"Primitiva" portada que buscaba causar un explosivo impacto en un lector más ingenuo/menos exigente que el actual. Misión cumplida |
Empecé a comentar esta saga por el,
entonces, novedoso volumen de DAVIS-FARMER, que, grosso modo, repasaba,
remozando, sus andanzas setenteras confiando impostarlas en las librerías
especializadas en una serie más/menos longeva. Luego fue el one-shoot, destinado a recordarnos al
personaje, y ahora, para cerrar el círculo, comentar toca el germen de todas
estas aventuras de marcado sesgo espaciocatastrofista. Recapitulemos:
Década 70. Marvel está efervescente. Devora terreno a DC COMICS a gran velocidad con series que oscilaban entre lo
descabellado, lo saltimbanqui, lo social, y refrescaban a los solemnes iconos
clásicos de la Competencia. Esos tan coloridos superhéroes ofrecían un aire de
desenfadada renovación beneficiados de diversas convulsiones sociales
norteamericanas (presentes en sus planchas) y una sensación de mayor ‘libertad’
y/o ‘tolerancia’ de parte de un público vapuleado en su creencia de una
invulnerabilidad invencible norteamericana por la derrota en Vietnam, o con la
crisis del petróleo.
Apunto que estos dos tomos reflejan las
llamadas “Fases Marvel”. Suelen destacar
los inicios y los relevos continuadores, pero no aprecian el otro efecto, de
corte tanto político como creativo, que La
Casa de las Ideas (de MICKEY MOUSE) ha estado padeciendo, acusándose su
decadencia en los últimos tiempos de modo alarmante.
De momento, la saga mantiene su pulso de leña a los distintos monstruos que salen. Esto, empero, está a punto de cambiar. Irá a peor |
ROY THOMAS, quien no ha tenido una puñetera
idea original en toda su puñetera vida laboral, pues se ha limitado a “marvelizar” sus filias y expulsar sus
fobias en sus guiones, con la vista puesta en CONAN o KULL como en SOLOMON KANE, decide ‘audaz’ “meter
mano” al poderoso clásico LA GUERRA DE
LOS MUNDOS de H.G. WELLS (¡aclamad al autor!) pensando: Ahí hay tralla. Y, sin
demora, adapta el concepto a una futurista visión de la Tierra sometida por una
exitosa segunda invasión marciana, que ha reducido a la Humanidad a un puñado
de cobayas, de esclavos, o gladiadores. Resalta JONATHAN “KILL” RAVEN, rabioso rebelde adicto a las encendidas soflamas y exgladiador
decidido, en plan ESPARTACO (ea, otro “clásico” pirateado por Thomas), a
expulsar al invasor y recuperar el planeta para el Hombre.
Lo chungo es que, al contrario de LOS 4 FANTÁSTICOS o LOS VENGADORES, Killraven
nunca supo hacia dónde iba o con qué finalidad. Nace como una azarosa presentación
de tipos vigorosos-violentos aferrados a la patente Marvel: acción Acción ACCIÓN, con romance, suspense y toque social/liberal
para abultar páginas. Diversos dibujantes delinean las andanzas de Killraven
& Banda (Aparte), acentuando a HERB TRIMPE sobre CRAIG RUSSEL.
Le pintan distintos
adversarios en un relente de argumento, cada vez más insostenible y poético/patético,
lleno de abstrusa “filosofía” obra del guionista, DON MCGREGOR. Un buen día, lo
cancelan.
Esto es: Killraven refleja
las etapas Marvel nunca comentadas.
Los Patrióticos Orígenes, que lidera
STAN LEE. Sus personajes combaten la Amenaza Roja. Peleas y disparates a mansalva.
Prosigue la Etapa Social, cosa de
Thomas y otros conocidos guionistas, que mantienen las Constantes Marvel (la acción, el romance, el suspense...), diluyendo
el patriotismo. Lo sacrifican para destacar cuestiones como la discriminación
racial, la ecología, o Vietnam. La última etapa es la Decadencia. Aflora a principios de Década 80 y, con alguna
excepción puntual, aún perdura, pronunciada.
Así es Killraven: irrumpe como un raudal de lances. Luego pasa a una
continuidad, por McGregor escrita durante pocos episodios y, finalmente, un ocaso
surtido de las ínfulas literarias de McGregor, al parecer sin control del editor.
Convierte la saga en su vehículo de lucimiento (y de Russel), descartando la
aventura y el simpático disparate. Es inevitable que, el desconcertado lector,
que buscaba un esparcimiento simple mas bien ensamblado, se sintiese defraudado.
Adiós, Killraven.
Salvo JEFF WAYNE, nadie ha sabido adaptar La guerra de los mundos. La obra padece
la maldición de ser contemporizada. $teven $pielberg gozó de la oportunidad de
ser fiel al texto, mas la despreció, esquivando hacerlo de época-steampunk.
Un Killraven 1915 steampunk sería un espectáculo digno de mención. ¿Quién
se anima…?