viernes, 13 de noviembre de 2020

TENIENTE CORRUPTO — EXAGERADO ESTRUENDO DECEPCIONANTE

 

Esta puede ser una muestra
de que el cine
indie puede ser
patatero, decepcionante.
Empero, si cae en gracia
de esa siempre sublime
crítica de gilipollas engreídos...

Hubo un tiempo en que este largometraje “policíaco” de ABEL FERRARA tenía a medio mundo con el culo encogido; TARANTINO había estrenado RESERVOIR DOGS y mucha crítica estaba emperrada en verles paralelismos y esperanzas de una revolución del noir que, si se ha producido, ha ignorado por completo a esta decepcionante cinta.

Pues, mientras que R.D. tiene una coherencia argumental, una agresión oral-visual que noquea al espectador, Teniente Corrupto sólo muestra a HARVEY KEITEL drogándose de dos millones de formas distintas. Y eso que, a priori, había una estructura narrativa sobre la que diseñar la destrucción degenerativa de un pasma, el enemigo, obsesionado con las Series Mundiales y una apuesta definitiva que le enriquecería.

Lo de la monja violada y demás tonterías anejas son endeble excusa para que Ferrara (fogueado en episodios de CORRUPCIÓN EN MIAMI, señalo) te lleve a los antros donde una aguja, una cuchara, una pipa, cargada de droga, esperan a Keitel, que se monta el cochino numerito de la masturbación avasallando con su cargo a aquellas dos chavalas, que con sólo pillarle el número de placa, denunciarle, e iniciar una investigación Asuntos Internos, fulminan rápido al poli corrupto.

Aquí, el menda se luce. Un eslabón más, sin
embargo, de la larga cadena de devastación
moral que lo va asfixiando

Tío encocado/empastillado todo el día/a todas horas y que consigue empero confundir a sus compañeros, quienes sin duda deberían tener vista para eso y tratar de remediarlo. El Departamento procede de dos modos en tales casos: con un paternalismo protector que puede tildarse de machista, relegando al Teniente a puestos donde su corrupción no cause problemas/dañe la imagen del Cuerpo, o lo larga de fulminante patada. Dependiendo del clima electoral, o popular, seguro que lo segundo sobre todo.

La historia prometía; montas un caso de persecución hard boiled de los agresores sexuales que enseñara rincones muy sórdidos de Nueva York, los fumaderos y todas esas mierdas, según se adorna con la devastación del Teniente y qué relación con terceros tiene esa caída a plomo al infierno. Pero, entre tanto, investigas. Haces lo que todo filme noir decente persigue: mostrar personajes/personalidades, ambigüedades, hipocresías, grandezas anubladas por miserias, crimen, redención.

El mismo HARVEY KEITEL que nos deslumbra
en RESERVOIR DOGS aquí no para de ir de una
situación narcótica a otra... sin más objeto en el
contexto de una "historia" que apenas existe

No. Ferrara, a quien estimo la crítica lo había sobrevalorado, considerándolo su Tarantino de repuesto, impulsa al caótico personaje que eleva sin cesar las primas de su apuesta ilegal de un fumadero a otro, presumiendo cuando le interesa de placa, para, a continuación, verle ir a un rincón a esnifar coca. O ingerir Pastillas Potentes. O chutarse.

¿Y la historia, señor Ferrara? Usted está exponiendo consecuencias. Efectos especiales destructivos. Teniente Corrupto es como una de esas películas de tiroteos donde buscan estúpidas excusas para disparar balas sin parar diez minutos seguidos, diciendo chorradas criminales. Hasta las cintas de Hong Kong que popularizaron eso bruñían un relente de trama que justificaba los interminables duelos. ¿Y usted? ¿Lo hace? Para nada.

Y mire, señor, que acabo de darle una serie de elementos sobre los cuales ir construyendo la historia sin menoscabar lo que parece su polémica intención principal: enseñar que un agente de policía puede ser tan sórdido como muchos de los sujetos a los que arresta.

Una forma de masoquismo que causa un momento
de profesional lucidez al corrupto. Luego, se deja
atrapar por la extática visión, y...

Los delirios de los minutos finales, la masoquista confesión de la monja vejada, que disfuuuta con lo que la ha sucedido, estimándolo prueba de Dios, la iconoclasta imagen del Crucificado, y la aceptación última del Teniente por encontrar su redención o blaze of glory, liberando a los violadores (o sea, dándoles la impresión de impunidad; no serán castigados, hagan lo que hagan), llegan tarde para salvar la película. Creo que debió haber negociado Ferrara con JAMES ELLROY cómo mejorar su guión. Hoy, Teniente Corrupto sería recordada por algo más que por ver colocado a Keitel… Y nada más.