viernes, 17 de septiembre de 2021

HARRY EL FUERTE — LOS HOMBRES DEBEN CONOCER SUS LIMITACIONES

 

Afiche con el título en inglés. En
un momento de la cinta, HARRY
CALLAHAN admite que dispara
munición que le permite controlar
el disparo; eso deja sin efecto el
poder de su 'mítico' .44 Magnum.
¿Por qué lo usa, si es equivalente
a un .38, o un .357?

La secuela de DIRTY Harry contiene más aristas que las presentes en la precuela. Al guión destaco a JOHN MILIUS (llamado también “el facha de Hollywood”), quien sin duda aporta esas proyecciones donde intentan explorarse los límites morales y legales del vigilantismo, en el caso de esta película perpetrado por la policía.

Comparada con Harry el Ejecutor, su secuela, manifiesta más altura, está más cuidada, esboza cantidad de inteligencia en su argumento que el Ejecutor no tiene, filme que parece costoso telefilm más que película de cine. Sólo hace destaque su “comentario feminista”. Porque el resto es la confirmación de los “atributos masculinos” (mejor, clichés) que definen a Harry CALLAHAN.

A cierta ‘exquisita’ crítica (que mucho habla, mas nunca hace nada por sí) la escoció que Harry EL SUCIO se tomase la justicia por su mano, acabando de una vez por todas con las tonterías buenistas y la insaciable amenaza del psicópata SCORPIO. Alojó un .44 Mag. en su pecho y fin de la historia. La ‘exquisitez’ no podía tolerar que hubiese por ahí alguien con una placa decidiendo quién debe, o no, morir. Argumentarían un millón de paridas. La cuestión es que, al parecer, a Milius le picó toda esa batería de pamplinas, se arremangó, terminando un libreto en que, apuntalado en sus clichés, volvía a Harry un garante del Sistema, el cual le parece pura porquería, pero mejor apoyar éste hasta que llegue quien sepa cómo arreglarlo a tener uno de inciertas o fantasiosas perspectivas.

[Lo que persiguen en España con una eventual III República: puros disparates.]

Esta vez le "encaloman" un detective negro, sin
que eso suponga ningún inconveniente para un
heteroX
bianco tóxico como es Callahan, una
amenaza en la actualidad. ¿No será que se
exagera por espurios intereses izquierdistas?

Un grupo de policías motorizados (ejemplares tiradores) empieza a asesinar a mafiosos, traficantes, chulos y demás morralla. Ponen de cebo para que pensemos que es el ejecutor al quemado agente CHARLIE MCCOY. Empero cuesta creerlo. Lo importante de la obra es mostrar a Harry como defensor del Sistema. Sistema defectuoso que debe enmendar sus fallos, aunque no quiere (porque esos defectos le benefician), y que el vigilantismo, por atractivo que parezca, es dudosísima solución. 

Harry censura: Hoy os cargáis a mafiosos y demás. ¿Y mañana? ¿A peatones que crucen cuando no deben la calle? ¿Dónde está el límite? ¿Quién lo fija? ¿La conciencia de un puñado de “ciudadanos responsables” que acabarán cayendo en los hábitos de corrupción, favoritismo, despotismo o desidia, del Sistema que han carcomido?

Un escuadrón motorizado de la muerte exige a
Harry que se les una o será incluido en su lista
negra de objetivos. Los manda a la mierda, por
principiantes, sobre todo

Harry apela al ente mítico “que venga a arreglar las cosas”. Es la recurrente ilusión de los conservadores con ramalazos fascistas. Esperan de este Dictator sea hombre firme, duro pero justo, benevolente cuando corresponda, comprensivo con las faltas de menor gravedad. Ya lo dice ANAKIN SKYWALKER. Pide alguien sabio y justo. Sin reparar en que, siendo mortal, caerá en las perversiones de arrogancia, tiranía, descontrol, sin que surja nadie capaz de enmendar sus tiránicas decisiones, porque pudo haberlo eliminado.

Estamos ante peliaguda encrucijada, cierto. Conocemos las dictaduras. Las democracias. Esperamos todavía al mesías que arregle nuestras vidas, ofuscando la idea de que, siendo mortal, será falible. No hay superhombres de perfecto equilibrio ético, o moral. Fallará. Fracasará. Quizás por ignorar, o despreciar, cuáles son sus limitaciones.

Empero, tras los legionarios, se oculta un poder,
una suerte de enlace entre el ejecutor y el
estamento que ordena las muertes. Se camufla de
ecoprogre, martirizando a Harry por sus usuales
métodos expeditivos. ¿Cuántos como este tío hay
aun entre los ecoprogres?

La idea de Harry de que un buen policía es aquél que hace diana siempre también es ¿pueril? Ciertos casos no pueden resolverse a tiros. Debes emplear la inteligencia. Sin embargo, en estas cintas apela al mantra del buen pistolero. Una limitación, Harry.

Se sospecha que, tras estos policías, se promueve un vigilatismo estatalizado; superiores de los agentes les apoyan, estragados y/o furiosos al ver la condescendencia, o inutilidad, del Sistema para resolver según qué delitos. O acaso los mueven ciertos beneficios personales, o profesionales. Corrupción, pues. El problema yace después en qué bajos pueden caer los estándares, o intereses, para que un policía decida debe ejecutarte.