La portada hace por todo el TBO. Su contenido es insustancial, repetitivo y falto del incisivo nervio del guionista. o al que nos tenía acostumbrados |
Hace veinte años (vaya cómo pasa el
tiempo), anunciaron, con correspondiente bombo-y-platillo, la publicación de
esta novela gráfica. Señuelo ineludible: Frank Miller al guión, SIMON BISLEY
dibuja. ¡Cooperación de colosos del TBO, figuras de gran trascendencia y
relumbrón! Mitos, casi, que llamaban a atención, más/menos, cuando algo de
ambos aparecía editado.
Una página tras otra tenemos una creciente impresión
de tostón y tomadura de pelo que esperas suavizar, o eludir, tras reposar la
lectura y retomarla luego. Qué va; cuanto consigue el siguiente repaso es
cimentar la primera sensación de fraude.
Bisley cumple, aunque teniendo presente sus
propias confesiones sobre que él pide a sus guionistas ¡acción!, en la línea LOBO, o SLÁINE, poca tiene este Bad
Boy. Hay un amago, pequeño conato en algunas viñetas… empero poco más.
Apenas le permiten el poderoso escorzo de la tía sexy neumática, sin ninguna de
las dinámicas poses del héroe enfrentado al mal definitivo que pretende arrasar
con su vida, junto al resto del ancho mundo luego.
Miller pergeña un relato distópico del cual sacas más conjeturas que certezas por la fragmentaria, casi dispersa, información que, de primera mano, obtienes del antihéroe protagonista-narrador, JASON, un chaval problemático, o eso quieren hacernos creer/se sugiere. Y lo de “distópico” lo digo incluso con reservada incertidumbre.
Jason empieza huyendo de Robles Sagrados; lo capturan extraños
robots de rostro vendado con cascos de la Werhmatch.
Profieren incesantes consoladores mensajes amables. Padres postizos le sueltan
un rollo sentimentaloide, al gusto de la Sociedad que estamos últimamente fabricando
(la denuncia Marca Miller de las
hipócritas patochadas progresistas, que ahora abraza), que consiguen espolear
las ansias de Jason (que igual tampoco se llama así) por escapar de este
infierno dietéticamente vegano.
Acabó la historia. Todo cuanto sigue son
repeticiones de la primera fuga. Ensayos que hace Jason de cómo atinar en su
proyecto, recordando con esfuerzo tentativas previas, en las que deja claro,
como si esto fuese una narración PHILIP K. DICK, de que su pasado lo conforman
retazos de memorias… hasta falsas. Tiene clara impresión de la niña RACHAEL, de
ADOLF, su gato andante-parlante, que acaba siendo determinante para sacarle de Robles Sagrados y todo su montaje.
(Hasta Rachael parece parte del tinglado.)
Erotismo soft; en aquella época, se permitía. No como hoy. Entonces, había más libertad, pese a ser más conservadores los Gobiernos |
El cual se intuye (es lo que, repito, tiene
Bad Boy: sospechas especulativas que
el lector debe hacerse para digerir el mediocre resultado) es una especie de
gigantesco laboratorio sociológico de manipulación de la conducta. Cogen a
chiquillos, les lavan el cerebro en un espacio ecológico controlado, vegano,
antitabaquista, blablablá, para formar una Sociedad a lo DEMOLITION
MAN libre de
violencia, humo, carnívoros.
Mas se oponen el “invencible” espíritu
humano y la sensación genética de que algo no cuadra. Espolea la lucha de Jason,
basada en continuos intentos de fuga (hasta lograrla). Los padres de los
raptados merodean alrededor del recinto confiando tener la suerte de recuperar
a sus raptados hijos. Padres que son anarcomoteros seminudistas, vaya.
Miller no ha hecho los deberes en esta
historia. Parece quedara vacío por completo una vez terminó SIN CITY, Episodio Uno. Lo que luego ha
ido publicando vive mucho de su notable leyenda urbana, muy menoscabada en la
actualidad, donde este viejo dinosaurio “reaganista”
(para entendernos) ha involucionado, renegando de sus egregios tics estilo 300, para convertirse en un converso
defensor del misandrismo progresista.
Ya había notado, entonces, que algo dejó de operar en la Maquinaria Miller de producir fenómenos tras leer la continuación de Sin City. Desde luego, si algo describe Bad Boy es la vulgaridad de su trama (Bisley aparte, esto es), en relato que, sin embargo, tanto prometía por tratarse de genios de respetada referencia en la historieta conjuntados.