viernes, 30 de agosto de 2019

CLÁSICOS MARVEL B/N: KILLRAVEN — O EL CLÁSICO MAL ADAPTADO


"Primitiva" portada que buscaba causar
un explosivo impacto en un lector más
ingenuo/menos exigente que el actual.
Misión cumplida
Empecé a comentar esta saga por el, entonces, novedoso volumen de DAVIS-FARMER, que, grosso modo, repasaba, remozando, sus andanzas setenteras confiando impostarlas en las librerías especializadas en una serie más/menos longeva. Luego fue el one-shoot, destinado a recordarnos al personaje, y ahora, para cerrar el círculo, comentar toca el germen de todas estas aventuras de marcado sesgo espaciocatastrofista. Recapitulemos:

Década 70. Marvel está efervescente. Devora terreno a DC COMICS a gran velocidad con series que oscilaban entre lo descabellado, lo saltimbanqui, lo social, y refrescaban a los solemnes iconos clásicos de la Competencia. Esos tan coloridos superhéroes ofrecían un aire de desenfadada renovación beneficiados de diversas convulsiones sociales norteamericanas (presentes en sus planchas) y una sensación de mayor ‘libertad’ y/o ‘tolerancia’ de parte de un público vapuleado en su creencia de una invulnerabilidad invencible norteamericana por la derrota en Vietnam, o con la crisis del petróleo.

Apunto que estos dos tomos reflejan las llamadas “Fases Marvel”. Suelen destacar los inicios y los relevos continuadores, pero no aprecian el otro efecto, de corte tanto político como creativo, que La Casa de las Ideas (de MICKEY MOUSE) ha estado padeciendo, acusándose su decadencia en los últimos tiempos de modo alarmante.

De momento, la saga mantiene su pulso
de leña a los distintos monstruos que
salen. Esto, empero, está a punto de
cambiar. Irá a peor
ROY THOMAS, quien no ha tenido una puñetera idea original en toda su puñetera vida laboral, pues se ha limitado a “marvelizar” sus filias y expulsar sus fobias en sus guiones, con la vista puesta en CONAN o KULL como en SOLOMON KANE, decide ‘audaz’ “meter mano” al poderoso clásico LA GUERRA DE LOS MUNDOS de H.G. WELLS (¡aclamad al autor!) pensando: Ahí hay tralla. Y, sin demora, adapta el concepto a una futurista visión de la Tierra sometida por una exitosa segunda invasión marciana, que ha reducido a la Humanidad a un puñado de cobayas, de esclavos, o gladiadores. Resalta JONATHAN “KILL” RAVEN, rabioso rebelde adicto a las encendidas soflamas y exgladiador decidido, en plan ESPARTACO (ea, otro “clásico” pirateado por Thomas), a expulsar al invasor y recuperar el planeta para el Hombre.

Lo chungo es que, al contrario de LOS 4 FANTÁSTICOS o LOS VENGADORES, Killraven nunca supo hacia dónde iba o con qué finalidad. Nace como una azarosa presentación de tipos vigorosos-violentos aferrados a la patente Marvel: acción Acción ACCIÓN, con romance, suspense y toque social/liberal para abultar páginas. Diversos dibujantes delinean las andanzas de Killraven & Banda (Aparte), acentuando a HERB TRIMPE sobre CRAIG RUSSEL. 

Le pintan distintos adversarios en un relente de argumento, cada vez más insostenible y poético/patético, lleno de abstrusa “filosofía” obra del guionista, DON MCGREGOR. Un buen día, lo cancelan. 

Esto es: Killraven refleja las etapas Marvel nunca comentadas. Los Patrióticos Orígenes, que lidera STAN LEE. Sus personajes combaten la Amenaza Roja. Peleas y disparates a mansalva. Prosigue la Etapa Social, cosa de Thomas y otros conocidos guionistas, que mantienen las Constantes Marvel (la acción, el romance, el suspense...), diluyendo el patriotismo. Lo sacrifican para destacar cuestiones como la discriminación racial, la ecología, o Vietnam. La última etapa es la Decadencia. Aflora a principios de Década 80 y, con alguna excepción puntual, aún perdura, pronunciada. 

Ya está. San Seacabó. DON MCGREGOR
y CRAIG RUSSEL se apoderan de la
licencia, transformándola en una cosa
psicodélica y abstracta que apenas tiene
que ver con sus orígenes. Así se mata
una idea prometedora
Así es Killraven: irrumpe como un raudal de lances. Luego pasa a una continuidad, por McGregor escrita durante pocos episodios y, finalmente, un ocaso surtido de las ínfulas literarias de McGregor, al parecer sin control del editor. Convierte la saga en su vehículo de lucimiento (y de Russel), descartando la aventura y el simpático disparate. Es inevitable que, el desconcertado lector, que buscaba un esparcimiento simple mas bien ensamblado, se sintiese defraudado. Adiós, Killraven.

Salvo JEFF WAYNE, nadie ha sabido adaptar La guerra de los mundos. La obra padece la maldición de ser contemporizada. $teven $pielberg gozó de la oportunidad de ser fiel al texto, mas la despreció, esquivando hacerlo de época-steampunk

Un Killraven 1915 steampunk sería un espectáculo digno de mención. ¿Quién se anima…?