Por molón, este afiche, que creo no es de DREW STRUZAN. Atentos a la ¡acción! Heredaba lo bueno de Década 80 |
Con esta cinta de acción, que homenajeaba el
cine clásico del private detective cínico-socarrón,
duro, de frase chula/cortante, enemigo del pasma al que toreaba, vibramos ante
un muy competente espectáculo que sería de los que cerrarían la estela de las buddy
movies protagonizadas
por varones de razas distintas, aun caracteres antípodos, enfrentados a una devastadora
vorágine que fuerza su alianza, propias de Década 80.
Podían existir precedentes de camaradas en
tal trance; desperados del Oeste
Crepuscular de SAM PECKINPAH. Empero sería la fórmula impostada por MEL GIBSON
y DANNY GLOVER en ARMA LETAL la que
crearía un subgénero, con ínfulas a propia entidad, de acción adrenalítica,
turbulentos personajes, estilizadas recreaciones del TBO y dosis de humor combinadas
con un lenguaje cuartelero plagado de tacos.
El caso de esta (turbulenta) aventura
filmada por TONY SCOTT, donde BRUCE WILLIS confirma su posición de aventurero
masoca esconchao a golpes junto al atlético DAMON WAYANS, enfrentados a una
situación explosiva que amenaza al mundo del deporte.
En la estela de los bajos fondos y los personajes turbulentos, JOE HALLENBECK se mueve como esos predecesores del pasado del aire insolente y la cortante frase chula |
Sin embargo, lo que durante Década 80 sería
un clásico “con reparos” por parte de un sector melindroso (pijotero-blandengue)
de la crítica, que procuraría, por un raro sesgo mínimo-nimio de integridad, verle
alguna virtud según vertía cascadas de desprecios, El último boy scout comete el ‘pecado’ de nacer en Década 90. Y el
clima de opinión mutaba hasta esta nefasta-neurótica concepción
feminista-profeminista actual en la que los tíos a los que admirábamos en la
pantalla (e intentábamos imitar, al menos, en difíciles situaciones, mostrando
firmeza, carácter, compromiso, lealtad) empezaban a ser nefastos dinosaurios para
este “Nuevo Mundo Morado” en configuración.
Pedían (piden) un tipo nuevo de héroe: el
no-héroe. Inútil. Dependiente. Nulo. Hasta el antihéroe estilo MAD MAX es una
amenaza para esta Femesociedad que ha estallado con tal virulencia; muestra muy
poco bueno, demasiado malo. Porque las conductas heteromachistaspatriarcales
que denuncia, las replican luego sus conductas represivas heterofeministasmatriarcales (que llama a los padres divorciados
discípulos de Satanás, para demonizarlos —por varones ante todo— a la enésima
potencia feminazi) aunque éstas, en esta era ‘bendecida’ por la “Igualdad”, no
pueden ni denunciarse ni censurarse.
El elegante y el desastrado. Una pareja que deberá afrontar un peligroso reto que les cae de golpe. Jamás lo hubieran deseado |
Sólo soportarse bajando la cerviz, adjurando
de haber nacido hombre y heteroX.
Esos tíos ya no eran los reyes del cine de
acción que nos deleitaba durante Década 80, de un entorno de criminal
salvajismo que querían salvar el día. Ganar. Marcar el gol. Imponerse.
Responder a nuestro ADN. Eran groseros ejemplos de violentos misóginos
(teniendo presente que la acción sucede durante cuarenta y ocho horas, Willis puede
estar planeando su divorcio y en casi cada fotograma pretenden matarlo, es
exagerado lo de “misógino”, aunque indica qué derivas “intelectuales” maceraban ya) y… `Nuff said!
Esta… Igualdad
sugiere prefiere la situación se corrompa, a un grado intolerante e inusitado, a plantarle cara y resolverla.
Porque solucionar es machista. El
macho se enfrenta. Resuelve problemas. Pelea. La mujer otea el problema. Lo dialoga.
Da vueltas alrededor, sin remediarlo (al menos, eso pretende creamos la pájara
subvencionada apalancada que “habla” por todas en el Gobierno, porque las amas
de casa no se andan con milongas gilipollas para sostener su hogar), ya que arreglarlo
es de machos, entérate. Desprecian la
diversidad. Dejemos la cosa se estanque. Se caerá sola.
Ya lo sabes: cuando no sepas qué hacer, ve por los malos, y arrásalos a tiro limpio |
Me da igual qué digan esas ‘eminencias’. El último boy scout es un emocionante peazo peliculón con momentos geniales y
diálogos que valen un Potosí. No como los de hoy, que temes abrir la boca no
sea te lapiden desde las redes sociales pues algún nenaza pelele eunuco se siente insultado/amenazado por cualquier inofensiva trivialidad boba.