Afiche. Los trekkies han ido manifestando de forma tácita carencias que les equipararan con STAR WARS. Necesitaban su resonante Alderaan y, en esta cinta, se lo han dado. ¡Ya pueden sentirse más warsies! |
Toda la roña y mugre que la franquicia
ideada en Década 60 por GENE RODDENBERRY acumulaba desaparece de un eficaz
plumazo por el equipo liderado por J.J. ABRAMS. Una película es un colosal
esfuerzo de equipo. Empero sólo el director parece destinado a cosechar los
laureles, si acierta, y algunos todavía logran esquivar las heces si fracasan.
Respalda al director un guión, más/menos
acertado, inspirado, imaginativo, así como las sucesivas mejoras que sufre el
libreto conforme avanza el proyecto; aun en el mismo plató. Mas no pienso
entrar en detalles como éste con una audiencia de lectores como la mía, que están
puestos en este pormenor. Pretendo dejar constancia del dato. Una cinta puede
ser un ejercicio de individualismo (cuando tenemos un director tónico), el cual
se comparte entre muchas más personas. Como el casting, para empezar. Debe proveer de la química adecuada o
interpretaciones notables que consigan perduren en nuestra memoria para
recordarlas con afecto más adelante, en diverso grado de agrado.
La médula del comentario está sin embargo
en la primera frase del texto. Roña. Mugre. Soplapolleces. Una franquicia como Star Trek, a la que sus dueños han
explotado hasta el enésimo grado de avara cutrería, inevitablemente acumula
basura, por empeño que en alguna parte pongan para impedirlo, y es lo que
terminas engullendo del serial. Que sus orígenes modestos impulsaran a vestir
al elenco protagonista con pijamas y dotarles de maquetas baratas indica sólo
la falta de fe de los productores en aquél proyecto.
La cosa sin embargo empieza a ponerse hot cuando esa idea atrapa el interés de
mogollón de espectadores, un tanto desorientados, de débil personalidad, e inician
un culto trekkie de fandom con pijamas, diccionarios klingon
y demás tonterías asociadas y encuentran los productores un filón económico
sustancioso que deben perpetuar. GEORGE LUCAS lo intuyó con LA GUERRA DE LAS GALAXIAS, y ya conocen
ustedes el resultado.
Un choque de fuertes individualidades, por mucho que los trekkies presuman de diversidad sensible; detalle curioso que al SR. SPOCK puedas llamarle "hijo de puta", a la cara, que se queda frío como el hielo; empero si le llamas "hijo de padre traidor" te parte la cara. Interesante detalle es, además, que le afeen su naturaleza mestiza (que le hace más poderoso; tiene lo mejor de dos razas). Vulcano practica el racismo. En una Federación espacial que está por la diversidad y demás memeces progresistas |
Algo, bastante bendecido por el azar, que rivalizó y derrotó a Star Trek mediante una simple argucia: la Fuerza (y mejores efectos especiales, además de naves más chulas y personajes carismáticos). El resto son leyendas más mito artúrico, incorporado al espacio, con un supervillano lleno de carisma que el avance de la trama muestra es un ser dolorido que busca redención, aunque considera que no puede ya obtenerla.
Eso diferenciaba a STAR WARS de Star Trek:
el misticismo. Porque Star Trek no
deja de ser una administrativa fantasía militarista a lo SAN ISAAC ASIMOV que pretende negar TROPAS DEL ESPACIO desde un presunto/presuntuoso plano de moral y
civilización, hasta ética (que equivalga a la Fuerza), así como la
reinterpretación de problemas sociales o políticos en clave ciencia ficción
espacial.
Abrams brinda salida espectacular y honrosa
a una maraña de aburridos “conceptos superiores” abarrotando la pantalla de
píxeles, batallas, aventura desenfrenada mas no alocada, consiguiendo sientas
respeto por su trabajo y los protagonistas, aunque no sean de Star Wars. Iconos a quienes refrescan y
presentan desde nuevas perspectivas más próximas a lo que escribiera HEINLEIN,
o aun Lucas, que Roddenberry.
Claro que hay trampa en el efecto de
asombro que produce esta reconstrucción de la saga. Primero, aprovechan lo que
ya había, eliminan la roña y mugre, y toman más de una idea “prestada” a la
distinguida competencia. Abrams (que hundirá los nuevos Episodios de Star Wars,
quizás por la mierda del empoderamiento femenino) juega con esa ventaja. Así,
no podía sino sacar redondo el producto. Cumple, con mérito, dejándonos con
ganas de más aventura…, siempre y cuando esté tratada de este afortunado modo.
Al purista trekkie pudo disgustar esta arriesgada apuesta (el trekkie es intransigente, aparte de escandaloso sin necesidad); aunque nos convenció al resto, que podemos ver Star Trek con un grado más/menos grande de aprecio. Sentíamos era lo que necesitaba.