viernes, 6 de diciembre de 2019

LOS PELIGROS DE LOS CLÁSICOS DE LA CIENCIA FICCIÓN — ¡TIGRE! ¡TIGRE!

Menuda decepción me llevé con este
recopilatorio. Fue cuando me di cuenta de
que un clásico no significaba, por fuerza,
excelencia

La historia es vieja. Todo aquél empeñado en ser escritor recibe la consigna: Primero, léete a los clásicos. En su mente imberbe estratifica el que hay que no sólo conocerlos al dedillo, sino narrar como ellos. Al dedillo. El mentor forma de los clásicos una imagen de Musa MOBY DICK, o deidades de cumbres borrascosas, que el neófito debe venerar aun a costa de tener un importante atraso en su propia personalidad literaria.

Porque una cosa es conocer/respetar a los clásicos (levantaron edificios de la nada, casi, entre brumas de orgullo y prejuicio, pavimentando las sendas que hoy hollamos con su prístina imaginación y talento voluntarioso) y otra, reverenciar en plan fundamentalista, como pretenden muchos de los que dan el consejo de marras. Porque cuanto consiguen es eso: lastrarte. Mutilarte. Retrasar tu propio genio/estilo. (A los inútiles que escriben gótico les vienen bien los clásicos; les roban todo lo que les falta de talento natural.)

Los clásicos los relataron tipos con un genio particular, sin apenas referentes. Saquearon probablemente algo a un narrador de hoguera, o itinerante, inmerso en un anonimato perfecto, que no podría apelar al tribunal afirmando que, antes que HOMERO, él ya iba cantando, ¡oh, musa!, las mil miserias de la guerra de Ilión y el asesinado amor homoX de AQUILES: su afectuoso primo. Consta solo que Homero es "autor" de los cantos (no libros), cuando podría ser cualquier otro, o aún otra. Ganó la popularidad de Homero y lo ignaro de aquellos tiempos. Punto. (Algo así ocurre con la TEOGONÍA; a los versos originales de HESÍODO fueron añadiendo material para que tuviesen más miga.)

Sin embargo, estas portadas seguían
sembrando la fascinación y el enigma. Ahora
las colecciono por nostalgia, aunque intuyo
que pronto valdrán una pa$ta...
Empero tributado el debido reconocimiento a los clásicos-pioneros, arquitectos o autoestopistas galácticos, recortemos sus áureas alas, porque cuanto están logrando al obligarnos al imitarlos es: retrasar-condicionar-mutilar nuestro propio albedrío creativo.

Hablo por mi experiencia, claro está. Lo primero instruido: Léete los clásicos. Y acuñaron la impresión de que eso quiere el editor: Manderley arrasada por ODISEO al cazar el gato negro de JANE EIRE. ERROR 404! Pues pegas un vistazo a la ciencia ficción (o fantasía sword against sorcery) actual y descubres que estás quizás cuando el CANTAR DEL MÍO CID de actualizado. Puro GOLEM100. Nadie quiere eso. Menos, el editor.

[…ni tampoco algo tan montaraz, atípico o audaz que su ignorancia (la hay) no sepa cómo manejar el manuscrito, por aborregamiento inducido también-sobre todo.]

Los que crecimos escribiendo ciencia ficción teníamos, por fuerza, de referente las misteriosas novelas de seductoras portadas de MARTÍNEZ ROCA. Esos libros negros rebosaban magia. (Las novelitas de a duro estaban descalificadas por ser de a duro.) Los MR parecían el no va más del género. Comprarlos era como un rito de madurez, acceder a una estación de tránsito, tener un ojo en el cielo o revelaciones moderanas. ¡Herencia de estrellas bajo el sol desnudo de la metrópolis de bóvedas de acero fundacionales!

El conjunto del tema, el color, el
título... se hacían irresistible, lo
admito. Pero, el contenido, a veces...
Pero ¿qué bestia estelar adquirías? Clásicos. Careciendo de comparación, pues van bien. Lo malo es que están encorsetando tu creatividad innata; señalan tu camino. Qué querrá el editor-lector. Avizorar las fechas de esas prosas (Década 40, 50, 60), empezaba a mosquearte, y más cuando irrumpen el celular, el PC, internet. TERMINATOR. MAD MAX. STAR WARS. La computer connection cyberpunk. Así descubres la tragedia: ¡los clásicos me han traicionado! ¡He perdido años de evolución cuan un yo robot cualquiera!

Son fósiles, reliquias, dinosauros… que insisten INSISTEN en decirte: Léelo. Clásico. Eso buscan. Excluyo a HEINLEIN y LEIBER, este último porque era tan desinhibido (como FARMER) que puedes pensar está gastándote una simpática broma. También a BESTER. Los otros… SAN ISAAC ASIMOV, POUL ANDERSON… El tiempo les ha laminado. Son fragmentos de una época. Decadentes visiones peligrosas. Poco más. Conócelos. Respétalos. Sí. AJÁ. Mas no les adores por ser clásicos. Dañarán tu madurez creativa.