viernes, 27 de septiembre de 2019

MARSHAL LAW - EL REINO DE LOS CIEGOS — OSCURAS MOTIVACIONES

Portada. Acidez, reflexión. casquería. Los
superhéroes USA bajo el cinismo europeo

Marshal Law, de PAT MILLS y KEVIN O´NEILL, veteranos de 2000AD, aparece a finales de Década 80. Sigue la conmoción que supuso WATCHMEN y su desmitificación del héroe enmascarado desde un planteamiento más maduro y sórdido (el daño que ALAN MOORE, en ese sentido, ha hecho a la Industria es tremendo; todos ahora tienen una historieta “poligonera” que contar de un superhéroe, siendo poquísimos los que, de verdad, consiguen narrarla), distinto del que las Majors tenían hechas un canon. El superhéroe hacía un servicio a la comunidad y la patria desinteresado, siendo ejemplo destinado a motivar a la juventud para convertirla en hombres de provecho del mañana.

El planteamiento de Marshal Law era extremista, radical, iconoclasta, innovador. Lo que cocinaban por entonces. Y, al mismo tiempo, propio, genuino, original, sin intención de hacer escuela (que no ha hecho; todos han copiado el Modelo Watchmen, por ser menos brutal que el de Marshal Law). JOE GILMORE, un desempleado vet de La Zona (Centroamérica, cuando EE.UU. tenía aún intereses allí, no como ahora, volcado a Extremo Oriente), genéticamente modificado para ser un supersoldado, se dedica ahora, entre las arcologías desafiantes y las ruinas de San Futuro, antaño San Futuro, a cazar a sus semejantes como Marshal Law.

La Ojocueva guarda secretos que mejor
jamás vean la luz. Y describen a su
propietario de modo incomprable
Trastornados por los superpoderes, “los suyos” llevan el pandillerismo tribalpunk a los extremos que seres inmunes al dolor y la compasión puedan hacerlo: o sea, al límite. Por tanto, los castigos de Marshal Law son de una visceralidad proporcional.

En San Futuro empero tiene competencia: OJO PRIVADO (un remedo de BATMAN), un vigilante anterior casi a los superhéroes de La Zona. Tiene expeditivos/”creativos” modos de aplicar “su” justicia, casi siempre basados en extensas mutilaciones. Marshal Law le admira. Estima hace lo que debe y además, del modo adecuado… una adoración que se troca asco y ODIO al descubrir qué perversas motivaciones ocultas tiene Ojo Privado. Al punto, le convierte en su objetivo.

En el tiempo al que me refiero, contar esta historia (¡un Reverso Sádico de Batman!) era como detonar una Bomba A entre los fans de entonces, zombificados en los conceptos que, más/menos, TIM BURTON estaba también cuestionando con sus dos Batmans. Mills, un conocido “deconstructor”, se regocija redefiniendo el ‘modelo’, dándole una distinta incitación y orígenes al CRUZADO DE LA CAPA. Reventar toda la dramática orla del asesinato de los padres de Bats (u Ojo Privado), la pena que pueda inspirarnos por el luctuoso suceso, así como sus inclinaciones al “vigilantismo”, es el comienzo.

Un recurrente enemigo de MARSHAL
LAW, GANGRENA. Una extraña
relación amor/ODIO que no excluye el
dolor para mantenerla
Mientras Bats lucha por un impulso justiciero, en plan: Lo mío no lo sufra nadie más, Ojo Privado satisface bajas pasiones sádicas e instintos perversos Asperger, que conectan con lo más defraudado de Marshal Law, el desencantado con la mitología de los superhéroes. Lo tenían encandilado de joven por mor de las viñetas. Ojo Privado lo hace por el gusto de matar, dañar, vejar, desgarrar.

El Reino de los Ciegos, análisis del icono Batman aparte, rebosa sarcasmo, traviesos giros, como por qué Ojo Privado tiene un joven compinche que le asista en sus misiones. No le vale cualquier muchacho, al que “re$cata” del orfanato. Debe tener ciertas cualidades para que encaje con sus proyectos “de futuro”.

El título asimismo denuncia que vivimos en un reino de ciegos. Cualquier manipulación, puede ocultarnos una verdad clamorosa. Hay embusteros especializados en ese trabajo, que tapa al embotado populux qué pérfidos, tortilleros, gorrones, cobardes o miserables son en realidad. Mills acusa a nuestra pereza para investigar lo aparente, la Propaganda de los tales, prefiriendo su cómoda mentira a la dura/pura verdad. Tal le sucede a Marshal Law: cegado por el glamour de Private Detective, deben dejarle tuerto (metafóricamente hablando) para ver con claridad cuán repulsivo y bastardo era aquél.