Afiche un tanto simbólico. Sobre el caos y la polvareda se erigiría un Nuevo Orden. Como sucede en ocasiones, el Nuevo es peor que el Viejo |
La buena racha iniciada por el previo Star
Trek continúa en una
afortunada secuela que, empero, debe mucho de su poderío a “tomar prestados” conceptos
de STAR WARS, EPISODIO II y III. Hecho con astucia, lo embalan con
la iconografía trekkie de tal forma
que origine dudas del tipo: no, no están copiando. No, qué va. El duelo de MR.
SPOCK con KHAN en el trasto volador por el San Francisco estilo Mega City One
copia el de OBI WAN y ANAKIN sobre los ríos de magma, con desastroso desenlace
para el segundo.
La saga de Star Trek, que personas más/menos afectas a ella quieren ver como
un derroche de virtudes sobre la moral, la Sociedad, el mensaje o la idea, parábolas sobre cuestiones como la xenofobia (caso de los ancestros
de Spock) o las conductas homoX (que ignoro si se han dado en Star Trek), otorgándole una “superioridad”
a la más mística y fantasiosa de Star
Wars (al parecer, la Fuerza causa perturbación a los trekkies, como la Estrella de la Muerte —hasta que buscaron su
émulo—), que ahonda sus raíces en el mito artúrico (el que más claro veo), lo
cual, blasters y sables láser aparte, descalifica la idea de GEORGE LUCAS ante
la de GENE RODDENBERRY.
[Los warsies, en réplica, no podemos dejar de ver esos
cutres pijamas espaciales y las jactancias a lo SAN ISAAC ASIMOV que suelen hacer
pedante a Star Trek.]
También prosigue el impulso de reconstrucción de elementos clásicos de STAR TREK. Para lo que se maquina, se precisa un superhombre sin entrañas; helo aquí |
Frente a todo eso de la “elevada moral” Star Trek se empina un hecho esencial: el individualismo militarista de JAMES KIRK. Sujeto que desafía a sus Superiores porque se cree no sólo con la razón, sino capaz de hacer las cosas aún mejor. Todo ese disfraz de la cooperación, el género, la diversidad, blablablá, desaparece por mor de los exigentes individualismos de Kirk, o aun Spock. En la primera entrega, son dos machos alfa (Spock culpará de eso a su ADN humano) chocando cuernos para ver quién domina aquí: lógica o apasionamiento.
Aun personajes secundarios esbozan marcados
rasgos propios que contradicen todo ese vestal Star Trek, su fábula de un futuro no-distópico donde diversas
conquistas sociales y morales engendran una Sociedad presuntamente paritaria, mas
donde los pantalones siguen llevándolos los hombres, como Kirk ejemplifica.
La reconstrucción exige nuevas apariencias, más amenazantes o exóticas. Un mal para la Tierra de la Federación impulsa a un visionario golpista a diseñar un nuevo futuro. El mal: helo aquí |
Justifican su desafiante rebeldía
inconformista con la Autoridad merced a que es un tío dotado de características
genialidades que deben aceptarse por el bien de la Flota. Evitan llamarlo, al
menos hoy día, hetero-individualismo
porque ya sabemos cómo está el clima al respecto. Ahora prima la diversidad
sexual-de género, y, para cuando hemos terminado de dar cuota de protagonismo y
comentarios a “diversos” y colectivos LVDRA, no queda apenas espacio, tampoco
tiempo, para contar la historia. Es todo… política “de respetar sensibilidades”.
¿Paradigma? La Trilogía Patética de Star Wars. Han procurado satisfacer a
los radical-progresistas de la diversidad sexual-de género (una forma de darkness totalitario), que el
mínimo-nimio contenido de las películas ofende, decepciona; son vacuas recreaciones
de los Episodios IV a VI. Han hundido una idea basada en la
simpleza misma del legendario romántico para hacer una obra a gusto del darkness feministamente correcto quedando
bien con quienes, encima, desprecian este tipo de andanzas espaciales.
Esas dos de Star Trek se han salvado, por los pelos, de este darkness; por eso conservan la “audaz frescura” del heroico individualista al que procuran imitar. Copiar a Lucas les ha beneficiado encima, como demuestran los retorcidos vericuetos del oficial que PETER WELLER encarna para, como PALPATINE, justificar un superdestructor, a lo trekkie, y tener una Sociedad amedrentada con una inminente guerra estelar que le dé el máximo poder. Simboliza el Reverso Darkness del Ideal Trekkie. Un ramalazo a la ERA REAGAN: He visto RAMBO; sé cómo actuar.