de SAN ISAAC ASIMOV y “los
suyos”. Publicaban historias hoy día designadas “conservadoras” (cada vez tengo
menos claro qué significa eso). Y, por otra parte, no veo a San Isaac
escribiendo el ‘irreverente’ cuento que sigue a esa novela de El Mundo del Río. Pudiera haberlo hecho,
aunque pienso chocaba frontal con sus creencias morales.
Otro de sus libros. (No sé de qué va,) Con portada de RICHARD CORBEN (y recomendado a adultos. Así será) |
Esto me lleva a considerar la ideología
política (o moral) de la ciencia ficción. Si en esos entonces se consideraba en
poder de los “conservadores”, ahora padece en manos del otro extremo. La
ciencia ficción española, al menos, es baluarte y apéndice de la Xtrema
Ixquierda, intolerante, fanática, que desde sus murallas prohíbe, cohíbe,
amenaza, insulta, a quienes no sigan sus consignas progrerrepublicaministas.
¿Dónde está ahora el conservadurismo? Pues
en el bando que lo censura y critica más. Pero no debería extrañarme, pues
obedecen la máxima “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. En su caso:
de altura de miras, tolerancia, respeto. No les ha bastado con robarnos el
Arte, sino que también están adueñándose de todos los estilos literarios.
Empezando por subyugar al más libre de todos. Detesto acabar esta reseña
así, pero considero que esto debe destacarse.